Capitulo #34

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-Nana...- sonrió asustada Arabella mientras bajaba la pared.

-¿Por qué estabas escalando esa pared?- preguntó mientras con la punta de su zapato daba pisadas esperando una explicación.

Arabella no sabía que decir, tragó en seco y empezó a sudar.

-Verás yo...yo...- habló la princesa mientras movía sus dedos un poco nerviosa.



Piensa...piensa...

¡Bingo!



-Es que he querido treparla, así saber cuan hábil soy escalando muros, paredes y otras cosas altas- sonrió Arabella.

Nana relajó su semblante y se acercó a ella para abrazarla.

-Ten mucho cuidado, puedes caerte- sonrió Nana mientras caminaba hacia dentro del castillo.

Arabella esperó a que desapareciera de su vista para volver a trepar la pared.

-¿Cómo es que llegó aqui? Si no hace apenas cinco minutos estaba caminando hacia dentro del castillo- habló Arabella para si misma.

Alzó su otra mano para ponerla en el hueco y así poder subir hasta su habitación.

-¿Arabella?- la llamó Tandro.

Esta soltó un pequeño grito y sus manos se soltaron dejándola caer.

-¡Arabella!- gritó Tandro.

Este hábilmente corrió hacia donde iba a caer la princesa y afortunadamente pudo cogerla a tiempo o si no hubiese impactado con el suelo.

-¿Estas bien?- preguntó su mejor amigo preocupado.

-Si- asintió la princesa.

Tandro la bajó con cuidado de sus brazos hasta depositarla en el suelo.

-¿Segura?- preguntó por segunda vez.

Ella asintió con una sonrisa.

-Gracias- agradeció mientras le besaba la mejilla fugazmente.

-¿Qué hacías trepando la pared?- preguntó el rubio con interés.

-Sólo estaba tratando de medir mis habilidades en trepar paredes- sonrió nerviosa.

Tandro la miró señudo y un poco molesto.

-No me mientas y dime la verdad- le advirtió mirándola con los ojos entrecerrados.

Esta dio unas fuertes pisadas en el suelo dando a entender que estaba molesta por la insistencia de su mejor amigo.

La princesa tomó una bocanada de aire para explicarle a su mejor amigo la verdad.

-¿Prometes no decirle a nadie?- preguntó con un puchero.

Tandro soltó una pequeña carcajada y asintió.

-Me conoces y sabes que no diré nada- afirmó este mientras le daba un pequeño golpe en su hombro.

Esta sonrió y respiro profundamente otra vez.

-La verdad es que...- tartamudeó Arabella.

-¡Tandro!- lo llamó Tania.



Ding Ding...

¡Me salvó la campana!



Este se volteó para mirar a su hermana.

-¡Ya voy!- le respondió y se volteó a Arabella otra vez. -Tienes suerte pero esta conversación queda pendiente- le advirtió mientras se acercaba a ella y besaba su mejilla.

-Como ricitos diga...- se burló la princesa.

Tandro antes de irse le hizo una pequeña reverencia para molestarla ya que sabía que ella odiaba que sus amigos le hicieran reverencia.

Ella al verle arrugó la cara y lo fulminó con la mirada.

Crónicas de Arabella (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora