# OO1.

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LA L NARRANDO


—Última oportunidad.—me dijo mi manejador, solté un suspiro mientras me colocaba las prendas.—No puedo estar aquí metido cada vez que se te canta del bicho, tengo una vida.

—Ya, deja de llorar.—pedí aburrido.

—¿Llorar?.—alzó la voz pero cuando vió que ni ceja se elevaba enseguida se quedó callado, yo no andaba con tonterías y por encima mío no iba a permitir que me pasen , por más mal que yo haya obrado, hay algo que de llama respeto y las personas deben tenerlo hacia tu persona sin importar qué.—El tour de España se jodió, están vetando tus temas, papi. Despierta, no puedes ser tan problemático porque ocurren cosas como estas.—movió sus manos delante de mi cara.—¿Me estás escuchando?

—Sí.—pero no lo hacía, era una voz en off.—¿Qué hace esa muñequita delicada en prisión?

—¿Quién?.—abrió los ojos sorprendido al verla.—¡Mierda, es Bella!

—¿Y eso qué?

—También soy su manejador, ella realmente debería estar descansando porque tiene muchos pendientes mañana.

—¿Lo eres?

—Asesor, más bien.—se corrigió.—Pero igual debería estar descansando, no metida entre gente de est...—se quedó callado al darse cuenta de con quien estaba hablando.

—¿Estás bien?.—preguntó algo desesperada, de veía bien necesitada de atención, podía asegurar que con el que el tipo la mirase por dos segundos lograría sentirse mejor.

—¿Puedes darme un break?—torcí el gesto, no me gustaba el tono con que estaba hablándole, más bien, su postura.—¡Por ti fue que acabé metido acá!.—ella cerró los ojos asustada.—Ya, aléjate de una buena vez.—pero no de movió.

—Ya les dije que no tuviste que ver.—se excusó.—Pagué la fianza para que podamos irnos a casa.

—¿Cuál casa, estás viviendo ahí todavía?.—se burló.—Tas bien pendeja tu, ten algo de dignidad y saca tus cosas de una buena vez.

—Es nuest..,

—La pagué así que la casa es mía, agarra tu mierda y salte de una buena vez porque es bien complicado explicar que aún hayan cosas de mujer en ella cuando llevo a alguien.

—¿Qué? Pensaba que necesitabas tiempo para pensar.

—No necesito pensar nada.—aseguró.—No quiero estar contigo, Bella , te me quedaste pequeña y esa e' la que hay, no me busques, no me nombres, déjame tranquilo de una buena vez.

—¿Ya no sientes nada por mi?

—¿No tienes ojos en la cara?,—ls agarró por sus mejillas.—Olvídame de una buena vez, será lo mejor para todos.

—Cabrón.—susurró mi compañero.

—El amor es bien curioso, di ambos estaban enamorados, ¿cómo es que a una le queda tanto y al otro tan poco?.—dije más alto de lo que esperaba.—Ya sácame de aquí, por favor.

Escuché los sollozos de la tal Bella.

—Necesitas ordenar tu mierda.—dijo mirando a la nena.—Haz lo que se te ocurra pero que ese veto desaparezca y sacaré esa cruz internáutica que te pusieron en las redes.—se puso su jacket.—Y por lo que más quieras, no te metas en ninguna vuelta más.

beauty and the beast; Luar la LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora