Tiempo Para Nosotros

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—!Papi, papi!

—Cinco minutos más. —se quejo.

—Despierta, ya es tarde. —protesto la pequeña, tirando de las frazadas.

Obediente, el albino se sento y la miro.

—¿Qué necesita mi bebé el día de hoy?

—No soy una bebé. —contesto con un puchero— Y solo vine a levantarte, como mamá me ordenó.

Y casi anunciandola, la susodicha hacia aparición con una charola con el desayuno.

—Increíble, lo despertaste.

—Te dije que lo haría, yo siempre hago que me obedezca. —presumió con una sonrisa a su madre, quien correspondió con otra.

—Buenos días, amor. —se dirijo a su pareja— Te traje el desayuno.

—Gracias. —le contesto— Ehh... Rachael, no veo a bun-bun ¿Donde esta?

—Esta abajo, cuidando nuestro desayuno.

—De acuerdo... ¿Sabes? Se niña buena, ve a terminar tu desayuno y ve escogiendo que ropa quieres usar hoy. —la niña asentía a cada palabra— Hazlo y... Te prometo que hoy iremos a un lugar especial.

—¡Si! —se marchó contenta.

Ambos padres siguieron con la mirada los pasos de la pequeña rubia. Y como esta cerraba la puerta tras su salida.

—Muy bien, ¿Necesitas algo más?. —pregunto la mujer.

—Si. —la sujeto de la muñeca y la atrajo a él, ahora rodeando su cintura— A ti... —resoplo sobre su cuello.

—¡Lincoln! ¿Qué se te metió?. —ronroneo atrapada. Sujetada de una mano y la otra presionada junto a sus caderas.

—Solo quiero adradecerte... —murmuró, hundiendo su rostro en el cabello de la rubia— Y hoy hueles tan bien..., a pasado tanto tiempo desde que te sujetaba así y sentí tu cuerpo.

—Lincoln, no tenemos tiempo. —jadeo— Ella podría subir.

—Solo necesito tres minutos. —guió la mano sujeta de la muñeca, hasta su hombría— Tres minutos y verás el sileo.

La rubia se mordía el labio al sentir la ereccion palpitante.
El albino soltó la mano que lo acariciaba y aprovecho para desabrochar los botones en la camisa, mostrando su destacado busto. No dudo un segundo en hundirse en el escote el lamer el espacio entre los pechos, hasta la clavícula.

Aprovechando su agarre la alzó, hasta recostarla en la cama. Se subió en ella y la apreso entre sus piernas.
Sus manos subieron, agarraron la camisa en el lugar del escote y tiraron; haciendo saltar los botones faltantes.

El busto se su amante casi estaba en todo su esplendor, ocultos únicamente por un bra color rosa.

—Me encanta, pero me estorba. —se expresó Lincoln, seguido de un chasquido con su boca.

Los subió por encima de los perfectos melones de la mujer y contempló.
Pezones erectos por la excitacion, coronando montañas impecables en simetría.
El peliblanco no pospuso sus ancias de jugar con ellos, apretó uno con su mano derecha y su boca se ocupaba del otro: succionando, lamiendo y dando cortas moridas qué robaban chillidos.

—Quítate los pantalones. —ordenó entre gemidos— Quiero chupartela.

Con los ojos abiertos, no dubito en echarse para atrás y alistarse para bajar tal prenda.

—¡Papá, mamá!. —se pronunció la pequeña al entrar.

Parpadeo al ver a sus progenitores en posiciones muy raras: su madre le daba la espalda y parecía cruzar sus brazos. Por su parte su padre tenía muy arriba el pantalón de la pijama.

ONE-SHOT [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora