Te descubrí Capítulo _1

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Cuando salía de trabajar me llevaba detalles y salíamos a cenar afuera, salíamos mucho en familia, visitábamos mucho sus familias y los míos salíamos de viaje para las vacaciones.
Todo marchaba bien el cómo esposo amoroso y yo como esposa amante. Hasta que un día suena su teléfono y para contestar se retira de donde estamos con él, pasó ese día. Llega tarde del trabajo, no comparte ya  conmigo los fines de semana, ya ni sale con nosotras,  y a veces siento que me habla mal.
Íbamos para una reunión familiar, de su familia a una cena que nos invitaron, se mete al baño y dejo su teléfono, en la mesita de noche  y sonó su teléfono,  está, estaba bloqueado, pero lo desbloqueo porque me sé la contraseña y abro la llamada, me decía la persona del otro lado de la línea era una voz femenina  que decía <<Cuando termine con tu reunión familiar con tu tonta esposa estaré aquí esperándote en mi departamento para que me haga el amor bien rico como lo
sabes hacer.>>

Me quedé en shock y serré el teléfono rápido y luego sonó otra vez y yo me fui para el jardín a llorar para que no se diera cuenta, luego cuando me calme regresé alá habitación.

Él salió del baño para prepararse y me dijo.

—¿no te vas a preparar? — Me decía Mientras se dirigía a su closet.

—sí, ahora me alisto —le conteste mientras me dirigía al baño.

Luego al rato ya estábamos listo, él por cierto es un hombre elegante que todo lo que se pone le quedaba bien, eso me encanta de él la manera como vestía y lo bien que se veía. Luego fuimos, estuve pensando todo el camino muy callados y triste  y me preguntó quién diablo era esa mujer.

—¿qué te pasa?, estás muy pensativa—Me decía mientras conducía el vehículo con su mirada al frente.
—yo… nada, yo estoy  perfectamente bien.
—No es cierto, no me hables mentira, yo te conozco lo suficiente Y sé que te paga, pasa algo, eres muy alegre y muy.

No en serio No me pasa nada, le decía mirando por las ventanillas.

Okay está bien, no me digas nada, después de después no quiero que me esté diciendo me dijo el molesto.

Al rato llegamos al lugar, ya estaban todos los invitados, sus hermanos, su hermano Arturo, su esposa gema y su hija Alicia de 3 años, también su hermana Lucía y su esposo al mando, ellos no tienen un hijo porque son recién casados.

Las amigas de Lucía del trabajo y los amigos de Arturo Ricardo, su madre Emilia y su padre José.

La casa era enorme, los casanovas vivían de la apariencia heredera de una gran fortuna por parte de Emilia, la madre de esta.

Entramos y nos saludamos Ricardo, me dejó para saludar a sus amigos invitados, yo estaba con mi cuñada, la mujer de su hermano Arturo nos hubiéramos hecho muy amiga.

Pero hay algo que me llama mucho la atención, mira que uno de sus amigos no me quitaba la mirada de encima aunque disimulaba y miraba para un lado y cuando volvía a mirar todavía estaba mirando.

Me quité de su vista y me dirigí a servirme unos tragos a lo que pasamos al comedor, luego de ahí salgo a coger aire fresco con mi copa en la mano y veo a Ricardo hablando muy entretenido por teléfono a lo lejos Al poco rato él me ve que yo lo estoy mirando y mi alza la mano como queriéndome decir que ya viene.

Luego camina hacia mí y cuando le iba a preguntar con quién hablaba nos interrumpe su hermana, ya la cena está servida, dijo ella muy entusiasta.

Entramos a la casa para cenar, nos sentamos en el comedor, pero el chico no dejaba de mirarme Yo me sentía muy incómoda en esos momentos.

Varios días después me dirijo al café que Me citó mi amiga para hablar del tema del otro día en cuestión, a la amante de mí entra al café el mismo tipo que estaba en estos días, en la cena yo disimulo, pero él me alcanzó a ver y se dirige donde mí.

—¡Hola, ¿qué tal!, tú no eres la mujer de Ricardo la que estaba en la cena las otras noches, ay Dios mío.

—Sí, la que no dejaba de mirar con disimulo, ¿cierto.?

—¿Me puedo sentar?, o esperas a alguien más —me preguntó incrédulo.

—Sí, estoy esperando a alguien —le contesté

—Okay está bien Me llamo Max Soy amigo del hermano de Ricardo —me decía luego de que me estrechara la mano.

—Ah mucho gusto Max, yo soy Abigaíl —le susurré mientras me agarraba mi mano.

—¿Te puedo invitar un café algún día?, si puede como amigo.

—En alguna ocasión será —le dije incrédula para que se mueva de ahí.

—Okay está bien, estaré esperando ese momento —me susurró luego de que diera la espalda para marcharse

Luego había llegado mi amiga cristal  y él se despidió y se fue.

—Y ese guapo quién es —me dijo luego de sentarse al lado mío.

Es un amigo de mi esposo que pasó a saludar.

—Okay, pero qué papa sote.

—Enfócate en mí, por favor —le dije mirando la incrédula.

—Okay, soy todo oído —me dijo burlona.

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