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Boa Alexia tenía una vida demasiado complicada y eso se debía a sus hermanas mayores. Hancock, Sonia y Mari, habían vivido un pasado terrible. Y ellas le contaron aquello a Alexia, creando un odio y miedo de parte de ella a los hombres.
¿Quién di...
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"¿Es genial que haya dicho todo eso? ¿Está bien que estés en mi cabeza?" -Delicate, TS.
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Después de quedar totalmente enterrados por la arena, Alexia creía que se moriría ahogada allí y temía por Chiyo, ya que no la sentía con ella. Hasta que alguien agarró su brazo derecho y lo primero que vió al salir de la arena fue un cabello verde.
Alexia tosió a más no poder―. ¡Qué asco! Tragué arena―volteó a ver a Zoro y sin dudar lo abrazó―. ¡Eres mi salvador! Desde ahora te adoro.
Zoro, quien se encontraba sorprendido por la acción de la pelirroja, solo se levantó y de paso alzó a Alexia. La cual lo abrazaba por el cuello.
―Hai, hai. Está bien―decía sin aún aceptar el abrazo.
―Seamos amigos. ¡Los mejores!―se soltó de Zoro y lo veía con una gran sonrisa tierna.
El peliverde frunció el ceño. Era muy raro verla actuar así. Antes solo veía a alguien muy tímida con los hombres y ahora parecía muy extrovertida con él. Aunque antes habían peleado por una tontería.
―¿Eh? ¿Solo porque te saqué de la arena?
La pelirroja asintió con entusiasmo―. Además me agradas.
―Hmp. Ya lo creo―dijo cruzando los brazos. Sin aún poder creer el repentino cambio de actitud.
―¡Lexi, ahí estás!―gritó Ace acercándose a la pelirroja mirándola con preocupación. El pelinegro traía a Chiyo consigo.
―¡Chiyo!―la sujetó rápidamente y le comenzó a dar besos. Chiyo le lamió la mejilla en forma de cariño. Ace, el cual estaba enfrente de la chica, hizo un puchero ofendido, la pelirroja no tardó en notarlo―. ¿Qué pasa?
―Nada, nada―mintió el pelinegro. Alexia solo se permitió alzar una ceja. Estaba claro que no le creía, después de todo ya llevaba conociéndolo por varias semanas. El pelinegro era muy impredecible pero, a veces, muy predecible.
―Bien, bien. Haré como que no pasé nada―dijo con una sonrisa, para después besar a Chiyo. Ace solo suspiró.
―Prefiere a una serpiente que a mí. Qué dura es la vida―murmuró para sí mismo, con un aura depresiva. A todo eso, la pelirroja no le prestaba atención.
Alexia ya había visto como era la personalidad de cada uno de los integrantes y, eso resultaba un tanto extraño. Sin duda alguna eran fuertes, pero cada uno tenía una personalidad diferente y, a veces, eso podía ser un problema. Ya que había personalidades que no congeneaban para nada. U otras que sí, pero eso los hacía más divertidos, según Alexia.
