Unexpected Power// Monkey D. Luffy.

1| Monkey D. Luffy

"Supongo que soy complicada, al igual que mi vida".
-Black Bathing Suit, Lana del Rey.

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Boa Alexia se había escapado de su hogar, solo para saber que se encontraba después del calmado mar que rodeaba Amazon Lily. No debió haber hecho eso, porque eso la pondría en peligro. Nunca había visto a un hombre, nunca. En su isla era completamente normal eso, ya que solo vivían mujeres allí y ellos tenían la entrada prohíbida.

La curiosidad de Alexia la llevó a salir de la Isla sola. Lo había logrado gracias a una fruta del diablo que había comido. La cual se llamaba; Kokoro Kokoro no Mi.

Con esa fruta, ella usaba la Telequinesis, la cual es una habilidad psíquica que permite a una persona influir en un sistema físico sin interacción física. Resumiendo, podía hacer mover cosas sin siquiera tocarlo. Al igual que podía usar el control mental. Gracias al aura rojo que salía de sus manos.

Pero en ese tiempo ella no podía controlar bien aquello, así que no lo usaba mucho. Pero aún así pudo salir de la isla. Encontrándose con un pirata muy amigable, él cual buscaba a un traidor.

Al principio se había asustado, después de todo él había sido el primer hombre al que había visto. Y era algo increíble. No tanto, porque Hancock, su hermana mayor, le había dicho todo lo que le había pasado a ella y sus hermanas cuando eran apenas unas niñas. Ya que, para la Emperatriz, los hombres eran pestes. Por eso, Alexia a sus dieciocho años de edad se la vivía encerrada en Amazon Lily y le había agarrado miedo y odio a los hombres.

Hasta que, por su propia cuenta, decidió salir de ese lugar a aventurarse. Así, encontrándose con Portgas D. Ace.

Ya había pasado una semana desde que se había encontrado con el pirata y lo seguía sin parar. Al pirata no le molestaba, puesto a que, se había encariñado con la chica.

―¿Dónde se supone que estamos ahora?―preguntó Alexia, bajándose mientras Ace la ayudaba.

―Estamos en Alabasta―respondió tranquilamente con una sonrisa.

―Wow, hace demasiado calor―anunció, y empezaron a caminar por las calles de la ciudad.

―Sí, demasiada.

Le propinó un golpe al pelinegro:―Serás idiota―. Se supone que eres de fuego, ¿no sientes calor, verdad?―el pecoso negó con una sonrisa―. Lo sabía. Pero en serio, hace calor.

Terminó por sujetar su melena roja en una cola alta.

―Antes de buscar a Teach por estos lados, debemos buscar a mi hermano―le dijo el pelinegro a Alexia. Ésta asintió, sabía que Ace estaba buscando a su hermano, porque en la isla pasada le había dejado un mensaje.