IX

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Este es el no tan feito: para aclarar, la primera parte es igual hasta que la acción de un personaje secundario cambia el desenlace.

Las horas pasaban y Luz y Amity seguían sin noticias. Vee y Willow estaban igual. Ninguna tenía idea que estaba pasando con Hunter en ese momento.

Luz sentía que su vida se arruinaba cada vez más y más: su madre Raine estaba muerta, su tía estaba en el apartamento donde enteraron los amigos de Belos sin forma de defenderse, su madre se encontraba en el mismo lugar, escondida y Hunter... ya no sabía que esperar de Hunter.

Para ese entonces, toda su familia perfectamente podría estar muerta, hasta Lucía.

Mientras, Amity caminaba de un lado a otro del pasillo mientras se tronaba los dedos.

—Me gustaría saber que están pasando—murmuró Luz.

—A mi igual—dijo Amity—. Pero no podemos meternos en eso: este lugar está lleno de policías y no nos dejarán salir—susurró y se sentó al lado de la morena—. No sé dónde deje mi celular, para llamar a Emira.

—Toma el mío.

Amity hizo la llamada a su hermana, quién le contesto agradecida de que estuviera bien. Minutos después, Edric se sumo a la conversación y a la menor le pareció escucharlo sollozar.

—¿Ustedes están bien? ¿Nada raro ahí?

—Nada de nada—contestó Emira—. Está más tranquilo de lo normal; que extraño que la abuela no se esté quejando porque todavía no le preparamos el desayuno o algo así.

—El desayuno puede esperar—dijo Edric—. ¿Entonces está todo bien allá, Amity?

—Sí, estamos con la policía, así que no creo que nos vaya a pasar nada malo.

—Iremos en un rato a verte—afirmó su hermana mayor—, si logramos conseguir un bus.

—Nos vemos.

—¡Cuídate Manoplas!

Sus hermanos colgaron la llamada y la Blight le entregó el teléfono a la morena. Esta guardo el teléfono en su bolsillo y se acurrucó en su pecho, utilizándolo como si fuera una almohada.

—Pronto sabremos cómo está—musitó Amity, preocupada por su amiga, mientras le acariciaba el pelo—. Y tengo el presentimiento de que todo saldrá bien.

Hunter se despertó aturdido. El dolor de cabeza era infernal y al principio no podía sentir el resto de su cuerpo. Recordaba vagamente lo que había sucedido antes de que terminara cediendo al efecto de la droga sobre él.

No podía sentir su rostro, no podía mover los labios para simplemente hablar.

Miro a su alrededor: el sol entraba por una diminuta ventana en la pared y lo alumbraba. Movió con dolor sus dedos y sintió la textura de un colchón. Además de la ventana y el colchón, la habitación parecía vacía. No habían muebles ni personas.

Trato de levantarse de la cama una y otra vez sin lograr nada ¿A dónde pensaba escapar? ¿Pensaba correr en el patético estado en el que se encontraba, llegar hasta la salida y toparse cara a cara con Belos?

¿Por qué seguía vivo, en primer lugar?

¿Por qué Belos no lo había matado?

Podía hacerlo, no había dudas ¿pero por qué no lo hizo?

¿Quería hacerlo sufrir antes de hacerlo?

¿Lo dejaría vivo para siempre, viviendo a base de dolor, maltrato y soledad?

Segundo roundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora