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El reino de camelot fue tomado en tan poco tiempo por la raza demoníaca.

Las grandes puertas se abrieron mostrando la llegada de Meliodas y compañía.
- Vaya, vaya, hermano al parecer vienes muy bien acompañado
Zeldris se levantó del trono y caminó en dirección a su hermano
- Sabes lo que quiero Zeldris, deseo ocupar el lugar como el próximo Rey Demoníaco

Las discusiones sobre quién sería el sucesor fueron cada vez más grotescas, Estarossa al despertar ya recuperado decidió el quedarse con Elizabeth sin embargo, era más que claro que el rubio no estaba para soportar a ninguno de los dos en estos momentos.
- Ninguno de ustedes tienen algún tipo de derecho en reclamar algo
Ordenó con enojo utilizando de su poder Demoníaco.

Sakura tocó el hombro de Meliodas y mirando a los hermanos del hombre quienes estaban siendo golpeados en el suelo por la fuerte gravedad
- Meliodas déjalos al parecer entendieron tu punto de vista

Acatando la petición de la rosada los agraviados solo se levantaron.

El tercer hermano (Estarossa) se posicionó estando detrás de Elizabeth con la finalidad de tenerla bajo su Merced. Sakura quien pudo sentir aquella pequeña corriente de aire también cerca suyo levantó su pierna y logró encestar un dura y certera patada en la quijada del demonio haciéndole retroceder unos cuantos metros hacia atrás.
- Eres peligrosa y astuta, eso me gusta, tienes puntos a favor

El rubio tomó de la muñeca a Sakura colocándola detrás suyo en modo de protegerla
- Ella es mía Estarossa ni se te ocurre ponerle un solo dedo encima o te mato

En pocos minutos Meliodas logró convencer a Zeldris de estar de su lado al igual que el nombrado tambien lo hizo con Estarossa.

- Es un ¿Milagro?, ambos aceptaron ayudarte en la recolección de los mandamientos. Dime Meliodas por curiosidad que le dijiste a tu hermano.
Consultó con dudas la de ojos esmeralda
- Nada importante, andando síganme
Las dos mujeres sin decir más siguieron al rubio hacia una habitación un tanta lejana del trono.

Al llegar las discusiones entre la diosa y el demonio comenzaron, por otro lado Sakura era quien se mantenía al margen de todo esto. Después de todo ella no tenía nada que ver con las maldiciones que sus padres les habían puesto a las dos almas de distintas razas.
- ¿Por qué tienes que ser tú el rey? No lo hagas

- Escucha elizabeth, quiero terminar con nuestras maldiciones. Quiero ser sincero contigo ahora mismo, en todas tus reencarnaciones nunca dejé de amarte, hasta hace años atrás en dónde pude entender que me enamoré con total locura de otra mujer.

- ¿¡Y esa mujer es ella!? Meliodas, Sakura solo es un maldito gusto.
Gritó alterada Elizabeth sin dejar de mirar al dragón de la ira aún señalando con su dedo la presencia de la pecadora.

- Lo que siento por tí es un cariño sincero de aprecio. Pero, por Sakura, el querer su perdón, el desear besarla y tenerla a mi lado es más que cariño, es una amor sin frenos.
Confesó sin remordimiento o duda alguna.

Elizabeth más enojada que antes trató de encestar una cachetada al rubio aunque fue detenida de la muñeca por parte del hombre. 
- Idiota...
Fue lo último que dijo la albina antes de activar su poder de diosa e irse volando del Camelot, al parecer tenía pensado ir junto con el resto de los pecados.

Sakura se levantó de la silla en dónde estaba y le tendió la mano a su amante logrando que este logré pararse una vez más.
- Más serio no pudiste ser... Pero, de verdad todo lo que dijiste es lo que sientes verdaderamente por mi persona...

Última Pecadora©✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora