Día 3

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Bien, el tercer día de Lyon, al menos hasta la noche, porque planeo ponerlo como un inicio para el cuarto día del viaje. Espero que les guste y cualquier opinión siempre será escuchada. Les dejo con el capítulo.

Entonces, aquel monumento debía ser algo mágico, ¿cierto?

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Entonces, aquel monumento debía ser algo mágico, ¿cierto?

Él no lo sentía así.

Luego de los daños ocasionados a la recepción del hotel, llegó el encargado que los vigilaría durante sus horas libres en la ciudad. Ya se habían formado algunos grupos con ideas distintas, ir a tiendas de ropa o visitar alguna que otra cafetería.

Por supuesto, todo bajo la condición de que estuviesen cerca del punto de encuentro en un radio de quinientos metros o algo así. No lo había escuchado del todo bien, pero no le importaba, en realidad quería admirar un poco la arquitectura de la ciudad y sus zonas más turísticas.

—¿Viejo, vienes al arcade? —preguntó Nino, apareciendo de la nada y señalando el centro que se encontraba detrás del monumento que Adrien planeaba admirar con suma tranquilidad—. Las chicas nos han retado diciendo que son mejores que nosotros.

Bien, no había tiempo para admirar arquitectura pasada, ahora tenía asuntos más importantes que atender.

—Vamos —aceptó manteniendo sus labios juntos en una línea y entrecerrando los ojos—. Tenemos que recuperar nuestro trono en los videojuegos.

Ambos se miraron por unos segundos.

—¿Recuerdas que Marinette nos dio una paliza?

—Ella es un caso aparte, está baneada.

Con esa última oración, Adrien dejó que Nino lo llevase hacia el lugar, las puertas corredizas se abrieron y el interior hizo que el rubio arrugase un poco la frente, la luz azul interior le molestaba los ojos y le hizo quejarse por lo bajo.

Afortunadamente para él, luego de pasar el mostrador con los premios, la luz desapareció y dio paso a una sala bien iluminada y con juegos modernos y clásicos. Una amalgama extraña pero bien hecha, con solo un primer vistazo, descubrió que los juegos de piano, puntería y azar darían más boletos que el resto.

—Parece que Adriencito aceptó el reto, ¿eh? —Alix se acercó a ellos luego de salir de detrás de la columna, como si hubiese estado esperando ese momento por años. En realidad, era intimidante si no tenías contexto alguno de la situación.

—Prepárense para morder el polvo —dijo Juleka, siendo enfocada por la luz del establecimiento. Estaba sentada sobre una mesa de Air Hockey y masticaba un chicle mientras su único ojo visible parecía brillar en la oscuridad.

—Estoy viendo un par de perdedores. —Marinette apareció a un lado de ellos y le dio un susto a Nino. El moreno se aferró al brazo de su amigo y ambos se miraron antes de separarse y hacer un acuerdo tácito de no volver a mencionar esa reacción.

Diez días en Lyon | Miraculous - 0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora