—ahora entiendo lo que siente Nando cuando le toca limpiar los baños— dijo Esteban mientras seguía limpiando el lavabo del baño de hombres, el cual, tenía rastros de vomito, seguramente de algún cliente que, por estar borracho, vomito en el lavamanos
—no sé de qué te quejas, esta ya es la última noche que limpiaras los baños— le respondió Céline, mientras veía a su hijo limpiar el baño, el cual, era el castigo que le dio por el hecho de que lo descubrieran vendiendo drogas —además, esto es mucho mejor que a que venga otro policía y este si te arreste de verdad
—primero lo mato y me trago su sangre antes de permitir que me arresten— le dijo Esteban mientras seguía limpiando con un trapo
—mejor ya termina, te falta poco, además ya está por salir el sol y tenemos que dormir— le respondió la mujer para salir del baño del antro
El lugar ya estaba más o menos limpio, las sillas estaban encima de las mesitas, algunos vampiros estaban limpiando el suelo u otros estaban guardando las bebidas alcohólicas, por último, una vampira se encontraba contando el dinero de la caja registradora
—¿me checas, por favor? — le pregunto la vampiresa, de nombre Valeria, a Céline y esta se dirigió con ella para contar el dinero y ver que todo estuviera en orden
—¿algún detalle que deba saber? — le pregunto Céline a Valeria, refiriéndose a que, si no había un cuerpo humano, el cual le fue drenada la sangre y necesitaban deshacerse de él, o simplemente el humano se encontraba vivo, pero débil por la cantidad de sangre que se le fue arrebatada, mientras que la mujer contaba y no perdía de vista los billetes
—ninguno, madre, ya todos se fueron y esta vez no hubo personas que lamentar— le respondió Valeria
—¿ya están todos arriba? — volvió a preguntar Céline y refiriéndose a que si todos sus vampiros ya estaban resguardados en el interior del antro
—vi que algunos ya terminaron sus cierres y se subieron, sin embargo, no he hecho aun el conteo— le respondió Valeria y en ese momento Céline termino de hacer el conteo
—está bien el dinero, deja yo hago el conteo y si quieres ve a descansar— le dijo Céline para después retirarse y subir por las escaleras
Céline traía puesto un vestido color azul oscuro, había sustituido sus tacones para ponerse unos tenis oscuros, poco le importo no "ir de forma atrevida", solo quería estar un poco cómoda tras esa jornada de trabajo, subió las escaleras y tras inspeccionar que las ventanas estuvieran bien cerradas y con las cortinas abajo, hizo el conteo y vio que casi todos estaban en sus cuartos, sin embargo, se notaba que faltaban dos personas y cuando se dio cuenta de eso se dio cuenta, la mujer escucho como alguien subía rápidamente las escaleras
Era Flavio, un vampiro que tenía puesta una playera roja y pantalones grises, lo que lo caracterizaba era que usaba lentes, aunque su vista era buena desde que fue transformado en vampiro y solo lo usaba para recordar los momentos que los usaba
—madre, tienes que bajar rápido— le dijo Flavio, su tono de voz no denotaba desesperación o alegría, eso molesto un poco a Céline, ya que al ver que faltaban dos de sus hijos y estando a punto de amanecer los pensamientos más sórdidos se estaban haciendo presentes
Sin decir nada, Flavio y Céline bajaron de inmediato, no se dio cuenta que todos los vampiros que estaban a punto de dormir le estaban siguiendo y cuando llegaron al enorme patio con sillas encima de las mesas, la mujer vampiro vio a Lisa y a Blanca, dos vampiras suyas, la primera era de tez morena pálida, de estatura baja y de pelo rizado negro, la otra era también de tez morena pálida, pero a diferencia de Lisa, Blanca tenía su pelo de color castaño y lacio, sin embargo, ambas no venían solas
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Los Poderes del Infierno
FantastiqueTorreón, aquella ciudad norteña del estado de Coahuila, en México, suele ser una gran ciudad con historia que para muchos le será indiferente, pero para otros les resultará interesante, sin embargo, en las soleadas y calurosas de la populosa ciudad...