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Carla's POV

Tenía sueño y frío, lo único que quería era subirme a ese maldito avión y quedarme durmiendo todo el viaje. Me encontraba con mi madre y Lucrecia. Las dos estaban haciendo todo el papeleo mientras yo solo observaba con mi cara de dormida.
Sentí un flash, y a lo lejos noté a miles de paparazzis afueras del aeropuerto, hasta que ví a uno entrar.
Me puse tensa al ver que se acercaba a mi, pero Lu me tranquilizó.
- El es Enzo cariño, el paparazzi que te hablé ayer. - Dijo.
Por suerte guardó su cámara, me ponía de mal humor verlo con ella.
Una vez enfrente mío, me estrechó la mano. Le sonreí, no quería parecer malhumorada, no de nuevo.
Enzo saludó a Lu y a mi madre. Para ser sincera, era bastante alto, tan alto que tenía que inclinar mi pobre cuello para ver bien su cara, la cual era preciosa, al igual que sus manos. Esos pensamientos se fueron cuando por fin era la hora de abordar el avión, ahora si me despediría por un tiempo de tantos paparazzis y la bulliciosa ciudad.
En el avión, me senté al lado de mi madre, y lo primero que hice fue dormirme, estaba que no podía más.

Enzo's POV

Noté como Carla se quedó dormida en el hombro de su madre. Yo solo me dedicaré a ver películas y dormir las próximas once horas de vuelo, esto sería aburrido.

Ya transcurrieron tres horas, y no había podido dejar de ver a Carla, como dormía, se veía pacífica y bella, le tomaría una foto ahora mismo.
- ¿Qué miras tanto Enzo? - Preguntó su manager la cual, lamentablemente estaba a mi lado. Me cae bien, solo que es un poco pesada.
- Oh, um, miraba el vestido de Carla, estaba intentando adivinar de que marca es. - Dije
- Es marca Chanel, es una de sus marcas favoritas, pero la que más le gusta es Dior, desde pequeña que la usa...- Así estuvo todo el vuelo, hablandome de Carla. Me pregunté si su vida iba más allá de Carla, pero al parecer no.
Unas horas más tarde llegamos a Hawaii. Estuvimos un tiempo intentando despertar a Carla de su profundo sueño y nos fuimos directamente al hotel.
El hotel era realmente gigante y lujoso. Había bastante gente y todo era muy alegre y elegante.
Ya habían pasado cinco minutos y comencé a tomarle fotos a cualquier escultura que veía.
Fuimos a nuestras habitaciones, no podía creer que me quedaría aquí gratis por dos semanas.
Al llegar lo primero que hice fue recostarme en la cama, la cual estaba bastante cómoda. Unos golpes en mi puerta me interrumpieron.
- Si, pase. - Dije.
No me esperaba que entrara Carla en la habitación, tenía un vestido blanco de playa, muy hermoso donde se podían apreciar sus curvas y su cabello dorado.
- Hola Enzo, lo siento por interrumpirte pero quería venir hablar contigo, un poco. - Dijo mientras se sentaba en la orilla de mi cama.
- Hola Carla, no hay problema, decime. - Respondí.
- Nada, estaba un poco aburrida en mi habitación y bueno, vine a visitarte. - Y me sonrió. Tenía una sonrisa bastante linda y perfecta, combinaba con su cara.
- Te he visto varias veces tomandome fotos junto a más paparazzis, y siempre quise saber de vos, ¿cuantos años tienes? - Preguntó mirandome a los ojos, algo que me puso bastante nervioso, pero fingí.
- Tengo treinta años. - Respondí, ella alzó un poco sus cejas ante mi respuesta. 
- Bueno, me llevas ocho años, es un poco bastante. - Los dos reímos al mismo tiempo, es bastante simpática.
- ¿Hace cuánto eres paparazzi? - Preguntó otra vez.
- Hace unos cuatro años. -
- Mm, supongo que no es fácil ser odiado por la mayoría de famosos. - Reí ante su respuesta.
- No, no es fácil, pero lo vas llevando. - Dije.
- ¿Me acompañas un rato a la playa? Trae tu cámara. - Luego de eso salió de la habitación cerrando la puerta.
Creo que Carla me gustaba demasiado, pero debía controlarme.
Agarré mi cámara y fui hacia la playa, allí estaba ella en la orilla del mar. Con una bikini celeste que le quedaba hermosa.
- Ya llegó el paparazzi, ¿me tomas un par de fotos? - Preguntó. Asentí con mi cabeza y me acomodé para sacar las fotos.
Traté de sacar las mejores fotos posibles, más que nada porque iban a su instagram lo más probable.
Luego de un rato comenzamos a jugar, me agarraba de la mano y me llevaba a la orilla mientras yo seguía sacando fotos. Nos reíamos juntos, e incluso nos tiramos un poco de arena apropósito.
Luego de un rato nos cansamos y nos tiramos juntos en la arena.
- Me caes muy bien Enzo. - Esas palabras me sacaron una gran sonrisa.
- Y vos más Carla. - Luego de responderle, ella giró su cabeza y me miró fijamente a los ojos. De repente unas ganas inmensas de besarla aparecieron, pero no debía hacerlo, o eso pensaba cuando ella lentamente comenzó a acercarse a mis labios. Su mirada cambió a una más sexy, miraba mis ojos y bajaba su mirada a mis labios, y de pronto un beso nos unió. Era suave y tranquilo, poco a poco el beso pasó a ser un poco más apasionado y desesperado. Comenzó acariciar mis brazos y yo su nuca. Hasta que una voz nos interrumpió.

PAPARAZZI | Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora