Capitulo #8

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 Darwel

-¿¡Dyland!?- pregunté sorprendido.

-Hola, hermanote- sonrió maliciosamente.

-¡Sueltame!- exlamé enfurecido.

El con su sonrisa maliciosa me soltó y retrocedio.

-¿¡Que haces aqui!?- pregunté molesto.

-Eso, hermano, es lo que te pregunto yo ¿Por que te quedas? O mejor dicho ¿Quien te detiene?- seguía con su sonrisa maliciosa.

-Eso no te incumbe- respondí molesto mientras caminaba hacia la puerta para salir y buscar a Arabella.

-Ufff, la chica está muy buena y su sangre huele exquisita ¿cómo se llama? O si, Arabella-

   Al escuchar eso paré en seco, me volteé y lo miré furioso, sin pensarlo dos veces me lancé a el como un león. Lo empujé hacia los espejos fuertemente, todos los espejos se rompieron y los vidrios cayeron al suelo. El me miró asustado pero luego empezó a reírse a carcajadas. Me da una fuerte patada cayendo dentro de los baños, tirando puerta con todo y sacando de lugar el inodoro. El se acerca y me sujeta fuertemente por el cuello.

-Dejame recordarte algo, puede que seas mayor que yo pero yo no me alimento de los asquerosos animales, yo me alimento de humanos, por lo que me hace mil veces más fuerte que tu- habló furioso. -Solo vine a advertirte una cosa-

-Que-

- Vigila a la chica muy de cerca, puede que cuando menos te lo esperes la pierdes-

-¿A que viene eso?-

-Solo te digo eso-

  Se miró en el espejo roto, sonrió, me tiró una guiñada y salió por la puerta silbando. Me levanté lastimosamente, limpié mi ropa y salí por la puerta dejando el baño todo roto. Necesitaba pensar en algo para que Dyland no le hiciera daño a Arabella. Mi teléfono vibró, era un mensaje y era de Arabella. ¡Oh Dios! ¿Y si estaba en peligro?

"Perdón por irme sin avisarte, pero es que no te encontré y Rubíla me llamo, dijo que era una emergencia, perdóname y TE QUIERO"

Sonreí al ver la palabra "TE QUIERO" tengo que decirlo, estaba loco por Arabella, estaba enamorado.

    Fui al estacionamiento por mi auto y me fui directo a mi apartamento, Tina debía de estar aburridisima, le prohibí salir ya que el sol la puede hacer carbón. ¿Cómo yo salgo al sol? Verán, tengo una amiga bruja, ella creó un hechizo que me permite caminar a la luz del sol. Mis hermanos descubrieron tan semejante sorpresa he hicieron los mismo. Los únicos que tienen esta utilidad somos nosotros; los príncipes de Miracus ( el mundo de los vampiros) Entré a mi apartamento y hablé con Tina por un buen rato, nos contábamos las experiencias que habíamos tenido estos años sin vernos. Cuando me di cuenta las horas habían pasado rápidamente y ya eran las 7:00 de la noche, decidí llamar a Arabella.

-Hola- contestó el teléfono.

-Hola ¿Todo bien?- pregunté preocupado.

-Enrealidad no, Rubíla está muy mal y me siento terrible por ella- respondió tristemente.

-Tranquila, se recuperará, de eso estoy seguro-

-¿Tu crees?-

-Estoy seguro-

-Almenos tu me motivas-

-Para eso existo-

-Gracias, de veras-

-Denada princesa-

-Bueno... debo irme, buenas noches, te quiero-

-Yo también, dulces sueños-

 Rubíla

  Eran las 7:00 de la noche y estaba en mi cama reflexionando sobre todo lo que ha pasado estos últimos días.

"Dos híbridas una hada-bruja y la otra vampira-bruja, el príncipe y la princesa de los licántropos, la princesa perdida, los dos príncipes de lo vampiros y el príncipe de las hadas."

  Necesitaba decifrar este rompecabezas. La híbrida hada-bruja era yo, el príncipe de las hadas era Elving, los dos príncipes de los vampiros, Darwel era uno, ¿Pero quien podría ser el otro? ¿La híbrida, vampira-bruja? ¿Príncipe y princesa de los licántropos?"

  Solo recuerdo un tonto que estaba obsesionado con licántropos y ese era Donovan. Espera un momento... Donovan no podía ser el príncipe de los licántropos. ¿Pero y si lo es? Debe de ser el, pero el no es un licántropo. Esto es muy difícil...

   Necesitaba ir al apartamento de Darwel, el podría ser el único en ayudarme con todo esto. Me vestí, agarré las llaves y fui por mi auto. Lo encendí y fui a su casa. No se en donde vivía pero algo en mi, me demostraba el camino. Llegué a un edificio bastante lujoso y entré al ascensor, presioné el botón que me llevaba al piso 5 ¿Por qué diablos lo apreté? ¡Me estoy volviendo loca! Las puertas del ascensor se abrieron y había un largo pasillo con muchas puertas. Llegué a la habitación 123 y toqué la puerta. ¡Esto era imposible! ¡Darwel si vivía aquí! ¿Cómo diablos yo sabía que el vivía aquí?

-¿Rubíla?- preguntó Darwel algo confuso.

-Necesito hablar contigo- respondí seriamente.

-Claro, pasa-

Cuando entré al apartamento, todo era sumamente lujoso y ordenado.

-Siéntate- señaló Darwel un hermoso sofá de cuero.

Tomé asiento y empezé a hablar.

-Se lo que eres- fui directo al grano.

-¿Disculpa? ¿Estas bien?- preguntó sorprendido.

- Para que entiendas mejor, soy la princesa actual de las hadas, soy una híbrida hada-bruja-

La expresión de Darwel fue muy asombrada.

-¿Eres una híbrida? Y yo que pensaba que era la única híbrida, soy Tina una híbrida vampira-bruja- habló una chica rubia de ojos oscuros, con un cuerpo de modelo, y venía del baño.

-¿Híbrida vampira-bruja?- pregunté asombrada.

¡Tina era la híbrida vampira-bruja de la leyenda!

-Con razón tu nombre se me hacia conocido- respondió Darwel.

-¿Tu eres la híbrida vampira-bruja de la leyenda?- pregunté sorprendida.

Ellos se miraron sorprendidos y confusos.

-¿Sabes de la leyenda?- preguntó Darwel sorprendido.

-Si, por eso estoy aquí- respondí.

-Habla-

-Mi padre, Erick, habló conmigo en sueños, el me contó sobre la leyenda, dos híbridas, los dos príncipes de los vampiros, el príncipe y la princesa de los licántropos, el príncipe de las hadas y la princesa perdida de las especies sobrenaturales. Por lo que me doy cuenta tu eres uno de los príncipes, Tina y yo somos las híbridas y el príncipe de las hadas e mi mejor amigo, Elving- respondí.

-¿¡Erick era tu padre!?- preguntó Darwel con una expresión muy triste.

-Si y tu padre lo mató- escupí esas palabras.

 Darwel me miró un poco triste pero luego mantuvo su compostura.

-Entonces, si Darwel es uno de los príncipes el otro puede ser...- habló Tina pero fue interrumpida por Darwel.

-Dyland no puede ser, el no es capaz de cambiarse así mismo, menos podrá crear la paz-

-Eso solo significa una cosa...-

-Damián- dijeron al unísono Tina y Darwel.

-Entonces deben llamarlo- respondí ansiosa.

El timbre de la casa sonó, Darwel se levantó y fue a abrir la puerta.

-¿¡Damián!?- exclamó Darwel.

-No hace falta llamarme, ya estoy aquí- sonrió Damián.

Nota de la autora:

No se ustedes pero para mi, este capítulo está un poco corto. ¡Gracias por leerla! ¡Los quiero!

- Anaid

Crónicas de Arabella (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora