Donde Percy Jackson tiene la desgracia de conocer a Ayleen Johnson, una semidiosa insoportable que lo único que hace es molestarlo...
O donde Ayleen Johnson se encamina en una misión junto al aburrido de su compañero Percy Jackson, que solo sabe que...
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—EL ORÁCULO CONFIRMÓ LO QUE ESPERÁBAMOS —dijo Quirón, captando la atención de Ayleen, quien se encontraba distraída en sus pensamientos, y de todos los otros campistas que se encontraban formados en un círculo a su alrededor, expectantes— Esta misión procederá hacia el inframundo, en donde confrontarás al dios que se ha revelado contra sus hermanos...
El minotauro hizo una pequeña pausa dramática, antes de agregar:
—Hades. Entradas y a sus dominios, yace bajo la ciudad de Los Ángeles. Ese es el destino de tu viaje —agregó, girándose hacia Percy— El tiempo corre.
Ayleen miró a su alrededor, confusa, pues aún no entendía nada de lo que estaba sucediendo o por qué solo algunos de los campistas se encontraban allí, pero no encontró apoyo en ninguno de ellos, pues estaban totalmente serios ante la situación.
Cómo si hubiera leído su mente, Quirón explicó todo lo que Ayleen no entendía con las siguientes palabras:
—Seleccioné a los candidatos más competentes, de entre los cuales elegirás a dos para que te acompañen en esta misión y se aseguren de tener éxito...
Ayleen abrió mucho los ojos, emocionada. Pero su ilusión se esfumó en cuanto vio que Percy, quien estaba repasando a cada uno de los candidatos con la mirada, evitaba mirarla a ella y, en cambio, dirigía su vista a otra campista.
—Annabeth —la mencionada asintió enseguida.
Ayleen apenas escuchó las siguientes palabras que intercambiaban Quirón y Percy, pues estaba totalmente concentrada intentando pensar cómo haría para formar parte de esta misión, pues no solo quería, sino que necesitaba ir con ellos.
Y el rubio claramente no mantenía en sus planes elegirla, así que tendría que manipular un poco las cosas para que se pusieran a su favor.
Finalmente una gran idea se le vino a la cabeza y sonrió con travesura, orgullosa de su ocurrencia en el pasado, que ahora le serviría de mucho en el presente, y volvió su cabeza al minotauro, quien había comenzado a hablar con ellos nuevamente.
—La primera compañera de misión es Annabeth Chase —dijo Quirón— Sigamos con los demás candidatos...
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—¡Percy! —gritó Ayleen, corriendo detrás del rubio, quien caminaba unos metros delante de ella con decisión en busca de Grover— ¡Percy, Percy, Percy... espera!
