Una boda trágica

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Está dividido entre su honor y el verdadero

amor de su vida, rezó por ambos pero le fue negado 

Sharon den Adel


La música sonaba magistral en sus oídos, sus pasos de baile eran ligeros, todos los veían embelesados y al volver a ver a su marido, oh su querido esposo, este le devolvía sus mejores sonrisas. No fue fácil para Mimzy pero vivir este singular momento hizo que todo valiera la pena.

Alastor por su lado, no podía evitar girar a ver a su audiencia y sentirse como un impostor ante la mirada de todos, nada agradable. Razón por la cual su imborrable sonrisa no dejaba su rostro y su mira no paraba de buscar algún conocido, entre la multitud hayo a Angel él bebía de su champagne, no sabía cuál era la expresión en su rostro. Cabizbajo sin siquiera ver a la pareja de recién casados, mientras su pelirroja compañera se recargaba en su brazo y apoyaba su rostro en su hombro, cautivador y desagradable pensó el moreno. Pero ¿Qué derecho tenia él de sentirse así si era él el que se estaba casando?

Sonríe, pensó, puede que sea la última vez que nos veamos, mírame, no quiero olvidarme nunca de tu rostro, así que por favor sonríe para mí una última vez o no te vayas jamás.

Pronto la música paro, la pareja se detuvo y las miradas voltearon aterradas al escuchar un grito atormentado viniendo del despacho.

~*~

En Nueva York dentro de la mansión Ragnelli, el mayordomo de la familia se encontraba recorriendo los salones, debía admitir complacido que desde que se fueron los hermanos la casa nunca había sido tan tranquila y ordenada, aunque no todo era color de rosas, pues los actos que desencadenaba Nicolás en Luisiana resonaban hasta allí; los desastres descuidados que causaba le preocupaba más de lo que debía, más por la perdida y el bienestar de los hombres y el paradero desconocido de Anthony hacia que el Don se amargara cada vez más, tambien por más que Molly no causaba los mismos problemas que sus hermanos, cumplir sus innumerables caprichos y tolerar su mirada desdeñosa no hacia su deber más fácil.

Caminando por los silenciosos pasillos llego a la sala de estar, con el cuadro de una hermosa mujer rubia decorando la pared principal. Una joven perteneciente a la servidumbre se le acerco con varias cartas sobre una bandejilla de plata que usaba para llevar la correspondencia a la oficina del Don.

— Señor Pent. Esta carta es para usted.

Pentious volteo sorprendido hacia la joven, tomo la carta y con un ademan le indico que prosiguiera, supuso que se trataba de su hijo desde la Big Easy, aunque sus cartas no eran muchas ni tan largas, solo le decía que estaba bien, y que no se sentía seguro con las decisiones de sus superiores. Pero esta vez, sentía algo diferente con esta carta, sus sospechas se confirmaron al ver que no era una caligrafía escrita sino mecanografía, con mucha curiosidad – y un muy mal presentimiento – abrió el sobre y saco el papel que contenía fue entonces cuando se dio cuenta.

"Para: Simón Pentious

De: Nicolás Ragnelli

Estimado señor Pentious, lamentamos profundamente informarle que su hijo Siro Pentious perdió la vida en acto de servicio. Nos resulta difícil transmitirle esta noticia, pero creemos que es nuestro deber informarle de lo sucedido.

El incidente ocurrió durante una misión que involucraba condiciones climáticas extremas, las lluvias torrenciales de Nueva Orleans y la naturaleza implacable del terreno. A pesar de nuestros esfuerzos de búsqueda y rescate, es con gran pesar que debemos comunicarle que no pudimos encontrar el cuerpo de su hijo.

Sendero al Infierno || RadioDustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora