En la fiesta Capítulo _8

3 1 0
                                    

—Hola, ¿qué haces aquí? —decía el chico mientras le salieron una sonrisa de los labios.

—Eso te pregunto yo a ti
¿Qué rayos haces aquí?— mirándolo a los ojos mientras tomaba de su bebida.

—¿Me puedo sentar?, o estás acompañada de alguien, por ejemplo "tu marido"— me dijo cuándo me arqueaba una ceja.
—Sí, te puedes sentar, estoy con mi amiga y su novio Tyler.

—¡Tyler! ¿Qué gusto lo conoces? —me dijo mientras se sentaba. —Sí, novio de mi amiga, ¿lo conoce? —Sí, es amigo mío y amigo del grupo. —Okay —le dije.

—¿Y por qué no andas con tu esposo?— me preguntó. —No, él está muy ocupado y no pierde el tiempo en estas fiestas, lo de él es lujo y viaje.

—Entiendo, pero, me parece que hay algo más¿tú aquí?, acuérdate que eres casada.

—Y por qué seas casada, me voy a tirar a morir, sin divertirme Y si él no me saca a salir.

—Bueno, tienes razón, tú viniste a divertirte y eres joven¿quieres bailar.? —Claro que quiero bailar.

Salimos a bailar porque este chico me gusta mucho y me agrada desde el día que lo invitaron a la cena de los papás de Ricardo. Me sentía a gusto en sus brazos, él era más joven que Ricardo, y más guapo y fuerte me gusta todo su tatuaje que tiene en su cuerpo.

Me agarra por la cintura y empezamos a bailar una música suave, Me encantaba su aroma. Me gusta cómo me mira con esa mirada tan profunda, con esos ojos grandes y esos labios rojos como la manzana para comérselo y no dejar ni un chin.

Me siento a gusto con él, no quisiera ni despegarme de él ni de su aroma.

Terminamos de bailar y nos dirigimos a la mesa, ese fue a su mesa y yo me quedé en la mía con cristal y Tyler para su coro.

Disfrutábamos, reímos y bailamos baile con Tyler y después con Max .me la pasé genial en esta fiesta, pero llegó la hora de despedirlo, no quería irme, pero te dije que irme y la que me espera.

Me encuentro afuera de la fiesta esperando a que cristal salga que estaba muy acaramelada de su novio. De repente sale Max y sus amigos con un vaso en la mano y mirándome de repente camina y se dirige hacia mí.

—Ya te vas, — me decía él mientras se me acercaba. —Sí, ya me voy, es tarde, ya— le dije mientras lo observaba de arriba abajo.

—Me parece que estás nerviosa ,que saliste sin permiso —me dijo mientras me correspondía la mirada.

—Algo así le —dije disimulando.

—Quieres que te lleve mientras señalaba su auto. —No, está bien, yo me voy con cristal.

—Está bien, ¿cuándo me vas a aceptar el café del día que te invite? —Bueno, mañana ¿Está bien?— le dije con vergüenza.

—Excelente, te voy a esperar en el café del otro día.

—Está bien, le decía mientras me montaba en el carro de mi amiga, mientras me despido de Max. Él se despidió de mí con una sonrisa agradable en sus labios y una mirada penetrante que me dio cuando me iba.

—¿Pero ,ese es el papa zote del otro? —día dijo mi amiga mientras conducía.

—Sí ,se llama Max, yo te hubiera dicho que él es el mejor amigo de Arturo, hermano de Ricardo y amigo de tu novio también.

—¿En serio?, él es, pues mira que no lo sabía, no me hubiera fijado nunca ,que ellos eran amigos.

—¿Pero él te mira con ojitos de que tú le gustas?—ella me miraba y se reía mientras me miraba y se reía.

—Cómo dices eso, ¡por Dios! Cris —le decía con vergüenza mirando hacia afuera de la ventanilla.

—Él, te gusta, ¿cierto? ¡Ay!, ¿cómo crees? Cris deja de decir estupideces por Dios.

—Es cierto, vi como lo miraba y él te miraba, yo los vi. —¡Tú estás diciendo tontería! ¡Cállate! Y atiende a tu volante, le decía mientras no la miraba.

Ella me miraba y yo disimulando para otro lado, pero me gusta el muchacho, en verdad ella tiene razón.

Ya eran las 11 de la noche cuando Cristo dejó en la puerta de mi casa, la calle estaba sola, no se escuchaba ni un ruido en ninguna parte, todas las personas del vecindario dormían, voy de camino en la oscuridad de la noche donde no había una sola estrella, pero me iluminaba la luz de la luna es grande y hermosa Por cierto.

Abro mi casa era como especie de una mansión, pero las habitaciones eran arriba, teníamos tres habitaciones y una biblioteca, también una terraza donde nos sentamos antes a tomar el té cuando alguna vez teníamos comunicación.

Abajo quedaba la cocina, la sala anti sala, la marquesina y un baño para las visitas y otra terraza y un jardín donde a mí me sentaba a jugar, me gustaba mi hogar, pero tarde o temprano lo tengo que dejar, el vecindario estaba tranquilo la gente no se metía con nadie no le importaba lo que pasaba entro cuando entro a la casa lo primero fue que sentí como un galletón, que me volteó la cara al otro lado.

Cae al piso, lo podía ver porque veía todo negro y con estrellita a mi alrededor No entendía nada en ese momento me quedé tirada hasta que el dolor se me calmara para poder abrir los ojos y ver y sentían que me pateaban y escuchaba cómo me decían. —Maldita zorra, esta es la hora de tu llegada de vaga mundial —me decía mientras me pateaba.

—Ya basta, maldito, infeliz, poco hombre, déjame de patear —le decía mientras me paraba del piso.

Él inmediatamente me agarra por los moños y me voltea y me dice. —¿Quién es? ¡Dime!, ¿con quién te ha revolcado? —Me gritó mientras me jalaba por los cabellos. Se convirtió en un monstruo, en ese momento estaba que nunca lo hubiera visto Así tan irreconocible de la manera que se comportaba. —Yo ,no soy como tu maldito infeliz, tú sí tienes una zorra Yo tengo pruebas que tú te coges con Amalia, tu jefe. —No es cierto —me dijo muy incrédulo.

—Sí, es verdad, yo misma lo comprobé y tengo un testigo. Me trasladó a ese viaje, nos hospedamos en el mismo hotel que tú y entre donde se encontraban y vi cómo tú le hacías el amor a ella.

Yo sé todo y suéltame y quiero el divorcio. Soy yo quien no quiero estar contigo.

Él me miraba con odio y rabia cuando le dije esas palabras de que él tiene una amante y sabía quién era que era Amalia y que también le dije que tenía prueba para que no me dé no siguiera hablándome mentira.

—No te lo voy a dar el divorcio —me dijo con furia mientras apretaba los puños de la mano.

—Sí, porque no te quiero y no quiero estar más contigo, no quiero estar con un hombre que me golpea y me maltrata y a pesar de todo me engaña, No, mi amor Te equivocaste.

—¡Cállate!— me gritó luego de haberme dado otra galleta.

—Maldito, miserable, te vas a arrepentir de lo que me acaba de hacer y no voy a estar contigo, prefiero dárselo a los perros y no a ti.

—Por eso te revolcaste por lo que te hice con Amalia. ¿Verdad?

—Yo estaba en una fiesta con mis amigas, investiga primero inteligente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 19 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La OtraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora