—¿Qué otra cosa hay que comprar?—agarró una botella de leche y la dejó caer en el carrito de supermercado.
—Una manteca, una botella de jugo de naranja y diez paquetes de fideos instantáneos—dijo Luz y volvió a guardar el papel en su bolsillo—. ¿Por qué siempre comemos esos fideos? Son asquerosos—dijo y miro uno de los paquetes—. Sin ofender.
—Lo asqueroso siempre es barato—dijo Hunter, metiendo diez paquetes en el carrito—. Mientras no consiga empleo, no creo que duremos mucho más.
—¿Acaso alguien te va a aceptar con 14 años? No importa que cumplas 15 en unas semanas, ni con esa edad te van aceptar—bufó la morena—. ¿Qué? Fuiste tú quien me dijo que tenía que ser realista.
—Algo tengo que hacer. Lucía tampoco tiene ningún empleo y los Blights tienen sus propios problemas—le recordó Hunter.
Fueron en busca de la última cosa que pedía la corta lista preparada por Lucia. Tenían que ser cuidadosos a la hora de gastar el dinero y comían los fideos instantáneos desde hace semanas, siendo lo más barato que podían pagar. Pagaron y salieron del supermercado, caminando de nuevo a su casa.
—¿Cuando veremos a mamá? La extraño mucho—preguntó Luz en medio del silencio.
Hunter pensó unos segundos antes de contestar.
—No lo sé. Lilith prometió que la sacaría en unos días...
—Hunter, lo prometió hace un mes—dijo indignada la menor—. ¿Cuánto más tenemos que esperar? Está bien, entiendo que sea muy difícil para ella, pero nosotros también existimos...
—Luz, basta, no hablemos de eso ahora, por favor—pidió Hunter y Luz se guardó sus palabras para otro momento, en el cual estaba segura que soltaría todo de una—. Volvamos a casa; tienes que terminar los deberes de Hexisde y yo debo prepararme mentalmente para disecar un sapo.
En la casa de Elizabeth Blight las cosas no habían cambiado mucho esas últimas semanas. Amelia seguía con la misma irritabilidad de siempre y caminando de un lado a otro de la sala mientras habla por teléfono. La abuela Eliza trataba de preocuparse por su nieta, pero quedaba absorta del resto del mundo cuando comenzaba a jugar el ajedrez.
Edric y Emira dejaron sus bromas por un tiempo y consiguieron un empleo, por más sorprendente que suene. Son cuidadores de más de la mitad de perros del vecindario. Y, aunque no le daban ninguna paga, Amity seguía yendo los sábados a leer libros en la biblioteca a los pequeños, y comenzó a ir más dias de la semana.
Amelia estaba por conseguir el permiso para que le permitieran volver a la Mansión Blight. Todas las cosas de sus primos estaban ahí y su casa quedaba demasiado lejos de la de su abuela y Hexisde.
Y si, habrá un juicio, dentro de cinco meses, y como le habían mencionado, ella tendrá que participar activamente.
De hecho, habrá dos juicios. Ella tendría que prepararse para el que implica estar contra su familia. Le sería difícil; con todo ese dinero, su padre podía comprar al juez, pero esperaba que las autoridades no cayeran tan bajo. El segundo juicio, aunque no habían mencionado jamás, sabe que existirá, solo que deben esperar a capturar a Belos.
Sobre Belos, ¿dónde mierda se había metido?
Después de ese día, jamás se volvió a saber de él. Parece que desapareció de la faz de la tierra.
Buscado día y noche como uno de los criminales más peligrosos, no había ningún rastro de dónde pudo haber ido. Ya había pasado todo un mes, ¿dónde se había ocultado?
—¡Ames!—tocó en la puerta de la habitación y Amelia reconoció la voz de su prima menor.
—¿Qué querés?—bufó Amelia.

ESTÁS LEYENDO
Segundo round
FanfictionSecuela de «Nuevas mamás» Después del incendio, varias personas murieron y otras tantas fueron encarceladas, pero Belos, junto a un pequeño grupo, logro escapar y escondido en alguna parte prepara su venganza. No fue una victoria para ningún bando...