Nicola levantó su cabeza, pensó que no lo volvería a ver nunca más, pero allí estaba, con su perfecto corte y sus ojos penetrantes. Era extraño como hace meses se volvía nada con solo tenerlo frente a ella, ahora no quedaba ni el rastro, al menos no de aquel amor que sintió quemarle hasta el lugar más recóndito del alma. Realmente estuvo cegada por lo deslumbrante que era, por sus falsas promesas, pudo haber sido menos difícil, pero entendió de la peor forma que ella debía ser su propio primer lugar. El amor realmente es como una semilla, esa que puede ser sembrada o simplemente cae al azar en la tierra, la semilla que se sembró se cuida, se cultiva, lleva la cantidad de agua y sol necesaria y cuando al fin está arraigada y frondosa comienza a dar frutos. En cambio, esa pequeña semilla que cae al azar, sin ser planeada ni esperada, crece con demasiada dificultad, el sol y la falta de agua la hacen reducirse y paulatinamente su tallo se seca y muere. El amor se concibe de la misma forma, y es verídico el hecho de que dos personas involucradas sentimentalmente son tanto la planta, como el cuidador del otro. Nicola no sentía odio, ni tampoco lastima, tenía calma pues entendió que guardar sentimientos por alguien que solo le dañó la harían retroceder, buscó la forma de sanar sin dejar amargura en sí misma, y prometió jamás volver a ser testigo de su propia sumisión y pérdida de amor propio. Cuando lo tuvo de pie a su lado no habló, tomó las llaves y entró dejándolo fuera, caminó hasta la puerta de entrada y lo vio interponerse en su campo de visión, no quería volver a esto.
-Nicola, vine a arreglar las cosas -Pringles comenzó a tirar de su correa y terminó zafándose de ella, lo vio correr y suspiró deseando que no escapara a la calle. Su mirada volvió a Andrew-
-Creo que ya dije todo lo que iba a decir las últimas veces que nos vimos -Él intentó tomarle la mano y Nicola se apartó- Andrew es suficiente de esto, por favor vete.
-¿Entonces no lo olvidarás? ¿Realmente se acabó? -Ella lo miró obstinada-
-Solo déjame seguir con mi vida y tú ve a hacer la tuya -Caminó a su lado con la intención de buscar a Pringles y él la haló hacia él tomando su antebrazo, su otra mano la acercó apretando su cintura y se estampó contra su boca. Luke vio la escena y creyó que había algo entre ellos, por cosas del destino asomó su cabeza en el justo momento en el que aquel largurucho la besó, Nicola parecía no estar en contra y al comprender que estaban compartiendo lo que según él era un consensuado beso, decidió desaparecer del lugar. Justo cuando había dado tres pasos en dirección a su auto, escuchó lo que para él fue un sonido milagroso-
-¡Sueltame¡ -Sus zapatos tal vez perdieron parte de la suela al frenar en seco sobre el asfalto -¡Te dije que me sueltes! -Dio un giro al escucharla de nuevo y empujó aquella puerta mirando lo que hace segundos creyó le había roto en pedazos- ¿Qué más debo decir para que pares? No quiero que vuelvas a mi casa y si tengo que poner una orden de restricción lo haré -La pequeña Nicola estaba a casi un metro de ese idiota y cuando intentó acercar su mano a ella Luke se interpuso apretando el brazo del hombre-
-No la toques -Andrew era quizás algunos centímetros más alto que él, pero si debía golpearlo lo haría, el hombre se quedó callado escrutante, escarbando en su mente en busca de quien era Luke, sus cejas dieron un pequeño salto, y ladeo su cara mirando a Nicola quien seguía tras Luke-
-Entonces, por él decidiste que lo nuestro debía acabar- Nicola soltó aire frustrada y se paró delante de Luke-
-No acabe esto por alguien más, lo acabe por mí misma -levantó sus brazos exasperada, su tono de voz se transformó dejando atrás la voz dulce, se oía amargada y distante- Te cansaste de hacerme ver que soy nada ante ti y ya es suficiente, ya no necesito más de ti en mi vida -Luke le tomó el brazo intentando calmarla, pero siquiera se inmutó- Ya no siento nada, Andrew. Arrasaste con todo, tú mismo hiciste que mi amor por ti se fuera al Carajo y quiero que lo entiendas porque no quiero volver a ver tu rostro. Ya no siento nada por ti y así vengas a mi puerta cada mañana mi respuesta seguirá siendo la misma. Si sigues buscándome llamaré a la policía -Caminó entrando a la casa, y cerró la puerta tras ella, ni recordó que Luke estaba allí. Ambos se quedaron mirando sin decir nada. Aquel chico estaba entre el Shock y la tristeza, sus ojos tenían lágrimas y contraía sus labios para retener el llanto, se retiró con pasos bruscos del lugar. Él la quería, de alguna extraña forma amaba a Nicola, pero ¿Por qué hizo lo que hizo? Dedujo que se trataba del mismo hombre por el que Nicola había estado triste. Allí parado mirando como la puerta de madera de la entrada se mecía rechinante, llegó a la inesperada conclusión de que ese hombre acababa de perder ante él lo que tuvo sin saber apreciar y ahora perdió sabiendo que amaba, sus hombros caídos y ojos tormentosos eran sin lugar a dudas el cuadro perfecto de un corazón roto, no se alegraba por él, pero se lo merecía, Nicola sufrió por su culpa y podía apostar su vida a que ella dio lo mejor de sí y lo quiso de manera inmedible hasta que él mismo se encargó de desaparecer todo rastro.
El miro la puerta de la casa cerrada, ella estaba demasiado enojada como para recordar que él estaba allí, escuchó una pequeña campanita y buscó de donde provenía el ruido, el pequeño Pringles corría tras una lagartija.
-¿Pringles? -La vio aparecer por la parte trasera, lo miró y sonrió, levantando al cachorro en brazos-
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Thompson
RomanceNo puede ser coincidencia, no es algo que pueda olvidar, no podría sacarlo de mi mente. Te apoderaste de cada uno de mis pensamientos, ahora respiro tu aroma, te miro y me sumerjo en el azul de tus ojos, quiero perderme en la suavidad de tu piel. Si...