PAPARAZZI | Enzo Vogrincic

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12:00PM

Fuertes golpes resonaron en la puerta de Carla. Al abrir la puerta apareció su madre.
- Carla, y son las doce del mediodía, ¿por qué no te has levantado? -
Apenas abrió los ojos, le dolía el cuerpo y la cabeza, se sentía cansada aún.
Lo último que recuerda fue tener a Enzo encima de ella.
- Anoche tomé mucho madre, lo siento. - Hundió nuevamente su cara en la almohada.
- Estas con resaca. Mejor quédate todo el día descansando a ver si mañana te recompones. -
Gracias a Dios no la obligó a pasar un día en la playa o ir a comer, etc.

Luego de unas horas acostada en la cama decidió salir al baño.
Fuera de esta se encontró con Enzo, en el pasillo.
Ambos se miraron a los ojos, recordando todo lo que hicieron anoche.
Carla simplemente decidió ignorar tal suceso y se adentró en el baño.
Mientras hacía sus necesidades pensaba si fue correcto lo que hizo, algo que era un rotundo no.
Que pensaría su madre si se da cuenta que se folló a un hombre que conoce hace dos días y que es paparazzi. Lo mejor sería fingir demencia.
Al salir del baño se encontró a Enzo nuevamente, esta vez enfrentandola.

- Carla necesitamos hablar. -
Intentó esquivarlo pero el joven la detuvo, quería saber su opinión al respecto de la situación.
- Lo que hicimos anoche fue nada más que un desliz, estaba borracha y no sabía lo que hacía. - Miró hacia abajo, apenada por lo sucedido.
- Solo eso. -
Dejó al morocho solo, cerrando la puerta en su cara.
Solo debían olvidar lo que sucedió aquella noche, y todo volvería a la normalidas.

2 días después

Enzo's POV

Hace dos días que Carla no me mira, y menos me habla.
Pero las ganas de besarla se intensificaban cada vez más. Sentía esa misma tensión en ella, pero no estaba del todo seguro.
Hoy por la noche habrá otra fiesta, por lo cual me pondría mi mejor vestimenta para que al menos ella me mire.
Una camisa negra, pantalones negros y zapatos negros. Sabía que el negro era uno de los colores que mejor me quedaban, y que a Carla le gusta mucho en los hombres.
Esta vez decidí cortar mi pelo, dejarlo corto.
No soy de esas personas que se auto elogian seguido, pero hoy me veía bastante decente.

A las doce de la noche me dirigí a la fiesta. Había más mujeres que otros días.
A lo lejos pude ver a Carla, ella llevaba un vestido negro que resaltaba en color de su pelo al igual que sus curvas.
Saqué su mirada de encima cuando ella logró encontrarme con la suya.
Ya en la barra me pedí un vodka tonic, mientras una mujer de pelo negro y vestido rosa se acercó.
- ¿Qué tal? - Preguntó recostandose un poco sobre la barra.
- Bien, ¿vos? -
- Bien, ¿viniste a vacacionar? - Preguntó nuevamente.
En un momento comencé a sentir tensas mirada sobre mi.
- No, de hecho vine por trabajo. Para tomar algunas fotos a una famosa. -
- Oh, ¿Carla Westwood? -
- Si, así es. -
Hablamos un rato más, era simpática, linda.
Una rítmica música comenzó a sonar, muchos se levantaron de sus mesas a bailar.
- ¿Me acompañas? - Preguntó aquella chica.
Asentí y juntos fuimos hacia la pista de baile.

No soy muy bueno bailando, pero el alcohol taparía aquellos movimientos.
Como desearía que la que estuviera bailando aquí conmigo sea Carla. Pero al elevar un poco mi mirada me encontré con una Carla bailando con otro hombre. Este era bastante elegante, tenía ojos azules y pelo castaño.
Mientras bailaban, Carla acariciaba sus musculosos brazos y lo miraba divertida.
No podía negar que aquello me hacia hervir la sangre.

- ¿Estas bien? - Puse un poco de mi atención nuevamente en aquella mujer.
No sabía si seguir bailando o irme, pero ya no tenía ganas.
- Lo siento, voy al baño. - Mentira.
Caminé un poco hasta llegar a los baño, allí entré en uno de los cubículos y me senté.
Debía reflexionar sobre toda esta situación, que de alguna manera me afecta.
Era obvio que Carla luego quisiera olvidar todo esto, pues es una famosa y no puede andar en hombre en hombre como si nada.
Si sigo estando aquí siento que de pronto me obsesionaré con ella.
Tal vez puedo decir que tengo un familiar enfermo y que debo volver de emergencia a mi país.
De tanto pensar los dos golpes que resaron en la puerta del cubículo me asustaron.

- O-Ocupado. - Dije.
Sin más la puerta se abrió apesar de mi contestación.
- ¡Ey! Esta ocu- - Me callé a verla a Carla frente a mi.
Rápidamente entró y cerró la puerta con seguro.
- Entiendo que estes celoso, pero te merecías eso. - Dijo.
- Ya no quiero esto Carla, quiero irme. -
Su expresión cambió, no creo que se esperara que diga eso.
- ¿Irte a donde Enzo? No puedes irte. -
- Si puedo irme, ya no quiero estar acá. -
- No puedes irte y dejarme así. -
Parece que quería soltar algo, pero intentaba evitarlo.
Respiró profundo y puso una mano en mi hombro.
- Me gustas Enzo, me caes bien, eres bueno hombre, eres lindo e incluso...me follas bien. -
Reí ante su dicho.
- Entiendo que es humillante esto, pero es verdad. -
La miré a los ojos. Sabía que si seguía así no la podría soltar. No creo que pueda encontrar alguna mujer como ella en este mundo.
Me acerqué lentamente a su cara, y la besé. No fue un beso apasional o salvaje, fue uno tierno y con...¿amor?
Como sea, la besé.

Carla tomó mi mano y salimos de aquel baño. Me llevó a la pista de baile y ahora si bailamos juntos.
Bailaba tan bien, y tan sexy a la vez. Yo de seguro debo verme como un payaso a su lado. Que verguenza.
En lo que siguió la noche, Carla y yo nos hicimos un par de amigos de la fiesta, tomamos shots y seguimos bailando.

Ya a las cuatro y media de la mañana estabamos bastantes cansados, así que decidimos irnos.
Mientras dejaba a Carla en su habitación ella me detuvo.
- Por favor, hoy duerme conmigo. -