1.- U.A.

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Los delicados petalos rosados caían con tanta calma que parecían estar adormilados, pocas veces había tenido la oportunidad de ver ese bonito expectaculo, con los estudiantes caminando por las calles y la nieve rosada anunciando las clases y la primavera. Un par de ellos calleron en su regazo, se veían incluso mas vividos sobre la falda de verde oscuro. El aire olía delicioso y el clima era exquisito.

Aun así, seguía prefieriendo la lluvia interminable de las Jacaranas de marzo.

Suspiró cansada. ¿Qué se suponía que estaba haciendo?

Sus pies no se sentían ligeros, eran más bien dos pesadas placas de concreto atadas con bonitos cordones blancos. Sus manos, normalmente heladas y resecas, estaban sudando como locas, no sabía precisamente por qué, podían ser sus nervios del primer día. O el descontento de estar ahí.

Debía admitir que el lugar era magnífico. Y vaya que conocía cosas hermosas. La manera en que las nubes y los destellos del sol se reflejaban en los interminables muros de cristal lo hacían ver mágico y toda esa frondosa naturaleza salpicada de rosa hacía resaltar la hazaña arquitectónica en el centro, era casi como sacado de un sueño; incluso la amplitud del lugar resultaba atractiva, con ese largo sendero central que se le antojaba eterno y las interminables hectáreas que se extendían por detrás.

- Definitivamente, será un problema cuando dejes de traerme, literalmente, estamos en la punta del cerro - su hermano sonrió con esa dulzura que le molestaba tanto. Tan falsa que le picaba en los ojos, sus cabellos castaños bailaron con el vaiven del coche.

- No sería un problema si pudiéramos dejarte encerrada aquí - ella se volvió con una sonrisa sarcástica y afilada.

- No lo soportarías, Ryuu - abrió la puerta con pereza, no queriendo bajar. Prefería soportar a ese muchacho que a aquella escuela, podría decir de cuarta, pero sería una mentira. Bufó exasperada - pero que más me queda.

- Inténtalo. La universidad jamás es mala. Todos están en sus cosas - sus filosos colmillos se asomaron de entre sus labios, reluciendo entre sus dientes de perla - nadie presta atención en nadie y normalmente es divertido.

- Adiós - cerró con cuidado y se alejó sin darle oportunidad de regresar la despedida. Pasó su pulgar sobre el audífono y la música comenzó.

Live fast, die young
Bad girls do it well

Probablemente, lo único bueno e interesante dentro de esos muros era el contenido de su Spotify, por que ya sabía que solo se encontraría con una bola de tetos aspiracionistas faltos de personalidad y atención. Torció los ojos para ella misma, otra vez. Sentía su falda ser mecida por la fresca brisa, pero claro, estaba en medio de un maldito monte, por supuesto que la brisa estaba helada y anhelaba con toda su alma haberse puesto las medias. Sí, adoraba al viento y como este siempre parecía tener algo que contarle, desde una canción dulce hasta el olor de humo de algún accidente, pero podría estar un par de agredos arriba para evitarle un dolor de rodillas.

Aun no iniciaba el día y la gente ya estaba sacandola de quicio. Y eso que no había visto más que a su hermano.

- Live fast, die young. Bad girls do it well - susurró. Tenía que intentarlo, no iba a darle a su familia la satisfacción de verla fallar. Pero, como quería estar en cualquier otra escuela. La Academia Shiketsu tenía uniformes más lindos y según el recorrido, era solo un poco más pequeña que la U.A. además, estaría lejos de su casa. La Academia de Gobierno era igual de prestigiosa, más rigurosa y con un examen más difícil de pasar, quizá hasta la dejarían portar armas. Podía ser cualquiera, ¿Cuál era la necesidad de que fuera la más nefasta de todas?

Taste of Gale ||Katsuki Bakugou||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora