15. Sueños.

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Calle caminaba a casa abatido, lleno de rabia, tristeza y miles de sentimientos. *Esto es tan injusto ¿por qué morí? ¿Por qué te amo? ¿Por qué me amas? ¿Por qué no puede decirte la verdad?* -pensaba. No aguantó más y lanzó un grito al aire. Poché no estaba mejor, tenía miles de sentimientos en el cuerpo y miles de pensamientos en la cabeza. Estaba confundida, sentía que le había fallado a Calle, pero también recordaba el beso y no importa cuánto lo negase, lo había disfrutado. Sentía tantas cosas por el chico, y a la vez, no podía dejar de amar a Calle. No parecía justo.*Calle perdóname, perdóname por favor. Prometí que mi corazón siempre sería tuyo, y mis labios también. Tus labios fueron los últimos que bese y no quise volver a besar otros... hasta hoy* -confesó abatida, con lágrimas en los ojos, pero a la vez tocándose los labios y recordando la sensación de aquel beso. Siguió desahogándose con su Calle hasta que se quedó dormida.

Esa noche, una batalla se desató en los sueños de Poché, soñaba con Calle y luego veía al chico, recuerdos de ambos llegaban a su cabeza. De pronto los vio parados frente a ella, ambos le ofrecían su mano y ella no sabía que hacer. Veía a los dos y sentía cosas muy fuertes por ambos. Volteó a ver al chico y luego a Calle, quien le sonrió; esa sonrisa y esos ojos avellana fueron suficientes para que Poché dejara las dudas y decidiera tomar la mano de la chica. Calle la tomo por la cintura y la morena rodeó su cuello con los brazos.

–Poché, te amo –la morena sonrió ampliamente

–Y yo a ti. Siempre lo haré – Sus rostros se fueron acercando, hasta que se fundieron en un beso. En ese momento la morena se despertó. Tocó sus labios sonriendo, y tuvo la extraña sensación de que Maxi y Calle besaban casi igual. Se paró, tomó unas hojas de papel y una pluma y comenzó a escribir una carta.

-Ya lo decidí papás. No hay más que decir –decía Poché a sus padres

-Pero hija, no crees que estés exagerando –comentó Martha.

-No. Es lo que debo hacer y punto –dijo con confianza

-Bueno, entonces no nos queda otra que apoyarte con tu decisión – dijo Juan Carlos

-Gracias, se lo agradezco. Sé que no será fácil, pero debo hacer lo que debo hacer

-Así es hija, será difícil pero sabemos que tú sabes lo que haces –agregó Martha

-Bueno, los veo al rato. Deséenme suerte

-Suerte –dijeron al mismo tiempo. Poché salió de la casa con rumbo a su destino

-Pobre muchacho – comentó Juan Carlos a su esposa

-Lo sé. Y pobre de nosotros ¿Qué haremos sin nuestra princesa?

Poché había decido irse por un tiempo. Tomar distancia, alejarse de todo y si se podía olvidarse de todo también. Necesitaba aclarar su cabeza. Sabía que siempre amaría a Calle, pero estaba consciente de que ella se había ido y sus sentimientos por el chico eran reales y fuertes. Su cabeza era un desastre y su corazón también. Un tiempo a solas, le vendría bien. Le había escrito una carta a Maxi, explicándole las cosas, confesándole otras, disculpándose con él y básicamente, diciendo adiós.

-¿Ya abriste tu regalo? –preguntaba con ilusión Eva al chico

-Eva, lo siento tanto nena, no he tenido chance. –Eva puso una cara de decepción -¿Te parece si lo abro ahorita? –Agregó el chico sonriéndole a su amiga

-¡Sí! – contestó con felicidad. Calle tomó el regalo y lo abrió; sus ojos brillaron

-¡Eva! ¿Es acaso...? –Preguntó emocionado, sosteniendo una cadenita con una cruz

-Sí Calle, es tu cruz – respondió con una sonrisa la joven chica. –Cuando te pasó, lo que te pasó, a tu mami le devolvieron tus cosas y ella preguntó por tu cruz, pero dijeron que no llevabas ninguna cruz. Se nos hizo muy raro porque tú siempre la llevabas. A los dos días de que te fuiste de vacaciones al cielo, fui a la calle donde te atropellaron, porque Lord Tubbington me dijo, y vi que algo brillaba. Me acerqué a ver y... ¡era tu cruz, Calle! –Dijo emocionada –La agarré y vi que la cadenita estaba rota. Así que decidí guardarla para cuando volvieras – terminó con una sonrisa su historia.

-Vaya que gran historia – dijo el chico –Gracias Eva. Te quiero –agregó y le dio un abrazo a su amiga.

-Qué bello relato Eva – comentó Mafe

-Siempre he dicho que mi novia es un genio – agregó la polinesia

-Bueno, en realidad el genio es Lord Tubbington. Él me dijo que fuera, él me dijo que Calle volvería de sus vacaciones al cielo, y él fue el que me dijo que Maxi era Calle

-Comienzo a tenerle miedo a ese gato – bromeó Calle

-Yo también – dijo Laura, pero al parecer ella si hablaba enserio

-¿No vas a ponértela? – Preguntó Evaluna

-Am Eva, no lo sé. No creo que sea buena idea que ande por ahí con la cruz de Calle – contestó el chico

-Pero tú eres Calle – dijo la joven chica

-Pero eso sólo ustedes lo saben

-Porfa Calle –suplicó Evaluna –Sólo por hoy, lúcelo para nosotras

-De acuerdo – dijo Calle resignado, poniéndose la cruz.

-Bueno ¿y vas a decirnos para que nos citaste? – Cuestionó la polinesia

-Quería contarles lo que pasó con Poché, ayer.

Calle les contó a las tres, lo sucedido la noche anterior. Se desahogó, dejando salir todo.

-Tranquila hija, piensa que por lo menos ahora, bueno no sé, serán más cercanos y ella se dará cuenta – trataba de consolarlo su madre

-Madre, ¿cuánto tiempo ha pasado y ella no parece darse cuenta de nada? Estoy cansada, no puedo hacer esto y aparte no creo que ella este muy contenta con lo que pasó. Estoy segura de que está enojada conmigo. Ya les dije que me corrió.

-Pero si se dejó besar es por algo – dijo Laura –seguro que siente cosas por ti. ¡Debe de! Eres su Calle y ella debe sentir eso. Ese beso debió decirle algo. Tal vez por eso te corrió, porque se asustó

-No lo sé, no lo sé –decía el chico desesperado, cubriendo su rostro con las manos

-¡Ánimo Calle! ya verás que Poché se dará cuenta y se pondrá contenta de saber que estás viva – lo consoló Evaluna.

-Gracias Eva, gracias a todas. Ustedes hacen esta situación soportable. No saben cómo me mata no poder decirle la verdad 'Hey Poché, soy yo, Calle. Estoy viva... o algo así. -El ruido de un jarrón rompiéndose hizo que las cuatro voltearan a ver. El corazón de Calle se detuvo cuando vio que había sido Poché.

Aún en la muerte, te amare (Adaptación Cache)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora