RED

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28 de Julio, 2023

Me despierto apenas suena mi alarma y maldigo al aire. Volteo a ver a la ventana de la habitación, el cielo estaba gris, casi negro y gotas caían sin cesar. ¿Me quería quedar todo el día en la cama? Si. ¿Me podía quedar todo el día en la cama? No.

Me incorporo en la cama y estiro mis brazos, seguido de un bostezo. Camino hacia el baño, abro la llave del agua caliente y en lo que espero que se caliente el agua, me lavo los dientes. Entro en la regadera y me relajo a la sensación del agua caliente en mi espalda. Salgo de la regadera, escucho que tocan a la puerta. Con la toalla envolviendo mi cuerpo, me dirijo a la puerta y la abro.

-Gran manera de recibirme. -dice el francés con una sonrisa. Rodé los ojos y solté una pequeña risa.

-Cállate. -dije poniéndome de puntitas para besar suavemente sus labios. Cerró la puerta detrás de él. Se sentó en la orilla de la cama y me jaló de las piernas hacia él, colocándome entre las suyas. Acaricié su mejilla con una de mis manos y besó mi palma. Puso una mano en mi nuca y la otra en mi espalda baja, atrayéndome hacia él. Examinó toda mi cara con la mirada, terminando en mis labios para después besarlos. Profundizó el beso, se volvió más intenso, más rápido, su mano que estaba en mi espalda baja se movió hacia mi muslo, acariciándolo. -Me tengo que arreglar, Pierre. -me separé de él, dejándolo en la cama, regresé al baño y sequé rápidamente mi cabello para después agarrarlo con una pinza, dejando unos mechones sueltos en el marco de mi cara. Me puse unos leggings negros, una playera básica y encima de esta una sudadera negra. Salí del baño y me senté a un lado de Pierre para ponerme las botas negras que había elegido y en realidad sólo traía conmigo, aparte de unos converse blancos.

-¿Desayunaste? -preguntó poniéndose de pie.

-Aún no pero lo haré cuando lleguemos al circuito. -le regalé una sonrisa y me paré también.

Había conocido a Pierre en 2017, yo tenía 18 años, ese año cumplía 19 y él tenía 21. Mi padre nos presentó. En ese entonces era team principal de Toro Rosso y ese año debutó Pierre en esa scuderia. Desde que nos presentó mi padre, prácticamente nunca nos hemos separado.

Pierre caminó a la puerta, lo seguí y la abrió, ahí estaba él, recargado en el marco de la puerta, con esa ridícula sonrisa. Rodé los ojos.

-Justo a tiempo. -dijo el monegasco saludando a su mejor amigo.

-Yo soy muy puntual. -mencionó Pierre, dándome el paso. Me limité a ver al castaño que estaba afuera de mi habitación.

-Alba. -dijo en forma de saludo.

-Leclerc. -dije y caminé hacia el elevador, pulsé el botón y las puertas se abrieron.

Pierre y yo teníamos una relación que no era relación. Éramos buenos amigos con algunos derechos, siempre había sido así y estábamos bien con eso.
Se dió poco después del año de conocernos, éramos muy cercanos. Una noche las cosas se pusieron intensas después de un par de tragos en su departamento y escalaron.

Charles y Pierre han sido amigos toda su vida, eran los mejores amigos. Tenía que lidiar con eso. Nunca me cayó bien y no entendía el por qué era mejor amigo de Pierre cuando Charles es el ser más insoportable y arrogante del mundo pero Pierre se llevaba muy bien con todos, hacía amigos en cuestión de segundos.

Llegamos al circuito de Spa, Charles y Pierre se fueron a sus respectivos boxes y me dirigí a Red Bull. Mi padre era team principal de Red Bull desde 2019, siempre había traído a Pierre de la mano hasta que fue reemplazado por Alex Albon. Mi padre nunca estuvo conforme con esa decisión y lo hizo piloto de Alpha Tauri, a los 3 años, firmó contrato con Alpine.

DON'T BLAME MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora