Prólogo: Trazos de redención en la noche oscura

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Un joven errante de cabellos dorados vuelve nacer todas las noches,
En penumbras, caminando solo, su alma distante de sí,
Olvidada en un recoveco de una habitación azul.
Vende sus sueños en paquetes de adicción,
Bajo la luna, su corazón en confusión.
Susurra el viento, sembrando la semilla de la autodestrucción.

El beso de la soledad, su única compañía,
En calles oscuras, donde el peligro guía.

Padre ausente, puños crueles del ayer,
Cardenales en el alma, un fardo que llevar.
Hermano de Venus de Milo*, una responsabilidad que tomar.

Sus bellos ojos de miel, ventanas a la tormenta,
Reflejan un dolor pegado a sus huesos,
Que el tiempo no desentraña.
Deseando recuperar su inocencia perdida
En manos de la vida.

Madre implacable, en su sombra persiste,
La triste melodía de un amor negado que resiste.

Entre sombras y suspiros, busca redención,
Vendiendo sus penas, sin un dios o dirección.
El eco de un pasado violento, cruel,
En su corazón, una llama sin laurel.

Quizás tras las lágrimas, encuentre el perdón,
En cada esquina, una triste canción.
Joven errante de oro, aún podes cambiar el rumbo,
Romper las cadenas, hallar un nuevo arrullo.

En el crepúsculo de su propia creación,
Busca redimirse, romper la maldición.
Joven rubio, en tus manos está la elección,
Esculpir un destino más allá del dolor,
Lejos de tu callejón.

- Luna.

*Venus de Milo:
Escultura de Alejandro de Antioquía.
Se dice que está representando a Afrodita,
diosa de la Grecia antigua que representa la sensualidad,
la belleza, el amor y la fertilidad.
Le rodea un aura de misterio por la ausencia de sus brazos rotos.

Pintura: La Noche Estrellada, Vincent Van Gogh.

pared de cristal «nathaniel carello»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora