Fate:Cuento de dos reyes

Capítulo 32 : Tendencia a la escalada (4)

Si tengo que ser honesto, este viaje resultó ser solo la mitad de terrible que imaginaba.

No estaba seguro de si era porque era fácil burlarse de Morgan debido a sus circunstancias actuales o no. Para evitar que alguien hiciera una escena sobre el hecho de que ella efectivamente estaba deambulando a pesar del castigo que debía enfrentar, se decidió darle un nombre mayoritariamente diferente y… la enojaba inmensamente cada vez que mencionaba el tema o me dirigía a ella. como eso.

"Morgause, por favor, no hay razón para mirar la tierra" o "Querida Morgause, ¿por qué pateas así? Es bastante impropio para una dama de tu estatura".

Eso es lo que me encontraba diciendo la mayor parte del tiempo mientras avanzábamos sin problemas a lo largo del viaje. Los ojos azules se entrecerraron en una mirada feroz, los labios se movieron y se hincharon en clara incomodidad. No necesito explicar cómo conseguí que una de las "brujas malvadas" más grandes de la historia británica hiciera pucheros hasta este punto por pura burla de nombres. Me di cuenta de que ella planeó venganza desde el mismo momento en que la presioné para que adoptara el mismo nombre que usó y explotó durante un tiempo para ocultar su identidad a su hermana. Ahora, era un recordatorio superficial de cómo las cosas habían cambiado, no necesariamente para mejor para ella, y cómo ese pasado era fácilmente el filo del cuchillo apuntando constantemente a su garganta. Todo parecía desagradable, pero en su mayor parte era merecido. El único alivio de ese tipo de 'tortura' de la que estaba dispuesta a quejarse de vez en cuando fue cuando Scathach decidió reanudar las sesiones de entrenamiento conmigo a mitad del viaje.

De hecho, esto último fue algo que me tomó completamente desprevenido… ya que todo estaba atado cuando me reuní con el padre de Guinevere. El Rey Leodegrance era todo lo que el moreno había dicho que era. Grande, jovial, pero sobre todo directo, honesto y, lo peor de todo, un hombre que no estaba dispuesto a hablar bien de su yerno debido al trato que le dio a Ginebra. Por supuesto, la primera reunión fue de bromas. El monarca mayor estaba feliz de finalmente conocer "al tipo del que Ginebra hablaba tan bien". Todo iba muy bien ya que conecté bastante con la noción de familia del tipo corpulento y cómo estaba genuinamente involucrado en el bienestar y el futuro de su hija. Todo estaba bien y normal, incluso comenzamos a charlar sobre Mordred, y cómo el niño definitivamente iba a ser un guerrero desde una primera mirada, lo que le robó una risa al tipo grande mientras imaginaba cómo habrían sido las cosas si Ginebra hubiera tomado eso. otro camino en la vida.

Todo estaba bien... hasta que Ria surgió como tema y las cosas vieron un cambio repentino de temperatura para ambos lados.

"¿Cómo puedes defenderlo por no darle ni lo mínimo a mi hija? No es apto para ser su marido".

"Esa no es una decisión que ya sea tuya. Estoy de acuerdo en que Arturo puede estar ausente a veces, pero no se hace por despecho hacia su Reina-"

"¡En lo que a mí respecta, él no tiene derecho a llamarla su reina!" Leondegrance ladró ferozmente, golpeando con el puño la mesa que compartíamos. "Ese 'hombre' está lejos de lo que ella merece. Y me horroriza que todavía estés a su lado-"

"Me gustaría recordarles que yo personalmente lo reprendí tan pronto como me enteré de esta circunstancia y cómo Lady Guinevere rápidamente apreció y señaló que esto era lo que se había estado perdiendo".

"Mi hija-"

"Sigue siendo una reina, rey Leondegrance", intervino otra voz, lo que nos hizo girarnos y mirar a cierta ex reina. "Que, en opinión del mundo, todavía es capaz de tomar decisiones y reflexionar sobre el divorcio por sí misma, sin la presión de un padre que inconscientemente sobrepasa sus límites".

La suave entrada de Scathach no fue del agrado del hombre barbudo, pero Leondegrance no respondió en el acto, sorprendido y asombrado por este acontecimiento.