Capítulo 5. Los tiempos Oscuros

37 5 55
                                    

Luego de unos días de tranquilidad en la ciudad un nuevo crimen ocurrió, faltaban treinta minutos para que dieran las dos de la mañana y Álvaro había llegado junto con Mefistófeles a la escena del crimen, Álvaro ya se encontraba calmado tras saber algunos de los secretos de la ciudad, ahora, cuando ya no había nadie en la escena del crimen, que era otra vez una casa, el policía y el brujo se apresuraron en entrar a la casa

—debo de suponer que no has estado en una escena como esta, ¿verdad? — le cuestiono mientras los dos se apresuraban por entrar a la casa

—en realidad, es mi primera vez, me basta con el olor a muerte que a veces llego a sentir en mi casa— le confesó Mefistófeles y ambos ingresaron a la casa, la cual, estaba totalmente a oscuras, quisieron prender la luz, pero al no querer llamar más la atención de los vecinos, los cuales, atraídos por la presencia de los policías y médicos forenses, salieron de sus casas para enterarse de lo que había pasado, así que Álvaro, con la linterna de su celular, ilumino la casa

Por lo que llego a ver de la casa, Mefistófeles llego a dos teorías cuando vio algunos adornos de estilo árabe combinados con decorados occidentales modernos; era una casa con alguien apasionado del arte árabe o se trataba de una familia, de las pocas que había en Torreón, que eran de la religión del islam

—si te lo estas preguntando, si, eran islámicos, árabes, la verdad es que desconozco de donde eran— le confesó Álvaro al percatarse del interés de Mefistófeles por los decorados árabes de la casa

 —debí de haberlo adivinado al ver que estamos cerca de la Suraya— le respondió Mefistófeles y refiriéndose a la mezquita que estaba a unas calles delante de la construcción, en ese momento, el brujo empezó a oler una especie de olor, el cual, a pesar de no ser tan penetrante, si se sentía en la planta baja, por lo que parecía provenir de la planta alta —¿hueles eso?

—desde que hicieron el llamado ha estado oliendo de esa forma, eso complico más la cosa y los médicos tuvieron que usar doble mascarilla porque el olor era horrible— le dijo Álvaro mientras empezaba a iluminar las escaleras con su linterna 

Mefistófeles no lo dudo, pidió permiso de subir, algo que Álvaro se lo concedió y se ofreció en guiarlo, pero el brujo le pidió que mejor se quedara, quería estar solo en esa escena del crimen y le dijo que no se preocupara por el olor, ya estaba acostumbrado a todo tipo de olores horrendos que harían vomitar a cualquiera

—como quieras, eso sí, el crimen fue como el anterior, una familia de cuatro integrantes, con la diferencia de que uno de los integrantes no ha sido encontrado, así que no sabemos que si está vivo o muerto— le respondió Álvaro al brujo

—así que lo están considerando como un sospechoso, ¿verdad? — le dijo Mefistófeles, información que agradeció saber, aunque no lo externo hacía con Álvaro

"Por lo menos, esto no tiene nada que ver con los tiempos Oscuros". Pensó Mefistófeles mientras subía cuidadosamente las escaleras y, con ayuda del pasamanos de las escaleras, se guiaba por la oscuridad de la casa

Cada vez que subía el olor se hacía cada vez más intenso, Mefistófeles intento ser fuerte y soportar el olor, pero le fue difícil, cuando estuvo rodeado por la oscuridad de la casa y la luz de la linterna de Álvaro era ya solo una vista, el olor se hacía insoportable, era como si un perro en estado de putrefacción fuera quemado y su carne mal oliente estuviera esparcida en todo el lugar, el sonido de las moscas revoloteando en el ambiente hizo que el brujo se desesperada por su simple zumbar y con algo de dificultad empezó a caminar lentamente, tocaba con su mano la pared para guiarse a través de la oscuridad, mientras que, con la otra, se cubría su nariz para evitar que el olor siguiera entrando a sus pulmones

Los Poderes del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora