how to save an injured cat (and fail) ✔

Chapter 4; This is the last time, I won't hurt you anymore.

Chapter 4;
"This is the last time, I won't hurt you anymore"
(The Last Time - Taylor Swift) 

Coriolanus se quedó recargado contra la pared de ladrillo un largo tiempo, tratando de regular su respiración una vez más. No le estaba siendo sencillo. 
Recogió un poco de valor desde alguna parte de su cuerpo y volvió a asomar su mirada por la pequeña ventana que daba al interior del cuarto. Fue la peor idea que podría haber tenido.

El asombro de lo que acababa de ver lo empujó hacía atrás como una ola inesperada. Se tambaleó unos pasos y el estómago empezó a darle vueltas sin control. Iba a vomitar en cualquier momento. 

Respiraba agitadamente y las manos le temblaban ligeramente.
Tenía que haber enloquecido, era imposible ¿No?. Tenía que serlo. 

Se quedó con la cabeza repleta de una neblina que le imposibilitaba pensar en algo más que no fuera lo que acababa de descubrir en aquel bloque de habitaciones. 
Hasta que escuchó pasos vacilantes en algún sitio y el pánico lo puso en alerta de inmediato. 

Tenía que volver a su habitación.

Trastabilló un poco, pero aunque fue con lentitud, pudo ponerse en marcha y volver a meterse en el cuarto en dónde el resto de sus compañeros descansaba plácidamente sin siquiera imaginarse lo que estaba sucediendo al otro lado del patio. 
Se metió en la cama con prisa y se quedó boca arriba con la mirada clavada en el techo de yeso sobre él. Quería dejar de pensar, quería que aquella escena dejara de repetirse una y otra vez dentro de su cabeza y poder dormir de una vez. Se supone que estaba lo suficientemente cansado como para poder dormirse sin vacilar. 

Aguardó con ansias que su cerebro se apagara, pero las horas siguieron pasando y no había ni siquiera señales de que pudiera disfrutar del descanso que necesitaba. 
Oyó las pisadas de Sejanus cuándo ya había pasado un tiempo largo desde que él estaba allí casi sin respirar. Un soldado que parecía mayor que ambos lo traía colgando a un lado con su brazo izquierdo detrás de su cuello. Sejanus no parecía capaz de mantenerse en pie.

Creía oír quejidos pequeños que salían de la boca del chico del dos, pero, no eran muy perceptibles. ¿Podía ser que estaba llorando? 

—Cállate —soltó un murmullo furioso—. Y suéltame —lo empujó contra su catre y se sacudió la ropa como si le diera asco que Sejanus lo hubiera tocado—. Cállate. 

Le dio un pequeño golpe en la bota y se marchó como si no acabara de hacer nada extraño. 
Coriolanus dejó de contener la respiración y se volvió a mirar al recién llegado que estaba desparramado sobre la cama, como si fuera una especie de muñeco de trapo.
Le observó respirar con lentitud y parpadear con pesadez, como si estuviera a punto de quedarse dormido, pero no dejaba de vacilar entre la consciencia y el sueño.

Hasta que pequeñas gotas empezaron a deslizarse por su rostro hasta caer en la fina tela que hacía de edredón sobre su cama. Coriolanus creyó notar como tragaba saliva tratando de disipar un nudo invisible dentro de su garganta. Estaba tratando de ocultar su dolor en una habitación llena de chicos dormidos. Era tan estúpido. 

No supo cuándo pasó todo, pero en un abrir y cerrar de ojos, estaba parado sobre el suelo con los pies descalzos, mirando a Sejanus que parecía no haber notado su movimiento repentino.
No quiso pensar en lo que hacía, simplemente se encogió junto al catre de su compañero y le pidió un poco de esfuerzo para poder ponerlo de pie. Sejanus pesaba como una tonelada.

No presentó resistencia, o quizá, ni siquiera tenía la fortaleza de hacerlo, pero fuera cuál fuera la razón, lo siguió hasta las duchas a un paso desesperadamente lento. 

Coriolanus abrió el agua sin pensarlo dos veces y Sejanus le soltó el hombro para dejar que su peso recayera sobre la helada pared de azulejos, y que el agua le mojara el rostro lleno de heridas. Se deslizó lentamente hasta quedar sentado con las rodillas en el pecho y simplemente se mantuvo allí, mojándose completamente con el uniforme aún puesto.