Bienvenida a Casa

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Mientras Inko cenaba, ella reflexionaba en la conversación que tuvo ayer mientras Izuku divagaba sobre el ataque de villano del ayer que vio en las noticias.

"¿Izuku?" Inko hablo, interrumpiendo a su hijo.

"¿Mhh?" Izuku, apunto de comer un bocado de su cena, rápidamente comió ese bocado, bajo sus palillos y miró hacia su madre.

"Te agrada mucho Himiko ¿verdad?"

Izuku sintió como se calentaba su cara y comenzó a rascar la parte de atrás su cabeza. "Si. ¡Ella es agradable! Y, bueno... no le importa que sea quirkless." Izuku internamente esperó que su madre no entendiera las implicaciones mientras seguía hablando. "Y yo... Himiko necesita un amigo. Uno de verdad, alguien que sepa quién es ella realmente."

Inko sonrió a su hijo y cruzó sus manos en su regazo. "Ella necesita más que eso. Creo que necesita una familia."

Los ojos de Izuku se abrieron ampliamente. "Mamá... ¿Lo dices en serio?"

Inko miró a su hijo y él podía ver el fuego en sus ojos. "Cuando hable con Nezu esta mañana, él me hizo darme cuenta de lo desafiante que sería si Himiko viniera a vivir con nosotros. No sería fácil para ninguno de los dos. Pero he visto lo feliz que has estado estos últimos días." Ella le dio una sonrisa resignada a Izuku. "Y estoy segura que si alguien más la cuidara igualmente pasarías mucho tiempo con ella."

"¿Lo dices muy en serio?" Izuku se animó.

Inko agarró sus palillos. "Nezu me dio la información para contactar con sus abogados mañana. Necesitamos hacer muchos durante estas próximas semanas si queremos que viva con nosotros, por eso quería saber que estabas de acuerdo con eso."

Izuku asintió vigorosamente "¡Por supuesto! ¡Ayudaré de cualquier forma que pueda!"

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Conforme pasaban los días, Himiko se acostumbró a su nueva rutina en el hospital. Despierta, ordena el desayuno, hace algún ejercicio ligero para que la sangre fluya, come el almuerzo, y tiene una sesión con su consejera o con un terapeuta. Después de eso, espera a ver si tiene alguna visita ese día.

El martes fue tan malo como Kan le había advertido que seria. No solo no vio a los Midoriya, sino que se vio forzada a hablar con unos abogados. Incluso cuando le juraron estar de su lado y trataron de ser amables, sus preguntas fueron duras, forzándola a revivir algunos de sus peores recuerdos mientras se preparaban para sus dos casos.

Cuando terminaron la dejaron sola, con su cena ya fría al lado de su lavabo. No tenía ganas de ir a calentarla, simplemente se recostó en su cama, abrazando al conejo de peluche verde.

Tal vez ella podría ser egoísta y pedir un segundo animal de peluche la próxima vez que vengan los Midoriya.

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"¿Dónde quieres que ponga esto?" Pregunto Izuku mientras sacaba un montón de revistas de héroes de la habitación extra, la cual habían convertido en una oficina para aprovechar que el trabajo de Inko se podía hacer desde remotamente.

Inko levanto la mirada del interminable papeleo que estaba llenando para volverse una madre de acogida. "¿Quieres conservar alguna de esas?"

Ella examino las portadas desgastadas con ojo crítico. Izuku siempre amaba revisar esas revistas cuando era pequeño, pero no puede recordar la última vez que leyó alguna de ellas.

Familia Más Allá de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora