9. Confianza

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Mientras la nueva noticia de que los pobladores de Canterbury serían reacomodados en Brighton, Chanyeol con Johnny se habían reunido para organizar el traslado, Charlotte con Lilly estaban ayudando a las mujeres de la comunidad a organizar todas las provisiones del poblado junto con Sehun.

Kyungsoo estaba tomando un descanso a la orilla del pueblo, cerca de un riachuelo cercano, donde abundaba la naturaleza muerta y lo único que aviva un poco la vista era aquel sonido del agua que lograba tranquilizarlo, ya que su corazón estaba tan agitado como su vitalidad lo permitía. En su mente los ojos vivaces de Mark Lee le quemaban la frente, puesto que por primera vez podía decir que existía un humano que no había sido carcomido por el virus, pero ¿realmente se encontraba humanidad en un ser corrompido por la naturaleza del hombre? Era difícil de clasificar. ¿Mark Lee seguía perteneciendo a la raza humana aún? Había roto los porcentajes y los estudios, pero nada descartaba un rebrote.

Qué difícil era confiar en momentos tan culmines.

Unas pisadas sobre el barro irrumpen sus lúgubres pensamientos, da media vuelta y fija su mirada a Jongin quien le trae una taza con algún líquido humeante, asume es café —Te traje algo reconfortante hyung.— Kyungsoo lo recibe con delicadeza y le intenta sonreír, pero es una sonrisa tan escuálida que a Jongin le produce un tanto de tristeza. — ¿Sumergido en tus pensamientos tristes de nuevo?

—Últimamente no he podido salir de ahí.

Jongin se acomoda a su lado, Kyungsoo suspira bajo el calor intermitente que irradia la humeante y cálida taza de café, no puede negar que su corazón sigue agitado, pero por motivos diferentes. —¿Tienes miedo de que tu conocimiento no sea suficiente? —dice Jongin, serio. A Kyungsoo le acomoda esa seriedad en este momento, también le agrada la forma en que su muslo está rozando el propio y cómo el costado izquierdo de su compañero ahora le irradia su calor. — Aunque debo confesar que hiciste incómodamente extenso ese examen.

Kyungsoo se ríe ligeramente, despacio, para que nadie se entere que Kim Jongin le hace feliz con tan poco—. Ocupé todo mi conocimiento en intentar descartar que ese joven no fuera un merodeador en proceso. O que desencadenará una especie de furia desmesurada en medio del traslado a Brighton.

—Eso aún puede pasar.

—Lo sé—Kyungsoo da un sorbo a su bebida caliente—. Pero eso ya no lo consigo prevenir.

El silencio se queda estático, y como lo es desde hace un tiempo, no es tan incómodo. Kyungsoo debe confesar que le gustaría poder guardar este recuerdo en sus más eternas memorias, admirando el brillante y nebuloso Canterbury junto a Jongin, quien ahora lo toma de la mano y no profesa nada, ni una sola palabra de esperanza, sino que sólo aumenta sus sentidos con su silenciosa presencia. Le gustaría decir que confía plenamente en la persona que tiene a su lado, que todo lo que viene a futuro es exuberante y bueno. Pero no puede. Y debe dejarse llevar por su instinto, el cual le grita que Jongin no es el enemigo. Aunque cueste admitirlo. — Podemos hablar un poco de nosotros—interrumpe, para la sorpresa de Jongin, Do Kyungsoo—. Lo de la bencinera...

—Fue una tontería—dice Jongin, arrepentido totalmente y apretando con más fuerza la mano de su hyung—Yo sólo quería un poco de tu atención, y pues hice lo que sé hacer. Que fue provocar. No sabía que te molestaría tanto...

—Lo siento—responde Kyungsoo, mirando fijamente a su interlocutor que ahora pareciera que no entiende nada de lo que está pasando. — Yo sólo ... Tengo miedo de que estés jugando conmigo y sea uno más de tus conexiones carnales.

—Kyungsoo-

—Jongin, me gustas—y es en medio de la agonía, cuando las sonrisas provocan sonrojos, y la desdicha de un mundo que no puede prosperar en este momento está avanzando de manera incomprensible, en un tiempo que no se logra comprender, como los latidos de Jongin que ahora se sienten en su garganta y no lo dejan respirar de manera normal—. Y quiero confiar en ti. En lo que veo cuando estás conmigo, no en los rumores que he escuchado todo el tiempo de tu persona.

Y como un grito de auxilio, Jongin se desborda en verdadera emoción, es un llanto que puede controlar pero que prefiere ocultar en el cuello de Kyungsoo que ahora lo está abrazando con calidez. Tranquilizando su pequeño desborde emocional. Calmando las heridas de un Kim Jongin que no confía en nadie, pero que ahora sólo tiene un nombre en su lista de seres amados: Do Kyungsoo.

—Siempre he sido muy autentico contigo—Jongin levanta su cabeza para ahora quedar frente a frente a su compañero, es una de esas miradas que congelan vísceras por lo tan sinceras que llegar a ser, Kyungsoo ya no quiere huir de esta intensidad. —Y maldita sea, estoy soñando hace demasiado tiempo con volver a besarte.

Es un beso apasionado, Kyungsoo por primera vez se deja llevar tan fácilmente por las manos inquietas de Jongin y se relaja, lenguas que se entregan al otro con despropósito. Es casi automático como Jongin toma el control de la situación y comienza a acariciar el cuerpo cubierto de Kyungsoo, memoriza a fuego el tamaño de sus brazos, de su cintura, de sus caderas e incluso de sus muslos, el mayor paraíso al cual había llegado. Kyungsoo considera que es un poco inapropiado estar manoseándose con tal magnitud en las orillas de un río medio muerto, pero por primera vez manda a la mierda sus preocupaciones y disfruta del momento. Porque quisiera o no, la muerte estaba rondando en su vida y no podía esquivar.

Se permite disfrutar un par de segundos.

No sabía cómo, pero Jongin había logrado colocarlo de espaldas contra la tierra y él subirse encima de su regazo. Una vista hermosa, si se le permite comentar a Kyungsoo. Jongin brillando en sudor con sus brazos color miel descubiertos rogando ser besados. — Eres bueno en esto, desgraciado—Kyungsoo se ríe, mientras Jongin le da pequeños mimos en el cuello.

—No quiero presumir, pero-

—Te encanta presumir.

—Exactamente—Jongin ríe de esa forma juvenil que es enternecedora. Demostrando a su niño interno que busca la aprobación de los que lo rodean. Intentando ser alabado por sus pequeñas hazañas que nadie de su familia puede alabar. Buscando ese amor que en algún momento abundó en su vida tras pequeñas victorias absurdas en este mundo caótico.

Jongin se inclina nuevamente para besar profundamente a Kyungsoo, jurando en silencio nunca más pertenecerle a otro individuo que no sea Do Kyungsoo. Porque no era sólo su compañero de equipo, sino la persona que había confortado su adolorido corazón. Y la forma más poética de existir en un mundo donde las esperanzas ya están perdidas, es confiarle tu vida a otro ser humano.

Los cariños y caricias juveniles se ven intervenidos impertinentemente, nuevamente, por pisadas de barro que se escuchan a lo lejos y un sórdido grito ya conocido —. ¡Tortolos! — Es Margot, que quizá hace cuánto tiempo está observando la escena más horrorosamente cursi en estos últimos tres años de deshumanización. Ambos se levantan escandalosamente rápido y abochornados. — Necesitamos ayuda para trasladar cosas, dejen de jugar a la familia gay feliz. — lo último lo dice en un tono que a Kyungsoo le parece amistoso. Para su sorpresa.

—¡HEY! ¡No seas envidiosa Margot! — le grita Jongin entre enfadado y avergonzado—. Arruinaste mi cita.

—Vaya lugar horrendo para tener una cita—dice la pelirroja mirando a Kyungsoo de manera divertida. Él no estaba entendiendo la escena, pero atino a sonreír de vuelta —. Ya veo porque le gustas tanto a Jongin. Eres encantador hasta sin decir una sola palabra.

—¡DEJA DE ACOSAR A KYUNGSOO! —Jongin abraza desde la espalda por la cintura a Kyungsoo de forma posesiva y Margot sólo logra reír de manera más abrumadora por lo infantil que era Jongin—. Llevas días mirándolo raro.

—Quizá a mi igual me gusta Kyungsoo.

«¿Qué?»

—Déjate de bromas —culmina Jongin, ya serio—. Kyungsoo terminará aturdido.

Y mientras caminan en medio de aquella vegetación muerta camino hacía el punto central de la comunidad, Kyungsoo logra entender por qué Margot y Jongin se llevaban tan bien, finalmente los dos tienen esa personalidad tenaz y amenazadora, pero que realmente es una coraza. Una que no cuesta demasiado derrumbar, pero que es más fácil de ocultar cuando estás solo. Ambos habían visto el uno reflejado en el otro, lo podía ver mientras se molestaban mutuamente por "quién era mejor para él", que sinceramente no entendía en qué momento la charla se había convertido en algo tan confuso como aquello. Asumía Margot lo hacía sólo para joder a Jongin, lo cual claramente lo había logrado. Le parecía una tontería, pero graciosa de ver de todas formas, no puede evitar dibujar una sonrisa de diversión en sus labios al ver a esos dos molestarse como unos mocosos, le parecía estar cada vez más cerca de la humanidad de Kim Jongin. 

Survivors [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora