Capitulo #12

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 Desconocido

Mantener un enorme reino te agita mucho, sientes que tu cabeza te va a explotar. Lo único que deseas es tirarte en tu cama real y quedarte dormido por completo. Yo vivo en un mundo de soledad, perdí a mi esposa y a mi hija en una maldita batalla sangrienta contra los malditos vampiros. Yo las amé y las amo más que a mi misma vida, cada día me culpo por su muerte, jamás olvidaré ese día.

Flashback......

 Estaba con mi espada real buscando a mi esposa, no la podía encontrar ya que todo el mundo estaba corriendo y gritando. El rey de los vampiros, Drull, no atacó y no lo hizo solo, tenía a los Trolls, a los magos y a los hechiceros oscuros. Tenía unas cuantas brujas, hadas, elfos y dragones traicioneros que se suponía que pelearan de nuestro lado.

Habían muchos muertos y muchos heridos, esto era una pesadilla, nunca esperamos este ataque.

Yo dormía plácidamente con mi esposa y mi pequeña de 3 años, cuando llegó el guardia real realmente asustado.

-Señor, Drull nos está atacando- habló agitadamente Olutt, nuestro guardia real.

Me levanté velozmente de mi cama, me puse la armadura real de plata con esmeraldas incrustadas. Saqué mi espada real del baúl, era de plata con el mago color café y pequeñas  esmeraldas incrustadas.

-¡Ve al refugio!- le grité a mi esposa.

-¡No, sin ti no voy a ninguna parte!- exclamó llorando desconsoladamente.

-Mi bella reina, prometo volver por ti y por Arabella- me acerqué, acaricie su mejilla y la besé suavemente. Luego acaricié la mejilla de la pequeña Arabella, tan solo tenía 3 años.

-¿A llonde vach papi?- habló Arabella mientras se acercaba corriendo a abrazarme con sus pequeñitos brazitos, me agaché para estar a su altura.

-Papi tiene que irse pero volveré princesita, volveré- nisiquiera estaba seguro de lo que yo decía. Acaricié su pequeña mejilla rojiza.

-Te quiello papi, volverlas por mi y po mami, tu elles nuechtro chupel helloe- rápido me abrazó otra vez y no pude evitar llorar.

Me levanté, limpié mis lágrimas, Androbela me miraba realmente triste y lloraba desconsoladamente.

-Cuida de nuestra hija, las amo a las dos- rápido salí de la puerta, Olutt corría velozmente y yo también, los dos estábamos emocionados y asustados.

  Al abrir la puerta del castillo que daba hacia el pueblo, todo era horrible. Las casas estaban encendidas, habían cuerpos desangrados, con muchas heridas y tambien habín cuerpos quemados. Las mujeres corrían desconsoladamente con sus hijos, para esconderse. Las más jóvenes lloraban los cuerpos de sus esposos muertos. Todo era horrible, a lo lejos vi a Drull montado en su caballo con dos enormes Trolls a sus lados. Atacaban sin piedad a mis nobles guerreros, esos guerreros que harán leyenda por su valentía y fuerza.

  Monté mi caballo y fui directo al desgraciado rey de los vampiros. El notó mi presencia, me sonríe maliciosamente y se dirige a mi rápidamente en su caballo. Los dos corríamos nuestros caballos con nuestras espadas alfrente en forma de defensa. El, con sus dos enormes Trolls y yo, con mis dos fuertes guerreros.

Gritamos fuertemente al estar tan solo unos metros de distancia esperando ese momento con ansias.

  Las espadas chocaron fuertemente al igual que nuestros caballos. Drull y yo caímos al suelo, taté de buscar mi espada y estaba al lado mio, traté de alcanzarla, tan solo faltaba unos pocos centímetro para llegar a ella. Drull se levantó con su espada, me volteó y pisó mi brazo izquierdo fuertemente. Tenía la punta de su espada en mi garganta, un segundo mas y la penetraba.

-¿¡Donde está la princesa!?- exclamó Drull realmente molesto.

-¡Jamas la encontrarás! ¡Jamas!-

Solo un segundo y penetraba su espada realmente filosa.

-¡Astro!- exclamó una mujer, su voz, conocía su voz, era Androbela, me miraba horrorizada, tapaba su boca con sus manos y sus lágrimas corrían por sus mejillas.

-¡Largate de aquí, Androbela! ¡Debes cuidar nuestra hija!- grité en el suelo, Drull la miraba lascivamente, corrió hacia ella velozmente agarrándola de espaldas, poniendo sus sucias manos en su cuello pálido. La iba a matar.

-¡No lo hagas por favor!- me levanté del suelo velozmente.

-¿¡Dónde está la princesa!?- preguntó una vez más.

-¡Eres un maldito, mi hija acabará contigo, desgraciado!- gritó Androbela furiosa.

Androbela me miró, sonrió y susurro...

-Te amo-

 Derepente mis oidos dejaron de escuchar los gritos y los llantos. Tan solo escuchaba los latidos de mi corazón.

Pum Pum.........

La iba a matar.........

Pum Pum........

El mataría a mi esposa.......

Entonces, Drull le partió el cuello y la mató, ¡Mató a mi esposa! ¡Mató a la madre de mi hija! ¡mató al amor de mi vida!

Todo a mi alrededor recobró sonido. Miré el cuerpo muerto de mi esposa y sentí como dagas torturaban mi corazón. Un nudo se atoró en mi garganta, no podía hablar, no podía tragar.

Me lanzé a Drull como un león pero un Troll me golpeó fuertemente y me tiró contra un árbol.

Mi vista era borrosa, no veía nada.

"Mi hija... ¡Arabella, debo encontrarla!" Pensé, pero caí al suelo inconscientemente......................Todo era negro.................

  Cuando me levanté estaba en una pequeña casa llena de amuletos realmente raros. Lo único que sabía era que no estaba en mi castillo. Traté de acordarme lo que había pasado y todo había venido a mi mente como una película de terror.

-Arabella- hablé débilmente, traté de levantarme de la cama pero estaba muy débil.

Una anciana se acercó, tenía la piel bronceada, cabello blanco canoso con dos trenzas largas y sus ojos eran oscuros. Era la madre de mi mejor amigo, Erick, el rey de las hadas.

-Kala...- parpadeé fuertemente para aclarar mi vista.

-Hola hijo ¿Como te sientes?-

-Kala... necesito encontrar a mi pequeña- me levanté de la cama forzadamente.

-Primero debes curarte y recuperar todas tus fuerzas-

-Pero mi peque...-

-Shhhhhh... ella estará bien, mi hijo la llevó al mundo de los humanos pero antes creó una protección gigante a su alrededor, ella se criará en su mundo, no puedes buscarla hasta los 18 años- habló Kala mientras me ayudaba a recostarme en la cama.

-¿Pero que...?-

-Descansa, después hablamos-

Me acosté en la cama y dormí por un buen rato, pero las pesadillas me atacaban, revivía el momento en que Drull mataba a mi esposa.

Me levanté agitado, miré para todos lados y seguía en casa de Kala. Me levanté, estaba un poco mejor, fui a la sala y me encontré a Kala llorando desconsoladamente en el mueble de piel oscura.

-¿Kala? ¿Todo bien?- me senté a su lado y posé mi mano en su espalda.

-Mataron a... mataron a... Erick- balbuceó. Al pronunciar lo último rompió a llorar fuertemente.

No, no, no, ¡NO! ¡No! ¡A Erick no! ¡Mataron a mi esposa y ahora a mi mejor amigo!

Nota de la autora:

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- Anaid \^_^/

Crónicas de Arabella (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora