Chapter 7; I hate everything about you Why do I love you?

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Chapter 7;
"I hate everything about you, Why do I love you?"
(I Hate Everything About You - Three Days Grace)

Coriolanus se pasó el resto de la tarde devanándose los sesos tratando de encontrar una solución a su problema.
Intentó seguirle el rastro a Sejanus desde las sombras, creía que tenía que darle una demostración de que él podía volver a darle su confianza, y en la situación en la que estaban, seguro que encontraría un momento de rescatarlo de algún encuentro desafortunado.

Ya no se parecía en nada al chico que había entrado a la arena a homenajear el cuerpo sin vida de Marcus. No por las magulladuras en su piel, ni tampoco por su notoria perdida de peso (Sejanus siempre había sido un niño bien alimentado), sino, porqué sus ojos estaban oscuros. Cómo nunca.
Era espeluznante.

Tal vez nunca hubiera reparado en lo brillante que era su mirada si ese brillo no se hubiera esfumado.
Sejanus tenía grandes ojos color marrón, y a veces, con luz diferente, se aclaraban. Pero siempre parecían ojos de niño mimado, ojos de alguien que no entendía lo duro que era el mundo. Ojos de alguien que todavía tenía esperanza.
Ya no más.

Biológicamente debía ser imposible que hubieran cambiado de color, pero a la percepción lo parecía, estaban oscuros y apagados. Casi negros.
Algo así como, los ojos de alguien que se había rendido.

Sejanus no podía rendirse ahora. No tenía que.
No ahora que él estaba a punto de empezar a recuperar lo que tantos años le había sido arrebatado.
Tenia que defenderse, sacar esa actitud de testarudo que siempre había irritado a Coriolanus, y escupírles a todos en la cara la verdad de lo que sucedía.

Pero no podía.

Se lo había dicho. No podía hacerles algo así a sus padres.
Casi no lo entendía. En el capitolio hacia cada estupidez, y jamás pensaba en ellos.
¿Por qué ahora era tan diferente?

Quizá que su padre remediará los errores que él comería en nombre de la moral no era lo mismo que pagar para liberar a su hijo de una situación como esta.
Quizá había mucho más que él nunca llegaría a comprender. Y lo prefería así. Ya con lo que sabía era demasiado.

Tenía que encontrar la forma de convencerlo de irse, de que eso era seguro y de que nadie iría tras él. Y sobretodo, que sus padres estarían bien.

De hecho, podía ofrecerse a darles su protección ¿No? Él sería enviado al dos y encontraría la manera de subir nuevamente a la capital.
¡Claro! ¿Cómo no se le había ocurrido?

Bueno, seguro que era más fácil pensar sin las manos de Sejanus amenazando con estrangularlo en cualquier instante. Aunque ahora un poco más calmo, se daba cuenta de que ese terror era ridículo, Sejanus no tenía el valor de hacer algo así.

Al menos eso creía.

Se perdió tanto en su monólogo interno que cuándo volvió a la realidad, notó que Sejanus ya no estaba por ninguna parte.
¿Y ahora? ¿Se había ido? ¿Habían venido a por él?

¡Tenía una sola tarea y acababa de arruinarla!
Que idiota.

Lo buscó por todos lados sin tener éxito y de a poco, el resto del pelotón empezó a aparecer tan borracho que no le prestaron atención ni hicieron preguntas sobre su retorno en soledad.
Ahora sí que anhelaba un poco de alcohol para calmar sus nervios. Todo lo del plan, la huida y el secreto de Sejanus le estaba causando un dolor de cabeza cada vez más intenso.

Tenía que resolverlo de una vez.

Lucy le había dicho que solo necesitaban provisiones, pero él sabía que alguna vez iban a acabarse, pensaba que quizá, con la puntería de Sejanus, sería buena idea que llevarán un arma y en caso de necesitarlo, cazar algo. No era de su agrado admitirlo, pero, le daba cierta tranquilidad pensar que Lucy al menos tendrá alguien que viera por ella y no que estaría sola.

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