ミ★ Capítulo 11★彡

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—El mismo— suelta, aludido, quién se ha detenido a saludarme con mucho ímpetu como si estuviera esperando a que corra a sus brazos como cual persona se alegra por ver a algún familiar después de mucho tiempo

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—El mismo— suelta, aludido, quién se ha detenido a saludarme con mucho ímpetu como si estuviera esperando a que corra a sus brazos como cual persona se alegra por ver a algún familiar después de mucho tiempo.

El asombro aún no me abandona, estoy tan estumecida que estoy paralizada en mi asiento, sin poder aún asimilar esto. Sé que es muy descortés de mi parte no levantarme y saludarle como se debe, pero lo cierto es que no puedo ni moverme, soy consciente de que si intento incorporarme terminaría en el suelo, completamente avergonzada. La única razón por la que aguanto la compostura es porque estoy sentada y mis nervios no son perceptibles para ninguno de los dos hombres que me observan con interés, pendiente de cada uno de mis gestos.

Darwin Jones.

No puedo creer que sea él. El Darwin que llevo más de tres año que no le veo, está aquí, en frente mío. El mismo que jugó conmigo tiempo atrás, a ese que le di la oportunidad de conocerme y no quería más que solo llevarme a su cama.

Darwin luce sumamente diferente, su cabello castaño está más cuidado, está más fuerte, más alto de cuando estábamos en la preparatoria. Lleva tatuado una serpiente o algo parecido en su mano izquierda que sube por todo su brazo. Físicamente ya no es el mismo, ahora es un hombre, uno que es totalmente diferente al Darwin que yo conocí.

Andy me sosptiene mi mano sobre la mesa, tratando de comprender mi reacción ante el hombre que está en frente de nosotros.

—Estás helada— musita Andy, pero ni siquiera me volteo a verle, ni mucho menos respondo a su comentario.

—Hacía tanto tiempo que no te veía... —emito, casi en un susurro— ¿Estás viviendo aquí en República Dominicana? —Recupero mi voz.

—No, vine hace una semana para realizar algunos pendientes con el restaurante.

—¿Restaurante? —Pregunto, confusa.

Él esboza una sonrisa.

—Sí, soy dueño de este restaurante— espeta, haciendo énfasis en las dos últimas palabras.

Parpadeo y me cuesta asimilar lo que dice, ¿este restaurante tan lujoso y caro es de él? ¿Es en serio? Ni siquiera puedo imaginar cuánto a tenido que trabajar para tener todo esto. Es impresionante lo que veo, como ha pasado el tiempo...

—Wao, estoy segura que el Darwin de ayer no se creería quién es el Darwin de ahora.

Él vuelve a esbozar una sonrisa... Esa sonrisa, esa puta sonrisa que en su momento me descolocaba.

—Totalmente de acuerdo con ello, he cambiado más de lo que crees. Tiempo atrás era un tipo muy descuidado, no sabía lo que quería, pero ahora la historia es otra.

—Me alegra saberlo— musito, esbozando una sonrisa por primera vez desde que apareció frente a mí.

—Estás tal y como lo imaginé— habla Darwin, mirándome de pies a cabeza— mucho más hermosa, el tiempo ha jugado a tu favor.

Mediante el tiempo +18 [ATDUR #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora