Fate:Cuento de dos reyes

Capítulo 41 : Reyes cruzados (4)

Cuando finalmente llegué al destino para la cita que debía tener con Ria, tuve una pequeña sorpresa.

Digamos que Merlín pudo haberle contagiado algo de su comportamiento descarado a la rubia hasta cierto punto, y que fue esta parte principal la que impulsó a la chica a preparar la sorpresa más ambiciosa que uno pudiera dejar caer en mi regazo. Cuando mi ejército llegó a su destino, descubrí que Ria había llegado un día antes y me había esperado pacientemente. Pensé que habría tardado más debido a lo lejos que estaba su capital de nuestro punto de encuentro, pero me dijeron que su movilización había sido más rápida que la mía, dándole la oportunidad de partir hacia la ciudad portuaria antes que yo. Mientras intentaba obtener información sobre sus rumoreadas posibilidades, descubrí que nadie en su ejército podía decirme mucho más allá de que el rey quería hablar solo conmigo. Estaba confundido porque ella habría hecho un mejor movimiento simplemente conociéndose personalmente, en público. Aún así, no hay nada inusual en comprobar cómo le estaba yendo con todos esos rumores sobre un posible crecimiento acelerado.

Estaba bastante seguro de que Excalibur estaba destinada a detener su crecimiento o algo así, o tal vez era Avalon; no estaba completamente seguro de ello. Aun así, hizo algo para poder crecer un poco más por el bien de… ¿altura? No estaba seguro de lo que iba a encontrar en su tienda, pero definitivamente me tomó por sorpresa cuando finalmente entré a la tienda y le di un rápido vistazo a lo que había cambiado con Ria. Y descubrí que era más que solo altura. Mucho más que eso. No era exactamente consciente del alcance total de su crecimiento, así que me quedé perplejo cuando me di cuenta de lo alta y "mayor" que era su figura.

Eso no quiere decir que me quedé en silencio, pero tenía buenas razones por las que mi boca de repente se quedó baja cuando la vi. Su armadura era un poco más voluminosa, pero no con el propósito de protegerla mejor. Más bien para hacer que sus nuevas curvas encajen mejor dentro de su cuerpo "masculino". Si no hubiera sido consciente de su verdadero género, me habría confundido por el marco de la armadura en sí, pero como sabía la verdad, tenía sentido. En un grado. Y me di cuenta de que esperaba que yo hiciera una reseña por la expresión que persistía en su rostro. Parecía feliz de verme, pero también ansiosa por escuchar lo que tenía que decir sobre su nueva apariencia.

Éramos solo nosotros dos en esa tienda, no había guardias alrededor, así que… simplemente caminé hacia ella. Sus mejillas se enrojecieron ante la repentina cercanía, y seguro que se sentía algo más lindo ahora que estaba cerca de mi altura. Le di un beso en la mejilla, bastante cerca de sus labios. Un escalofrío atronador la sacudió un poco, su postura de cautelosa era rígidamente tensa. Y le ofrecí una sonrisa.

"Hola Ria."

Sus labios se curvaron en una linda sonrisa, un saludo incómodo salió de sus labios como si tropezara consigo misma debido al intenso cariño y malestar que sentía por este encuentro. "J-Joseph. Yo... te extrañé."

A diferencia de antes, ella realmente se sintió cómoda cuando lentamente la abracé. "También te extrañé, querida."

Otro escalofrío y, sin embargo, me di cuenta de que este la suavizó un poco más durante mi interacción.

"¿Cómo están Mya y… el pequeño Gabriel?"

"Ella se está recuperando muy bien", tarareé con un tono feliz. "Y el pequeño Gabriel ya es una amenaza que iguala el pequeño reinado de terror de Mordred".

Asintí ante esa respuesta, pero vi una luz inusual brillando en sus ojos mientras se alejaba lentamente del abrazo. En silencio, se alejó de mi proximidad para comprobar algo en un cofre cercano y continuó recuperando lo que parecía ser una espada. Fruncí el ceño durante toda esta interacción y permití que una mirada inquisitiva regresara a ella cuando regresó con la espada y me la ofreció.