8. Asistencia al compromiso

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Capítulo 8

Asistencia al compromiso

La feria, un jueves, desató un torrente de emociones y revelaciones inesperadas. Dos días después, debíamos asistir al compromiso de mi excompañera, Hatsume, con Iida Tenya, un magnate que lideraba la empresa de autos de Fórmula 1, además de ser una figura clave en las carreras. Encontrar mi lugar en este universo de la élite empresarial me resultaba desafiante.

Soy el vicepresidente de una prominente empresa constructora, pero frente a nombres como "Ingenium" y personalidades como Iida, me sentía fuera de mi zona de confort. Sin embargo, hoy es sábado y el destino llama. La señorita Uraraka y yo habíamos delineado una historia ficticia sobre nuestro supuesto romance, detalles que, si eran aceptados, serían la clave para una gala sin tropiezos. A pesar de mi falta de habilidades románticas, debía confiar en la narrativa creada por Ochako.

—¿Qué te parece este, Midoriya? —La voz de Mina en la videollamada me sacó de mis cavilaciones.

Ella, con su toalla de baño, exhibía tres vestidos: esmeralda, blanco y rojo carmín.

—¿Podrías optar por algo menos... revelador? Uno que cubra más, tal vez hasta el cuello —mi tono, más protector que crítico, escapaba sin control.

—Pero, ay, si fuera la señorita Ochako, seguro estarías babeando —su respuesta me dejó atónito.

Cierto, siendo una gala formal, seguramente Ochako llevaría un vestido. Me preguntaba qué elección haría, aunque sabía que luciría espectacular con cualquier cosa que escogiera.

—Por favor, deja de imaginar cosas. Tomamos una foto comiendo algodón de azúcar, nada más, es solo una actuación —aclaré, tratando de bajarle el tono a las especulaciones de Mina desde que me vio mencionado en la foto de Ochako.

—El tercero —indicó, señalando el vestido carmín.

—¿Y la camisa? —Le pregunté yo, mostrándole las cuatro opciones. Ella arrugó sus cejas analizando cual camisa se vería excelente conmigo; una blanca, otra roja, negra y azul. —¿Quieres verte atractivo? —Rodee los ojos y le cause una risita, y movió sus manos.

—Solo quiero verme presentable —le dije después de rodar los ojos, ella asintió con una sonrisa perversa. Esta mujer me cansa, pero aun así la quiero.

—La negra, para que calles bocas —Mina me sonrió.

Mientras procedí a ponerme la camisa —por debajo usaba una playera blanca, así que no mostraba nada—, mi mejor amiga se comenzaba a maquillar, me daba mucha risa los gestos que hacía cada vez que la miraba maquillarse. Hace poco me había puesto el pantalón formal, solo me puse el cinturón color negro y mis zapatos. Mina fuera de cámara se colocaba el vestido y daba retoques a su cabello, debo mencionar que aquellos rizos rosas era el toque que la hacían resaltar sobre todas las mujeres que había conocido.

Sus rizos parecían ser lo más preciado que tiene, o eso ella ha dicho, pues me contó que era muy agotador tener que darle cuidado a su cabello para mantener la forma, que se vean preciosos, uniformes, ¿Cuánto dinero se habrá gastado en tratamientos y cuidados?

—Midoriya no olvides usar la loción que te regale, ahora si tienes motivos —me dijo sin mirarme ya que estaba atenta a no salirse del contorno de sus labios, ese labial que se estaba colocando se le veía bien.

—Oh si, casi lo olvido —voy al buró y sujeto la botella de vidrio color azul oscuro y me pongo poco perfume en mis muñecas y en el cuello.

Escucho el tiembre de la casa de Mina, y ella rápidamente va, se oyen pasos y Mina llega hasta su habitación, sujeta el celular y enfocaba a Kirishima.

La inesperada propuesta de mi jefa Izuocha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora