perdido en la infancia

802 32 34
                                    

Antes de comenzar, debo aclarar algunas cosas:

No es un libro completo, es una historia corta (one-shot).

No seguirá el rumbo de la novela. Salvo algunos detalles para no perder la diversión al leer.

Se hará mención de: amor entre Daniel Valencia y Beatriz Pinzón. Si de alguna manera no te agrada, por favor, ahorra tus malos comentarios.

No Contiene un final agradable, tengo problemas para realizar finales felices.

Su insistencia no hacía mella en los dueños de la empresa, y aunque Beatriz y Armando se habían comprometido a no reducir al personal parecía que estaban teniendo resultados positivos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su insistencia no hacía mella en los
dueños de la empresa, y aunque Beatriz y Armando se habían comprometido a no reducir al personal parecía que estaban teniendo resultados positivos. Pero la falta de control financiero podría acabar con la estabilidad de la empresa, lo poco que quedaba, y por lo visto también los sueldos de los empleados. Enfurecido, Daniel se quedó en la oficina hasta la madrugada, revisando el papeleo que recibió de Ecomoda.

Sin embargo, al ver su reloj y notar la preocupante hora, decidió dejarlo para el día siguiente por la mañana. Aunque le costara todo, ganaría la batalla contra Beatriz Pinzón y lograría vender la empresa en un abrir y cerrar de ojos. Pero a pesar de sentir la victoria en sus manos, sabía que su oponente no era alguien fácil de derribar.

Daniel llamó a su chófer y se apresuró a recoger su abrigo y su maletín. Se sentía cansado y la fatiga lo arrastraba hacia la puerta, pero algo en su interior le decía que algo iba mal. Así que, casi corriendo, salió de la oficina, bajó las escaleras de dos en dos, y recorrió la calle en dirección al estacionamiento. Los ruidosos pasos de sus zapatos fueron apenas un sonido seco contra la acera, y el silencio que siguió solo fue interrumpido por el grito de su agresor.

—¡Rápido y me colabora! —le gritó un hombre encapuchado—. ¡Deme todo lo que traiga, y se apresura o lo mato!

Desesperadamente, Daniel buscó alguna manera de defenderse y acto seguido sintió un impacto terrible en la cabeza. Se tambaleó y tan pronto cayó al suelo, todo se volvió negro. No podía ser capaz de sentir, oír y oler nada, todos sus sentidos estaban aturdidos mientras que la absoluta oscuridad lo rodeaba.

 No podía ser capaz de sentir, oír y oler nada, todos sus sentidos estaban aturdidos mientras que la absoluta oscuridad lo rodeaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Perdido en la infancia | Daniel ValenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora