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Algunas cosas empiezan con intenciones inofensivas... como satisfacer la curiosidad de Alhaitham.

Contrario a lo que muchos piensan, el escriba conoce muy bien a las personas. La teoría nunca es todo para dominar un campo por completo, pero para un hombre de su inteligencia socializar poco es suficiente para entender cómo funciona la mayoría de la gente. Sus años de estudiante fueron el pico de una vida social obligatoria. En esa etapa no podía evitar el contacto con sus compañeros de clase, por mucho que se mantuviera en las sombras. Y aunque fue difícil le sirvió para confirmar o refutar sus hipótesis sobre la naturaleza y el comportamiento humanos. Por eso, ya cerca de su graduación, estaba hastiado de la mediocridad que arrastra consigo la humanidad. Un mal del que sufren hasta los más brillantes.

Como estudiante eterno y lector empedernido ha devorado textos de índoles tan diversas como los idiomas que domina. Como escriba ha tenido que asentar información que le parece inútil pero que para otros es necesaria. A pesar de los momentos absurdos, agradece haber conseguido esa posición -y haberla recuperado después de un episodio temporal de locura- porque hasta los datos más triviales le han sacado de apuros en más de una ocasión.

Porque por mucho que Alhaitham intente mantenerse aislado de todo y de todos, sigue siendo un mortal que forma parte de una sociedad. En algún momento debe salir de la casa o del trabajo, hacer compras, resolver diligencias, llevar una vida "normal". Y en extraordinarias ocasiones que se presentan cada mes, llegan a sus oídos informaciones que nunca ha pedido. Sus auriculares podrán acompañarle todo el tiempo, pero no siempre están aislando el ruido exterior. Conversar por conversar no es algo que a Alhaitham le guste, sin embargo, no es excusa para ser grosero cuando debe interactuar con los demás.

Lo crean o no, es muy bueno escuchando. En sentido literal y figurado. Sus oídos son muy sensibles al ruido, por eso puede escuchar una voz muy lejana. Su cerebro es rápido para captar cualquier tipo de información, por eso le irrita que lleguen tantas cosas a la vez y que ninguna sea un dato que merezca permanecer en su memoria. Caminar entre las calles de Sumeru es un eterno debate entre ser respetuoso con el resto y mantener la cordura. Después de todo el drama vivido, las personas lucen más sueltas y sus conversaciones también. El chisme se propaga a la velocidad de la luz y Alhaitham no puede escapar por mucho que lo intente.

-¿Sabes quién es el soltero más codiciado y menos casable de Sumeru? -pregunta una chica en un puesto de especias.

-Shh... -la otra chica hace una seña no muy discreta.

Alhaitham ni siquiera pestaña. De todas formas creen que no escucha. Así se ha enterado de muchos rumores sobre su persona. Está consciente de que hablan de él y no es algo nuevo; desde sus años de estudiante ha sido así. Nunca le ha importado lo que piensen o digan sobre él. Pero... no puede evitar que su oído reaccione cuando escucha su nombre o el de su compañero de casa. Por supuesto. Tener un compañero como Kaveh tiene sus efectos secundarios. Y aunque supuestamente nadie lo sabe, duda mucho que eso sea cierto considerando que Kaveh no deja de hablar de él. No porque lo haya escuchado sino porque... los rumores vuelan.

Alhaitham debería pasar esos detalles por alto. Pero no quiere. Más bien, no puede. Admitir esto último es un trabajo en proceso del cual no ve una fecha cercana de culminación. Su terquedad no es secreto para nadie, incluyéndose. Él y Kaveh son brillantes... no estar al tanto de sus defectos es imposible para ambos. Por eso sus discusiones siempre tienen material de más. Se conocen mejor que nadie. Aun así Alhaitham quiere saber qué piensan los demás sobre ellos dos. No tiene nada que ver con darle importancia a la opinión de terceros. Es simple curiosidad. Y si algo ha llevado al escriba lejos es su necesidad de conocer hasta el dato más insignificante.

Quiere culpar al efecto rebote de verse con mucho tiempo libre otra vez. En sus días de Gran Sabio en funciones no tenía tiempo ni para respirar y la pila de libros pendientes de leer se hacía cada vez más grande para desgracia de Kaveh. Sin embargo, Alhaitham sabe que eso viene de más atrás. Pocas cosas le interesan aparte de adquirir conocimiento, e incluso lo que aprende pasa a un segundo plano cuando deja de ser un misterio. Las personas... ni hablar. Con la excepción del torbellino de carne y huesos con quien comparte techo.

El coleccionista de rumoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora