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toro

Con Lautaro la relación se empezaba a de desgastar, seguía enamorada plenamente de mi novio y estoy casi segura de que él lo estaba de mí, pero Lautaro, uno de los mejores jugadores de la Serie A, necesitaba estar concentrado y no podíamos estar juntos tanto como nos gustaría.

Aunque este mes Lautaro tenía unas "vacaciones" por así decir, tenía partido cada 15 días y podía estar en casa más tiempo luego de los entrenamientos por la mañana.

Hoy era el último entrenamiento doble turno de Lau, me dijo que lo espere y que cuando llegue me iba a comer toda.

Me lo imaginaba todo traspirado en el entrenamiento y no podía esperar más; estaba tirada en la cama en ropa interior por el calor del verano italiano, entro a instagram y veo las historias del Inter de milán, precisamente las de Lautaro en el entrenamiento. Salgo rápidamente de la app y busco en mi galería algún video en la intimidad con mi novio; encuentro uno de hace tres meses atrás, el video estaba grabado desde la mesa de luz y se podía ver tanto su cuerpo como el mío, me sirvió para meter la mano por mi tanga y comenzar a subir y bajar dos de mis dedos por el largo de mi feminidad, mis ojos estaban clavados y miraban el video de como Lautaro azotaba mi culo con fuerza y mis gemidos grabados resonaban por todo el cuarto. 

La puerta se abre y volteo mi cabeza con rapidez, asustada por quién podría ser; pero me tranquilizo al ver a Lautaro con una sonrisa y penetrándome con la mirada. 

—No me esperaste, forrita. —dice y río avergonzada, miro su pelo mojado que indicaba que se había bañado recientemente. Tira el bolso en el suelo y se acerca a la cama, donde yo estoy sentada—Qué linda que sos. 

Se sube a la cama junto a mí y acaricia mis hombros desnudos, luego me da un beso corto. Continúa acariciando mi espalda y une nuevamente nuestros labios, continúa besándolos y saboreándolos, beso su labio superior y coloco ambas manos sobre su cuello.

Lautaro se separa de mi cuerpo para sacarse la musculosa del club y tirarla por la cama, dejando al descubierto su abdomen trabajado que tanto me gusta. Yo aprovecho a desprenderme el corpiño y también lo tiro por ahí, mis pechos rebotan al descubrirse de las telas y las manos de mi novio se acercan a ellos.

Vuelvo a unir nuestras bocas mientras él toca mis tetas y las aprieta a su gusto, luego separa nuestros labios y baja sus manos hasta mi cintura baja, donde toca la tela de mi tanga y la baja despacio y con tranquilidad.

Estoy completamente desnuda y excitada.

—¿Estás mojadita, hermosa?—Desliza su dedo del medio y el anular por mi entrepierna hasta llegar hasta mi clítoris, y los pasa en círculos estimulandolo y haciendo que suspire entre dientes.—No me pudiste esperar, ¿qué pasa, estás caliente? 

Asiento con la cabeza.

—¿Cómo, Agus? —Dice colando ambos dedos en mi interior, haciendome soltar un gemido ahogado. 

—Sí, amor. Sí. —digo y noto que sonríe. Cada vez necesitaba más tenerlo adentro. Continúo suspirando por el placer que me provocan sus dedos, rozando llegar al éxtasis y acabar.

Lautaro saca sus dedos de mi interior y yo lo miro esperando su próximo movimiento, baja su pantalón del Inter y a la vez su bóxer, tira ambos por el piso y libera su miembro erecto el cual miro con lujuria. 

—Ponete en cuatro. —Dice luego de darme un pico y yo me volteo siguiendo las instrucciones de mi novio, subo mi culo lo más que puedo dejándolo a su merced, y siento la presencia de Lautaro detrás mío. 

Necesito tenerlo adentro mío, el delantero agarra con su zurda su pija y la refriega en mi entrada sin meterla aún, tiro mis caderas hacia atrás buscando contacto hasta que finalmente entra de una embestida en mí, yo suelto un gemido ronco y Lautaro jadea con satisfacción.