Segundo capítulo

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No podía creer que sus propios padres hubieran causado tanto dolor a la persona que amaba. La ira y la tristeza lo consumieron cuando comenzó a insultar a sus padres. "No sois más que monstruos egoístas y hambrientos de dinero a los que les importa más la riqueza que los sentimientos de la gente.

Los odio a los do-'', gritó Yeosang, sus palabras llenas de resentimiento. Pero antes de que pudiera terminar la frase, la mano de su padre golpeó su rostro. Aturdido, Yeosang tropezó hacia atrás cuando su padre lo regañó y lo envió a su habitación.

Mientras se marchaba furioso, el padre de Yeosang murmuró algo acerca de que era un desagradecido e irrespetuoso. Sintiéndose derrotado, Yeosang se retiró a su habitación. Pero su comportamiento sumiso fue solamente una estratagema. 

Mientras sus padres dormían, Yeosang rápidamente hizo una bolsa con algo de ropa y una pequeña cantidad de dinero que había ahorrado. No era mucho, pero le bastaría para sobrevivir unos días en un apartamento pequeño pero cómodo.

 Cuando cayó la noche y sus padres se fueron a la cama, Yeosang supo que era su oportunidad de escapar. Salió silenciosamente de su habitación y de la casa, con cuidado de no despertar a nadie. Había planeado quedarse con un amigo antes de encontrar un lugar para alquilar, porque sabía que no podía quedarse más en esa casa.

Yeosang suspiró aliviado cuando llegó a la casa de su amigo, sintiendo que por fin era libre de sus padres. Aunque la casa de su amigo estaba cerca de la suya, se sentía seguro sabiendo que nadie sabía de su existencia. 

Su amigo lo recibió cálidamente y juntos pasaron una noche tranquila, hablando y riendo como en los viejos tiempos.

Yeosang sonrió, sintiéndose agradecido por tener a alguien como él en su vida. Se preguntaba cómo hubiera sido su vida si no se hubieran conocido en la escuela secundaria y la amistad que habían cultivado durante todos los años. Siempre se apoyaban mutuamente, incluso cuando pasaban por momentos difíciles.

La noche fue pasando y Yeosang se sorprendió al ver que había olvidado completamente sus preocupaciones y olvido por un momento el dolor y odio que tenía hacia sus padres, especialmente por lo que habían hecho a Jongho. Pero ahora estaba feliz de tener a su amigo a su lado, sabiendo que siempre estaría allí para él.

Más tarde, cuando llegó el momento de dormir, su amigo lo ayudó a acomodarse en la cama y le dio una almohada extra para que se sienta cómodo. Yeosang se despidió de su amigo y cerró los ojos, sintiendo un profundo sentimiento de gratitud y paz en su interior.

Al día siguiente, Yeosang despertó, sintiéndose renovado y decidido a no volver a su casa. Sin embargo, al revisar su celular vio más de treinta y tres llamadas perdidas y mensajes amenazadores de sus padres, rogándole que volviera a casa. Pero Yeosang se mantenía firme en su decisión. 

Mientras desayunaba con su amigo y su familia, alguien tocó el timbre. Era sus padres, quienes no tardaron en arrastrarlo hacia su casa. Gritándole e insultándole, lo encerraron en su habitación y le prohibieron salir y comer por toda la mañana. Ese día no tenía clases ya que eran vacaciones y pasaría un tiempo antes de que comenzaran las clases, así que nadie notaría su ausencia.

En medio de la desesperación y el dolor, el resentimiento hacia sus padres creció aún más. Yeosang estaba más decidido que nunca en escapar de esa casa y no volver jamás.

Aprovechando su teléfono adicional, Yeosang comenzó a buscar departamentos en línea. Finalmente, encontró uno que parecía perfecto para él, y se alegró al descubrir que estaba disponible. 

Decidió esperar hasta la noche para escapar nuevamente. Sin embargo, se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave y había guardias en la entrada vigilando. Pero Yeosang no se iba a rendir tan fácilmente. Recordó que su habitación tenía una ventana que daba al patio trasero, así que decidió salir por ahí.

Con sus pertenencias, algunas cosas empaquetadas y dinero en mano, Yeosang corrió hacia la esquina donde un taxi lo esperaba. 

al llegar Yeosang se quedó de pie en la entrada de su departamento después de cerrar la puerta con cuidado. Estaba exhausto después de haber huido de casa. Se quedó allí, con la mente absorta en sus pensamientos, antes de finalmente decidirse a continuar con su camino hacia la cocina para prepararse algo de comida y agua.


El castigo que le habían puesto sus padres más temprano en el día había sido injusto. Se había perdido una comida completa y apenas había tomado un sorbo de agua desde entonces. Saliendo de esos pensamientos, ahora se daba cuenta de lo hambriento y deshidratado que se sentía. 

Después de una larga noche de mudanza desempaquetando las cosas, finalmente Yeosang se sentía cansado. Habiendo terminado de desempacar todas sus cajas y arreglar sus pertenencias, decidió tomarse un descanso y disfrutar de un sabroso zumo y un delicioso sandwich de jamón y queso.

Mientras saboreaba su comida, Yeosang observaba su nueva habitación con asombro. La decoración era preciosa y hermosa, inspirada en la naturaleza. Los colores terrosos y los elementos naturales le hacían sentir como si estuviera en medio de un bosque. Se sentía cálido y acogedor, como si hubiera encontrado un refugio en medio de la ciudad.

Después de terminar su comida, Yeosang se levantó y llevó sus platos a la cocina para lavarlos. Aunque era una tarea sencilla, Yeosang se tomó su tiempo para disfrutar de cada momento. Lavó, el vaso y el plato, admirando cómo la luz del sol se filtraba a través de la ventana y creaba hermosos reflejos en el agua.

Al volver a su habitación, Yeosang se tiró a la cama y se recostó mirando el techo. Mientras observaba las sombras que se formaban en el techo, su mente divagaba. De repente, un pensamiento lo hizo sentarse en el escritorio, comenzando a escribir una carta. 


Extrañaba cada día dulce. Extrañaba nuestras conversaciones, nuestras risas, nuestras tardes juntos. Me siento vacío sin ti en mi vida. No puedo creer que no estemos juntos en este momento.

Pero a pesar de todo, cada vez que pienso en ti, mi corazón se llena de amor y felicidad. Eres mi todo, mi persona favorita en el mundo entero. Nunca me cansaré de decirte lo mucho que te amo.

Cada vez que mi mente comienza a vagar, automáticamente pienso en ti. En tus ojos brillantes, en tu sonrisa contagiosa, en tu abrazo cálido. Eres la persona más especial que he conocido y estoy tan agradecido por haberte tenido en mi vida.

No importa cuánto tiempo pasé, siempre estaré aquí para ti, apoyándote en todo lo que hagas. Y cuando vuelvas a nuestras tardes juntos, prometo que no dejaré que nada ni nadie nos separe de nuevo. 

Te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Siempre y para siempre, mi corazón te pertenece.

Con amor y nostalgia,

YeoSang.

Tras escribir la carta, Yeosang cerró su libreta y la dejó en su escritorio. Se sintió aliviado al finalmente haberse desahogado y sacado todo lo que tenía en su mente a través de esas palabras escritas. Sin embargo, ahora que todo había sido dicho y hecho, él no podía evitar sentir una mezcla de emociones en su interior. Se dirigió a su cama y se tumbó, mientras su mente corría por todos los acontecimientos que lo habían llevado a escribir esa carta en primer lugar.

Ahora Yeosang se encontraba en su cama, con una sonrisa en su rostro. Había pasado por un momento difícil, pero había encontrado una forma de lidiar con él y salir más fuerte al otro lado. Cerró los ojos y se prometió seguir escribiendo cartas para expresar sus sentimientos y algún día, si llegaba a reencontrarse con Jongho, poder entregarle todas ellas y poder decirle lo mucho que lo ama y si es posible que continuaran su relación porque esta vez no dejaría que nadie los vuelva a separar.

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