VII. A mitad de camino

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- ¡Becky! - Becky estaba terminando de limpiar el rostro de su hija cuando el grito de su esposa la alertó. Tan solo cinco minutos atrás la había dejado en el interior de aquel lugar con Billy cuidándola y su voz llamándola se oía cercana. Se puso de pie lentamente y agudizó la mirada, intentando entender por qué la morena había gritado su nombre desde otro lado-

- ¿Has escuchado eso? - le preguntó Naiby acercándose y ella le entregó a Nam, antes de dar unos pasos y rodear el lugar. Al lado de la puerta por dónde ellas habían ingresado, había una pared cual valla de seguridad que se alargaba hasta terminar la vereda y al doblar, ocupando toda la manzana del lugar. A una altura de más de dos metros y que desde allí llegó el grito de su esposa.

Oyó un fuerte golpe, como una puerta cerrarse y sintió como algo dentro de ella se encendió, agilizando sus pulsaciones y obligándola a regresar.

- Quédate con Mon- fue lo único que le dijo a Naiby y atravesó la puerta de entrada. Comenzó a correr, sin importar el ruido y, tras doblar el pasillo que habían utilizado con Freen minutos atrás, se detuvo al oír pasos desde el otro lado. Enlistó su arma y avanzó con precaución, descubriendo a su compañero corriendo a la salida - ¡Billy! - lo llamó y él se detuvo. De espalda a ella, giró con rapidez y caminó hasta detenerse y observarlo. Algo de sudor ocupaba su frente y se veía agitado - ¿Y Freen? -

- Lo siento mucho, Becky- le dijo antes de abrazarla e intentar contenerla. Ella tragó saliva, bajando los brazos derrotada y sintiendo como el nudo por su garganta volvía a subir - estábamos corriendo y una horda apareció. Quise cubrirla y accidentalmente su maletín cayó- le dijo cuando se separó y con rapidez - se regresó por él y...y por mucho que intenté detenerla, ella...lo siento mucho, Becky-

- ¿Dónde está? - preguntó con dificultad y moviendo de arriba abajo su mano, preparando su escopeta para disparar-

- No tiene sentido, Becky, ella...

- ¿Dónde está? - lo cortó entre dientes-

- Aún en la oficina donde nos dejaste- giró sobre sus talones, mordiendo sus mejillas internas y preparándose para sacarla de allí. Billy sujetó su chaqueta, pero se soltó con violencia, avanzando furiosa, pero se detuvo, cuando un disparo proveniente del lado contrario se oyó - iré preparando el ómnibus-

Ni siquiera miró a su amigo, simplemente comenzó a correr siguiendo el sonido de las balas y de repente se vio atravesando un largo y claro pasillo. Había más infectados que en otra parte del lugar, apenas mutados y con sangre cayendo. Se preguntó si era la horda de la que Billy habló y se detuvo, a observarlos e intentar buscar en los cuerpos del piso algún rastro de Freen.

Un nuevo disparo y giró con rapidez, llegando a la puerta del final y pegándose a la pequeña ventana. Observó al otro lado y la cabellera negra de su esposa estaba contra el vidrio. Sin pensarlo, pretendió abrir con ambas manos en el picaporte, pero estaba seguro, a pesar de no tener una llave en la cerradura.

- ¡Freen! - la llamó, golpeando la puerta y la morena volteó a verla. Aún lucía cómo siempre. Como su esposa, como la madre de su hija y como la persona que amaba, no entendía entonces de qué le había hablado Billy-

- ¡Bec! Dios ¡son muchos! - pudo ver tras su hombro como se acercaban y volvió a forzar el picaporte. Sin embargo, no cedía y no iba perder más tiempo en eso - ¡Becky! -

- ¡Hazte a un lado! le dispararé a la cerradura-

- ¡No! Si me muevo me arrastrarás hasta ellos- Freen volvió a mirar hacia atrás y luego a ella, con el rostro atemorizado y el llanto acumulándose en sus ojos. Becky le dio una patada, frustrada y luego le hizo una seña con sus manos-

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