Corrieron tan rápido como pudieron, intentando pasar desapercibidos para aquellos que no parecían ser humanos, hasta que finalmente llegaron hasta el auto de Jason, quien aún se miraba perturbado por lo que había ocurrido hace una media hora atrás.
Una vez sentado frente al volante, largó un suspiro, y clavó la vista en sus manos, en un intento por poner orden dentro de su cabeza. Dirigió dos de sus dedos hacia un costado de su frente, y entonces recordó el golpe que se había dado ahí; al alejarlos, observó que estos se habían mojado con su sangre.
Judy le dirigió la palabra.
-¿Estás bien? -preguntó. Y Jason contestó sin mirarla:
-No.
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la noche se manifestó oscureciendo los cielos, la luna suplantó al sol, y cubrió a la ciudad con un manto de su tenue luz. En las calles reinaba un silencio tan abrumador que Jason sintió que se hallaban caminando entre las penumbras de una ciudad fantasma.
Llegar a su departamento no fue cosa fácil. Cada tanto oían gritos agudos, gruñidos y uno que otro vidrio quebrándose. Cautelosamente, subieron las escaleras, cuidando de no hacer ruido. Judy iba detrás de Jason, quien cada tanto frenaba para agudizar el oído y asegurarse de que no había nadie.
Y no fue hasta que pudieron llegar hasta el piso en donde se encontraba la habitación de Newsted que se toparon con algo que nadie en su sano razonamiento querría ver.
Un chico devorando salvajemente las entrañas de una chica. Su cara y sus manos, bueno, su piel en general, estaba cubierta de sangre. A su lado, Judy se tapó la boca, reprimiendo un jadeo, mientras unas cuantas lágrimas corrían por su cara.
Jason tragó saliva, su habitación estaba al otro lado del edificio, y no podían cruzar por el pasillo, no con ese tipo ahí. Miró a su alrededor, pensando en qué hacer. Y luego su mirada se topó con cristales provenientes de una ventana rota. Ideó algo en un santiamén, y con el mayor de los cuidados, se estiró para alcanzar un fragmento de vidrio, mirando de reojo al chico que seguía centrado en la tarea de comerse los intestinos del cuerpo sin vida frente a él.
Tragó saliva nuevamente, y su mano comenzó a tiritar.
Se estiró un poco más, hasta que la punta de sus dedos rozaron con el cristal, e intentó arrastrarlo un poco más hacia él. Sin embargo, esta acción provocó un ruido más fuerte del que pensó, y rápidamente, casi de forma automática, el chico se volteó hacia Jason.
-¡Mierda! -soltó, cuando aquel monstruo echó un grito y se lanzó hacia ellos con furia. Con rapidez, Jason tomó el filoso objeto y lo clavó con fuerza en la cabeza del chico cuando este estuvo lo suficientemente cerca.
Ahora era él quien tomaba el control, y en un rápido movimiento, perforó la frente del muchacho por completo y, segundos después, éste dejó de moverse. De pronto oyeron más gritos inhumanos y pasos apresurados, y eso fue suficiente para que Jason tomara a Judy de la mano y salieran corriendo nuevamente.
