Un Final y Un Comienzo

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Inko Midoriya despertó, como lo hacía cada año, antes de que saliera el sol en víspera de Año Nuevo. Mientras se levantaba de la cama, su mirada pasó por la foto de ella e Izuku que se tomaron en Enero en su visita anual al santuario.

Vaya año había tenido.

Levantando la foto, ella la examinó. Había comenzado a adelgazar, perdiendo un poco del peso que había acumulado con los años, y ahora Izuku estaba un poco más alto, y sus sonrisas eran más genuinas.

Todo gracias a cierta chica rubia que llegó a sus vidas.

Ella rio silenciosamente al recordar lo aburrido que había sido el inicio del año. Ella e Izuku viviendo de la misma forma en que lo habían hecho los últimos siete años. Entonces, a finales de Marzo, todo cambio.

Por supuesto, ella recordaba claramente el incidente en el que Izuku encontró a Himiko, famélica y cubierta de sangre en un callejón. Ella estaba preocupada por la chica, claro, pero estaba más preocupada por la seguridad de su hijo, estaba preocupada de que la pobre chica atacaría a Izuku.

Una parte de Inko aún se siente avergonzada por sus acciones ese día, queriendo huir del problema. Pero como solía suceder, se dejó convencer por Izuku de seguir su plan y acompañar a la chica al hospital.

Resulto que fue una de las mejores decisiones que pudo tomar.

Cuando Inko aprendió la verdad de la situación de Himiko, su corazón se partió, y el remolino de eventos que le siguieron la dejaron sin aliento y tambaleándose. De alguna forma, se había convencido a si misma de volverse una madre de acogida y cuidó a una pequeña que necesitaba ayuda.

Ahora, en el último día del año, era hora de actuar con la decisión que le había tomado meses hacer. Caminando hacia su escritorio, Inko abrió un cajón y sacó un sobre. Desde que Hisashi los había dejado, ella pensó que su familia había dejado de crecer. Ella nunca conoció a su madre, y su tía que la crio había fallecido hace muchos años, dejándola solo con Izuku.

Eso iba a cambiar hoy.

Inko silenciosamente caminó por el pasillo hacia la habitación de Himiko y abrió la puerta. Por supuesto, tan temprano en la mañana, la chica seguía dormida. Si le daban la oportunidad, Himiko dormiría la mayor parte de la mañana, y los pasos silenciosos de Inko no eran suficiente ruido para despertarla.

Una vez ella confirmó que la chica seguía dormida, Inko caminó hacia su mesa, llena de los animales de peluche que había coleccionado a lo largo del año. Lo que comenzó como un simple acto de consuelo se había convertido en la obsesión que el terapeuta de Himiko le recomendó como pasatiempo para explorar sus sentimientos latentes y malos hábitos. Colocando una mano en la montaña miniatura de coloridas criaturas, y deslizó el sobre debajo de ellas.

Cuando llegue el momento, Himiko lo encontraría.

Después de mirar unaúltima vez a la chica a la que Inko veía como su propia hija, Inko salió de la habitación silenciosamente y cerró la puerta detrás de ella. Tenía muchas cosas que hacer ese día.

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La mayoría de las tiendas cerrarían los próximos días para celebrar el año nuevo, y la familia necesitaba suministros para cocinar los platillos tradicionales que Inko insistía en hacer para la festividad. Así que, después de que terminaron de desayunar, Inko, Izuku y Himiko se pusieron sus abrigos y comenzaron su viaje a la tienda.

Tan pronto como llegaron al distrito comercial, algo llamó la atención de Izuku y él corrió hacia el carrito, carteles brillantes publicitando la mercancía.

Familia Más Allá de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora