7: Historia

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Thomas, Elizabeth, Mark y Gordo se pusieron a charlar, hasta que Robbie corrió hacia ellos.

—¡Mark, Gordo! —los llamó, deteniéndose justo cuando estaba por chocar al brujo.

—¿Sí, Robbie? —le preguntaron ellos, agachándose.

Thomas, al ver la conexión de ambos, no pudo evitar reírse. Elizabeth negó con la cabeza y se lo llevó. El Alfa seguía riéndose cuando llegaron al patio.

—¿Qué te pasa, papá? —le preguntó Joe al verlo tentado.

—El idiota de tu padre se está riendo de Mark y Gordo —respondió Elizabeth.

—¿Por qué? —le preguntó sonriente Kelly—. ¿Y Robbie?

—Yo que tú no iría a buscarlo —le dijo Thomas cuando consiguió calmarse—. Mark y Gordo están celosos, y prácticamente me amenazaron para que te separe de él.

Kelly dejó caer sus hombros. Carter se acercó y lo abrazó por detrás, restregando su cabeza contra su cuello.

—¿Qué pasa entre Mark y Gordo, papá? —le preguntó Carter.

—Larga historia —sonrió Thomas.

—El otro día Mark fue al taller a hablar con Gordo —comentó Ox.

—Con razón encontraron a Robbie cerca del taller —dijo Thomas—. Interrogué a Mark pero no pude averiguar nada. ¿Qué pasó? —le preguntó, mientras empezaba a caminar hacia el bosque y hacía que Ox lo siguiera. Éste lo siguió con timidez.

—¡Nosotros también queremos saber! —dijeron los hermanos Bennett, acercándose a su padre y a Ox.

Elizabeth se fue adentro a preparar la comida, mientras Thomas les daba permiso a sus hijos para que los sigan. Ox dejó que Joe se subiera a su espalda.

—Cuéntanos qué pasó y de qué hablaron Gordo y Mark —le pidió Thomas a Ox.

—Primero... ¿Puedo hacerles una pregunta? —susurró Ox, y Thomas asintió—. ¿Desde cuándo conocen a Gordo?

—Éramos amigos desde niños, Gordo, Mark y yo —respondió Thomas—. Nuestros padres se llevaban muy bien.

—Bueno. Estaba con los chicos en el taller y vi que entró Mark. Fui a preguntarle si necesitaba algo y me dijo que quería hablar urgente con Gordo. Lo llevé a la oficina de Gordo y... Gordo prácticamente me retó porque lo dejé entrar —comenzó a contar Ox.

—Conociendo lo que pasó entre ambos, no me sorprende —se rió Thomas.

—Mark le pidió por favor. No sé por qué. Y en ese momento se acercaron los chicos y Rico dijo que Mark siempre seguía a Gordo cuando eran chicos.

—Oh, sí —afirmó Thomas entre risas—. Siempre lo hacía y Gordo siempre se quejaba. En el fondo le gustaba que lo haga y eso no lo puede negar.

—Después le voy a preguntar sobre eso —comentó Ox.

—Creo que no te contará, pero inténtalo —le dijo Thomas—. Sigue contando.

—Yo le pregunté a Mark que por qué nunca me contó que conocía a Gordo y él nos preguntó qué cuándo nos conocimos nosotros. Mark le dijo que no importaba y Gordo se enfureció: no sé cómo hace para que sus tatuajes brillen, pero ocurrió eso. Le dijo que me deje fuera de todo esto, que no sé qué será y Mark le dijo que soy especial.

—Lo eres —asintió Thomas.

—Gordo le dijo que igual me iban a dejar atrás, no sé por qué lo dijo...

—En un tiempo quizás te lo cuente —le dijo Thomas, y se rió cuando sus hijos le pidieron que también les cuente a ellos. Si bien Carter y Kelly ya habían nacido para ese momento, ninguno lo recordaba.

—Y Mark... dijo que tú dijiste que yo soy especial —dijo Ox mirando a Thomas.

—Sí —asintió éste—. Lo eres, Ox, y en un tiempo lo descubrirás.

—Gordo le dijo a Mark que deje de seguirlo, y Mark le dijo que no lo hará y que Gordo quería que él volviera —siguió el humano—. Le pregunté a Mark si todas las personas olíamos a algo...

—¡Sí! —chilló Joe—. Tú hueles a bastones de caramelo y piña, y épico y asombroso.

Ox le sonrió.

—Me dijo que sí y le pregunté a qué olía Gordo —contó.

—No me hagas recordar el maldito "tierra y hojas y lluvia", porque cada vez que llovía y literalmente había ese olor, Mark no dejaba de mencionar a Gordo —bufó Thomas—, y me cansó.

—Y la ultima vez fue anteayer —añadió Ox, riéndose—. Mark y Robbie llegaron al taller y Mark le dio a Robbie una canasta y me dijo que lo lleve a la oficina de Gordo, porque sabía que si iba él lo echaría a patadas.

—¿Lo llevaste? —le preguntó Kelly.

—Sí —asintió Ox—. Robbie se sentó sobre Gordo y le dio la canasta...

—Las mini magdalenas, ¿no? —le preguntó Kelly.

—Sí —volvió a responder Ox—. ¿Cómo lo sabes?

—Robbie me contó —respondió Kelly.

—Mark y Gordo no quieren verte cerca de él —le comentó Thomas a su hijo—, pero no les hagas caso. Están celosos y pienso divertirme con eso.

—Gordo nos dijo que nos vayamos y nos pusimos a charlar con Mark. Un rato después Gordo se acercó de la nada y le dijo algo de que era un idiota por seguir cortejándolo por medio de Robbie. Rico estaba por agarrar una caja que había dejado Mark allí, pero Gordo se la arrancó y se la devolvió a Mark, y le dijo que lo rechazó una vez, y creer que no lo hará por Robbie habla de que era un idiota o algo así. Gordo le dijo que Robbie se quedaría con él y que no vendría a comer.

—Pero lo hizo —dijo Thomas—. Gordo simplemente no puede negarse a algo que le pida Mark, por más que ambos sean unos idiotas. Y Mark tampoco puede negarse, mucho menos cuando éramos niños —se rió—. Pero ojo, según ellos todo esto que están haciendo es por Robbie, algo que no se creen ni ellos.

Un rato después, volvieron a la casa, viendo que Elizabeth ya estaba terminando de preparar la comida.

Robbie corrió hacia Kelly al verlo.

Mark y Gordo gruñeron al ver eso y fulminaron con la mirada a Thomas.

Thomas se rió al notar sus celos.

Volver (Green Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora