Capitulo 4

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Ni bien abrí mis ojos en la enorme cama, la luz se colaba a través de las cortinas de la ventana que daban al exterior, estaba boca abajo, desnuda y abrazando la almohada, me giré hacia la izquierda. Ahí estaba, la barba algo colorada de varios días, le cubría mitad del rostro, y le enmarcaba los labios enrojecidos. El pelo enmarañado, se hundía en la almohada blanca, y sus brazos flexionados se marcaban con cada respiración. Sonreí.

Me senté en el borde de la cama, despacio de no despertarlo, quería ir al baño y no quería que me viera. Su ropa seguía en el suelo, y decidí ponerme su remera, al tener mi espalda ancha y senos grande, me quedo algo justa y después un poco suelta, y mi ropa interior, y caminé hacia el baño. Me incomodaba caminar desnuda, y menos si él tenía la posibilidad de verme. Irónico, porque hasta hacia un par de horas, me había visto de una forma que ni yo realmente esperaba de mí.

El espejo me devolvía mi imagen claramente feliz. Mi maquillaje estaba corrido, pero no se notaba demasiado, ya que no eran colores oscuros los que utilice, mi pelo era un nido de pájaros. Me faltaba un aro, no tengo ni idea de donde habrá caído y ni en qué momento voló de mi oreja. Compuse un poco mi imagen, para no parecer recién salida de un tren fantasma, vi que estaba su cepillo de dientes, y había uno sin abrir del hotel, lavé mis dientes, concluyendo mi estadía en el baño, salí a hacia la habitación.

Él tenía los ojos abiertos, y descansaba sobre un brazo flexionado. Le sonreí ampliamente, creo que era lo mínimo que podía hacer. La habitación se había iluminado un poco más, lo vi sonreír también, a medida que me fui acercando, vi fijar su mirada en mis pechos, que se marcaban bajo la tela de la camiseta.

- La tome prestada, espero no te moleste – le dije señalando la camiseta - ¿Cómo amaneciste?

- Muy bien...creo que demasiado bien.

Me subí a horcajadas sobre él, que deslizo sus manos por debajo de la camiseta, subiendo y bajando, acariciándome. Tenía las manos calientes, paso su mano por delante de mí vientre, y volviendo hacer el recorrido anterior.

- Mmm... eso es bueno - les respondí moviéndome un poco encima de él – se sonrió

- ¿Qué harás el resto del día? – me pregunta el mirándome fijo

- No lo sé... creo iré a mi casa a bañarme devuelta – le guiño mi ojo, el levanto los ojos maliciosamente - ¿por?

- Tengo una idea, para antes de que te vayas

- Dímela...puede ser que me interese. – levantado arriba y abajo mis cejas, cual caricatura.

acostándome a su lado, nos reímos juntos para luego, quedarnos en silencio un buen rato mirando el techo. Mientras yo enrulaba un mechón con mi dedo, él se pasaba una mano por su pecho, acariciándose.

- ¿quieres ir a desayunar... y después eres libre hacer lo quieras o de pasar el día conmigo?

- ¿quieres una segunda cita?

- Si quieres... ¿Por qué no? No tenemos nada que perder... ¿no? – me quedo pensativa mirándolo, un poco asombrada

- Paul... ¿es en serio? - le digo

- Si... ¿por?

- ¿Acaso no tenías que volver a empacar para mudarte?

- Si...si no quieres, entenderé completamente – dice algo nervioso parecería.

- No, no es eso a lo que me refiero

- ¿entonces...?

- Estoy cansada... ayer precisamente no dormimos, y yo... no estoy en mis 20, tú te recuperas más rápido que yo, a mí me toma un día y medio en recuperar fuerzas, después de todo el ejercicio que hicimos anoche... - él se ríe ante mi comentario

The Day We Met...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora