Capítulo 7: Sangre en mis manos

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Desde que había llegado a ese nuevo mundo, a Subaru Natsuki no le habían ocurrido más que desgracias, fue secuestrado por una organización de asesinos, fue torturado por un demonio con forma de mujer, a su cabeza le había puesto un precio, fue asesinado. veces de formas horribles eh injustas, su única habilidad destacable parecía mas una maldición que una bendición, se veía incapaz de revelar los secretos de su poder y todo iba cuesta abajo en su vida, algo que le había estado ocurriendo desde antes de llegar a ese mundo, sentí que ya nada tenía sentido, y aún así, todavía encontré una pequeña chispa de esperanza en el mar de desesperación en el que se encontraba flotando, una sirvienta con una sonrisa angelical y su bondad para ayudar a levantarse, ella le había enseñado que no todo estaba perdido, le dio medios para vivir, le dio esperanza, ahora todo lo que tenia que hacer era aferrarse a ella y no dejarla ir, pero ahora una revelación que su mente era incapaz de comprender lo estaba sacudiendo de nuevo, ' 'orgullo'' un pecado capital, algo que el nunca pensó que podría ir con el, después de todo, ¿de que podría estar orgulloso alguien como el? el orgullo se le atribuye a aquellos que pueden respaldarlo, los ingobernables, los poderosos, las personas libres, el era un esclavo, un debilucho incapaz de poder subsistir sin la ayuda de alguien mas, el era la viva imagen de la humildad, pero no de una positiva, mas bien una repugnante en todos los sentidos, ¿entonces de que hablaban estos encapuchados frente a el?.

''Tantos años, su desfile fue un misterio para nosotros, desde el arzobispo Stride Vollachia hace casi 40 años, no habíamos tenido a ningún representante del orgullo dentro del culto''

Subaru parpadeo varias veces, visiblemente confundido, para el, nada de lo que hablaban los cultistas tenia una pisca de sentido.

''d-disculpe e-em, no se de que esta hablando''

Aun aturdido por toda la situación y siendo incapaz de comprender nada, había preguntado esperando entender más de este bizarro encuentro.

''El amor de la exaltada bruja, te cubre por completo, irradia de ti de una forma tan intensa solo comparable al de los arzobispos, le estuvimos vigilando desde hace un rato debido a que Capella-sama lo había traído aquí con tanta insistencia, al principio no lo creíamos pero ahora todo esta claro, hace unos momentos usted hizo uso de una autoridad, no hay dudas, usted es el arzobispo faltante, el último elegido de la bruja''

Subaru todavía tratando de procesar toda la información, se veía preocupada a la sirvienta en sus brazos, quería averiguar todo sobre esa locura de ser un arzobispo, pero no podía dejar de lado a la que para el, era su prioridad principal.

'' ¿Que le hicieron a Rista? si soy un arzobispo como dices, entonces respóndeme''

El cultista frente a en respuesta realizó una ligera reverencia y respondió con voz cordial.

''La sirvienta se encuentra bien, sugerimos tener una charla en privado con usted y la sirvienta podría ser una molestia en la misma, así que la dejamos inconsciente, esperamos que no fuera un inconveniente Subaru-sama'' 

Subaru repentinamente había perdido todo el temor que lo abrumaba hasta hace unos instantes, y fue remplazado con una ira embravecida ¿como se atrevieron a tocarla? ¿Como si quisiera fuera dignos de considerarla una molestia? todos sus sentimientos se vieron reflejados en su rostro y posteriormente en sus palabras.

''¡Nunca la vuelvas a tocar!, ¡y menos con tus sucias manos!''

La ira inundaba al chico, y empezó a desbordarse de el, para las injusticias que había estado recibiendo en ese lugar sobrepasaron el límite, cuando se atrevieron a meterse con su salvadora, estos mismos sentimientos parecieron haberle llegado al cultista frente a el, el cual. . . . . . . . en tono de disculpa se hecho al piso, en una pose de absoluta sumisión y rogo por perdón al iracundo muchacho, este no respondió al principio, lo cual parecía dar la idea de que el nombrado arzobispo del orgullo deseaba una retribución, todos los cultistas presentes , sacaron de sus moradas túnicas lo parecía quen dagas de gran tamaño, y cada uno procedió a descubrir partes de su cuerpo, y sin vacilación alguna comenzó a autolesionarse con sus propias dagas, mientras la sangre corría ante la estupefacta mirada de Subaru, sus carnes. . . . . . . . se desgarraba, dejando futuras y desagradables, cicatrices todo con la intención de recordarles los pecados que habían cometido, mientras de desgarraban a si mismos los cultistas rogaban perdón ante su señor.

iniciando mi vida desde cero como un asesino a sueldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora