𝐈𝐕

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Comisaría de Bahía Aventura - 12:30 P.M.

El oficial Chase frunció el ceño al reconocer el logo y recordar la conexión con el latino. Mientras observaba la tarjeta, su mente comenzó a trabajar rápidamente, evaluando posibles conexiones y motivos. Decidió que necesitaba hablar con Zuma para obtener más información. Obviamente; si el colombiano la tenía.

─Necesito hablar con Zuma ─declaró Chase, guardando la tarjeta en su bolsillo. El policía que estaba a su lado asintió y se retiró para localizar al solicitado.

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En una esquina solitaria, se encontraban sentados en la vereda dos amigos, un peligris fumaba y el chico al lado suyo solo pateaba rocas chiquitas que se encontraban sobresaliendo del pavimento debido a los autos que pasaban. Sin duda era un momento de silencio, pero no incómodo, cuando ellos estaban juntos jamás habría uno de ellos. Pero el latino empezaba a aburrirse. Hasta que se le vino una idea a la cabeza y miró al mayor con una chispa de emoción en los ojos.

─Oye ─lo llamó. El otro lo miró de reojo─, ¿qué te parece si te invito unos bebidas y vamos a pasear por ahí? Me aburro estando aquí ─el peligris giró su cabeza así podría mirarlo mejor, sintiéndose agradecido por la propuesta.

─¿Mgh? ─gestó quitándose el cigarrilo de la boca y tirandolo a un lado─. Sí, no sé, creo que después de esto necesitamos despejarnos. ¿Algún lugar en mente?

Zuma le lanzó una mirada traviesa, la cual el peligris captó en seguida lo que iba a proponer.

─No ─dijo causando que solo reciba una o dos carcajadas del más bajo.

─¡Vamoos!, será divertido y relajante ─habló insistente moviendo de un lado a otro el brazo del de ojos zafiro.

─Ajá, sí, ¿cómo la última vez, no? ─preguntó sarcástico, volviendo a provocar que el moreno se ría.

─Hey, no es mi culpa que justo la noche anterior haya llovido y por el barro te hayas resbalado haciendo que te caigas en el arroyo ─contestó divertido, recibiendo una mirada fulminante del mestizo, cual luego se empezó a reír.

No por el recuerdo de aquel día; sino porque amaba la risa del latino y verlo feliz hacía que él también lo fuera.

─No pero, ¿quién me había obligado a ir? ─dijo calmando su risa y sonriendo en la cara del ojiverde, este no respondió ya que recordó que él mismo obligó a Rocky a aquel lugar.

Luego de un corto silencio el cual fue interrumpido por la risa victoriosa del peligris, este bufó, se levantó y le extendió la mano a Zuma.

─Si no te levantas me arrepiento ─el ruloso alzó su mirada al mayor con una emoción en su mirada. En seguida le tomó la mano a Rocky para poder levantarse y ambos fueron al supermercado.

Al llegar a tal lugar, compraron unas dos botellas con jugos y la misma cantidad de paquetes de snacks para ambos.

Juntos se dirigieron al Monte Vista Hermosa, -cual contaba con alguno que otro árbol y donde una vez tuvieron que salvar a Ryder- compartiendo alguna que otra risa y conversaciones en el camino. Al estar ahí, solo se sentaron cerca de un arroyo que estaba perdido entre los árboles; pues ese era su escondite y su escapada de la realidad desde niños. Disfrutaron del sonido relajante del agua y de la compañía mutua. Fue un momento necesario de desconexión y complicidad entre ellos.

─Gracias por sugerir esto, Zuma. Realmente lo necesitaba ─dijo Rocky, apreciando la serenidad del momento.

El menor le dió una palmada amistosa en el hombro.

𝐷𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟 𝑙𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑟𝑟𝑎𝑑𝑜  ── ¡! Paw Patrol Human ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora