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Boa Alexia tenía una vida demasiado complicada y eso se debía a sus hermanas mayores. Hancock, Sonia y Mari, habían vivido un pasado terrible. Y ellas le contaron aquello a Alexia, creando un odio y miedo de parte de ella a los hombres.
¿Quién di...
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"Y las despedidas son mucho más difíciles, porque éramos felices". -We Were Happy (From The Vault), TS.
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Habían retomado el camino, mientras que las dos otras chicas iban en el camello, los otros chicos y Alexia caminaban en ese desierto tan caluroso. Era de verdad detestable. Alexia ya no podía más con su vida, sentía que en algún punto se iba a desmayar por el sol. Nunca en su vida había sufrido tanta calor como ahora.
Él qué se quejaba más era el capitán, sin duda alguna no soportaba ese sol.
Hasta ese punto de calor, Alexia recordó cuando Ace le había dicho que podía cargarla, así que lo usaría ahora. Definitivamente.
―Oi, Ace―llamó con dificultad. Estaba un poco encorvada, ya no podía con su vida.
―¿Mhm?
Alexia se puso recta y alzó su mirada, encontrándose con un pecoso completamente bien. El chico no parecía estar en un desierto, el cual parecía un sauna. Pero esto iba más que solo un simple sauna. La pelirroja lo vió con indignación. ¿Cómo era posible que estuviera tan normal? Pero después recordó la fruta que se había comido y solo se permitió suspirar.
―Te odio, Ace―simplemente dijo eso, para después encorvarse de nuevo.
―¿Eh?―el pelinegro se encontraba muy confundido, así que comenzó a pensar en todo lo que había dicho o hecho anteriormente. Intentando encontrar algo que había hecho mal para que la pelirroja le dijera eso. Pero no encontró nada―. ¿Ahora qué hice, Lexi?
―Nada, es solo que...
Ya con eso, divisó bien a la chica. La pelirroja se encontraba fatal. Como había dicho antes, se encontraba un tanto encorvada y tenía una aura lamentable. Ahí supo lo que quería la chica.
―Mm, ¿quieres que te lleve?―preguntó con una sonrisa. Alexia se puso firme y lo miró con una gran sonrisa. Para después asentir muchas veces. Ambos detuvieron su caminar―. Está bien, sube.
―¡Sí!―sin esperar más, se permitió subir a la espalda del pecoso. Mientras que ella cargaba las dos mochilas para que no molestase tanto.
En el transcurso del camino, Alexia se había quedado totalmente dormida. Si bien hacía calor, estar pegada a Ace la hacía sentir de alguna forma segura. Mientras ella estuviera en sus brazos, se sentiría siempre segura con el pecoso.
―¿Y bien? ¿Ya vieron a Nami y a Vivi?―alzó su mirada al ver que nadie le respondía. Hasta que cayó en cuenta de que ninguno de los Mugiwara se encontraba con él, excepto por la chica que tenía en su espalda―. ¿Luffy? ¡¿Qué?!
