6.Sueño

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Blitz iba en su moto con dirección a su casa. Tenía el Grimorio bajo uno de sus brazos y la medicina que le dio Stolas en el bolsillo. Todavía había bastante tráfico en las calles. Por lo que decidió tomar el mismo "atajo" de cuando iba en la dirección contraria. Recibió algunos gritos e insultos por parte de los transeúntes que circulaban la acera y siguió su camino. En poco tiempo llegó a el edificio en el que vivía y estacionó su vehículo.

Subio las escaleras hasta llegar a el piso del departamento en el que vivía. Caminó por el pasillo y llegó a la puerta de su hogar. Se dispuso a abrirla pero paró ya que escuchó unos ruidos y gritos incomprensibles que provenían de el interior de el departamento. Agudizó el oído y logró percibir sonidos de vidrios rotos. Metió una mano dentro de su ropa para tener lista su pistola en caso de emergencia. Respiró profundo y abrió la puerta de una patada. Logró ver a su hija gritándole a un diablillo albino. Habían vidrios rotos alrededor de ellos y una diablilla estaba en medio con posibles intensiones de separarlos. Ninguno se dio cuenta de que Blitz había abierto la puerta hasta que la hellhound terminó de decir: -¡Yo que mierda sé de donde puede estar!-.

Justo al terminar esa frase todos se giraron hacia el diablillo que estaba bajo el marco de la puerta y gritaron al unísono: -¡Blitz!-. Su hija corrió hacia el y lo abrazó fuertemente. Seguido de esto Millie se les unió. El silencio se hizo presente por unos segundos hasta que las dos demonios se despegaron del diablillo. -¿Millie, Moxxie? ¿Qué hacen aquí?-, preguntó bastante contrariado.

Los tres demonios contrarios a Blitz se miraron entre ellos algo preocupados. Luego Loona respondió: -Como no llegabas decidí llamarlos-. Blitz se extrañó. -Espera. ¿Cuánto tiempo me demoré?-, preguntó. -Los demás volvieron a verse. -Casi cuatro horas, señor-, respondió Moxxie. -Ya son las doce y media-, siguió. El diablillo se sorprendió bastante. El tiempo que había pasado en el castillo de Stolas se le hizo demasiado corto. Nuevamente la habitación quedó en silencio. -¿Por qué te demoraste tanto, B?-, preguntó Millie. -Eh... Bueno yo...-, dijo el Blitz mientras pensaba que decir. -Había mucho tráfico, ¿Sabes?-, mintió a medias. -Te conozco-, comenzó Loona.

-Ibas demasiado apurado por lo que ocupaste tu supuesto "atajo"-, dijo mientras hacía las comillas con sus dedos. -¡Oye! mi atajo no tiene nada de malo-, se justificó Blitz mientras se cruzaba de brazos. -Literalmente comienzas a conducir por la acera. Y lo  haces aunque el vehículo no entre-, objetó Loona. -No nos desviemos del tema-, dijo Millie. -Dinos la verdad, Blitz. ¿Por qué te demoraste tanto?-.

El diablillo nuevamente comenzó a pensar en una excusa. Pues no era como si pudiera decir: "Me quedé con Stolas unas cuatro horas porque el está actuando demasiado raro y pensé que eso podría afectar el trato del puto libro mágico. Así que intenté descubrir que le pasaba por medio de la música que escucha (cosa que no funcionó). ¡Ah! Y como excusa para quedarme allí por un rato le conté lo del incendio de anoche me hizo una revisión y encontró una cosa mal. Pero ya me dio una medicina de la cual tengo que tomar ocho gotas al día en un vaso de agua. Y si no la tomo lo mas probable es que me den ataques de tos bastante seguido", terminó de contar Blitz mientras trataba de recuperar el aire que perdió por haber dicho todo de corrido.

Millie y Moxxie se miraron entre ellos con una sonrisa y soltaron una ligera risita. -¿Qué?-, preguntó Blitz. -Nada B, solo que... Nos parece algo tierno que te preocupes así por Stolas-, dijo la diablilla. -Yo no me estoy preocupando por él-, se explicó el diablillo mientras exageraba sin querer el tono de voz y sus gestos. -¡Me estoy preocupando por la empresa!-, sentenció. -Sí... Claro...-, dijo Moxxie en un tono de sarcasmo.

-¡Cállate Moxxie! ¡No estoy hablando contigo!-, le gritó Blitz al albino. -¡Pero Millie estaba hablando por los dos!-, se se justificó. -¡TE DIJE QUE NO TE METIERAS, PITO CHICO!-, dijo el diablillo mas alto apuntándolo con un dedo. Moxxie se cruzó de brazos frunció el seño y giro la cabeza para ver a otra parte. Millie le puso una mano en el hombro a su esposo para calmarlo un poco. La habitación quedó en silencio unos segundos. -Eh... Bueno como ya sé que pasó iré a dar una vuelta. ¡Vuelvo un un rato!-, dijo Loona mientras veía su teléfono y salía de el departamento. -¡Adiós Loony!-, se despidió Blitz de su hija mientras agitaba la mano. Nuevamente la habitación pasó al silencio.

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