one shots, enzo vogrincic ✓

𝐈. Older

TODO ERA IMPOSIBLE ANTE TUS OJOS, EL ERA ALGO IMPOSIBLE, SOLO ERAS una simple maquillista de 23 años... eras su simple maquillista. Pero eso no te hizo rendirías, él era un hombre soltero... era el hombre que tanto necesitabas.

Ante tus ojos era el hombre perfecto, el que querías y tendrías.

Un hombre responsable, carismático, alegre y sobre todo muy guapo, el hombre más bello que habías visto a lo largo de toda tu vida.

Eras adulta, y toda delta sabia lo que quería... y lo que tú querías era a él, a él y solo a él.

Siempre creíste en el destino y en las casualidades, y estas creencias se hicieron más fuertes cuando te convertiste en la maquilladora de Enzo por tercera vez.

Otro proyecto se hizo aparición y consigo te trajo otro trabajo que duraría meses, otra película. Cuando pensaste que jamás volverías a ver a Enzo él apareció, bajo de aquel entró por aquella puerta del camerino.

Entro con su perfecta y brillante sonrisa que te derretía como un helado. 

Se podía ver el brillo en tus ojos, ese brillo que reflejaban un amor inmenso que le habías agarrado a aquel hombre que estaba tan profundo en tu corazón.

A Enzo se le vio feliz al verte allí y eso te aceleró tu corazón, esa hermosa vos y es repentino afecto del hombre hacia ti te hizo tener un poco de esperanza, esperanza de que él también sintiera lo mismo que ti.

Aquí no importó que trabajas como maquilladora en una película importante, solo te importaba estar cerca de él, de estar cerca de su ambiente alegre y maravilloso.

Él era maravilloso, por lo tanto, hacía tu mundo maravilloso.

Tenías esperanza. Él estaba soltero, era alguien responsable y un hombre muy amable y caballeroso, él era el hombre que querías.

Por lo tanto, no te rendiste, lo diste todo, diste todo para conquistar a Enzo... cada acción, cada palabra, cada pequeña cosa, esperabas que funcionara para conquistarlo... sin saber que ya lo tenías a tus pies.

Ese hombre estaba a tus pies y tú no sabías, no sabías que él estaba completamente loco por ti.

- Es como si el maquillaje me pesará, se me caerá la cara - dijo Enzo tirándose hacia su izquierda, donde tú estabas buscado las cosas correspondientes para quitar en maquillaje del hombre, sentiste el peso de la cabeza de Enzo en tu estómago y rápidamente lo miraste.

Sonreíste divertida y alborotados tu pelo castaño, lo empujaste divertida y tomaste unas toallitas desmaquillantes.

- Sos un exagerado, Enzo - dijiste poniéndote otra vez a su lado, él solo miraba atreves del espejo del camerino, viendo como tomabas con delicadeza su rostro y pasabas cuidadosamente aquella toalla húmeda por su cara.

- No lo soy - negó con la cabeza mientras retenía su risa al verte frustrada, al ver que no se quedaba quieto - soy un buen bromista.

- Lo que sos es un inquieto, pareces un nene - dije tomando su rostro y haciéndolo girar para que me mire - Quédate quieto o si no te voy a agarrar del pelo.