V. Familia

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- Estando a unos kilómetros de casa, aquí se termina mi camino. Hemos vagado por más de dos horas y sinceramente en vano. Este es mi fin, el fin de la humanidad, tu propio fin si estás viendo esto. O bueno, no tu fin aún si estás viéndolo, pero lo será pronto porque....-

- ¿Nam? ¿qué haces? - le preguntó Becky y la pelinegra rodó los ojos-

- Felicidades, Armstrong, acabas de desperdiciar una filmación – se quejó la abogada apagando la cámara y la rubia frunció el ceño-

- ¿Una filmación? -

- Ajá, una filmación. Es cuando alguien sostiene una cámara de video y graba lo que sea. Bueno, yo estaba grabando mis últimos minutos de vida-

- Por supuesto que serán tus últimos minutos de vida si no te levantas y ayudas a los demás- replicó ella entre dientes. Nam lanzó un suspiro y, con pocas ganas, se puso de pie y pasó a su lado. Becky giró, observando los movimientos frente a ella, a unos metros y se replanteó si la orden que había dado era la correcta-

Tenía un grupo de 11 personas en total a su cuidado mientras Billy y Smith, el cabo recién graduado semanas atrás, buscaban en las calles de Bangkok un transporte apto para todos.

Se habían reunido a temprana hora de la mañana, ellas habían llegado al hotel sin problema y ahora estaban en el estacionamiento del lugar, realizando lo que ella creía era mejor para continuar: buscar los elementos necesarios para reforzar los coches y cualquier otro tipo de cosa que sirviera como arma o defensa, como el martillo que Alan, un hombre que estaba con su esposa e hija, halló y aseguró que él usaría.

Había un grupo de tres amigos que eran quienes ocupaban su mayor atención. Eran adolescentes y a simple vista se les notaba su rebeldía. Por cada palabra que soltaban, una risa burlona los acompañaba y al parecer aún no comprendían la situación que atravesaban. Chris, Adam y el líder que aún no le respondía cuando ella preguntaba su nombre ni soltaba palabra con nadie más.

Becky los observó una vez más, en un rincón mientras hablaban entre ellos y luego miró a Daniel, el niño de 8 años que, según lo que Billy le había dicho, esperaba el autobús de regreso a casa cuando él vio como un infectado corría en su búsqueda. Su amigo lo rescató y ahora esperaban por encontrar a sus padres o dejarlo finalmente en casa.

Tenía a siete desconocidos cerca y a su grupo que con ella conformaban cinco más. Collins, otro de sus compañeros de Departamento se sumaba y que, a un lado, era el que más trabajaba y dos más que estaban afuera. Billy y Smith llevaban una hora y Becky solo esperaba tenerlos de regreso cuánto antes. La experiencia en armas y seguridad de ellos cuatro era necesaria para el resto del grupo que ahora eran uno solo. Un total de quince personas que se desplazarían de una ciudad a otra.

- ¿Esto puede ser útil? - le preguntó Charlotte deteniéndose frente a ella y sosteniendo un extintor de fuego-

- Por supuesto, Char. Cárgalo con las demás cosas- le dijo señalando donde Collins dejaba algunas materiales-

Mientras la mayoría ocupaba su tiempo en cumplir su orden, Becky desvió la vista a su esposa y a su hija. Mon parecía estar disfrutando lo que hacía y Freen la seguía de cerca, cuidándola y asegurándose de que todo estuviese bien.

Caminó hacia ellas, recordando el beso del día anterior que se asimilaban a los que siempre solían darse con la morena y sonrió, deteniéndose tras la pequeña y señalándole a Freen que hiciera silencio. Mientras la niña hablaba, Becky acercó sus brazos bajo los de ella y en una broma la asustó, separándola del piso y oyendo su grito de auxilio.

La sacudió en el aire y la regresó cuando Mon se lo exigió, luego de reír unos segundos.

- ¡Mamá! ¡Casi me da un ataque! - le reclamó la pequeña con sus manos en la cintura, en jarra y enojada como solía hacerlo Freen en su adolescencia-

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