¡Bienvenido a St.George Times School!

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Ser padre soltero de dos adolescentes no era nada fácil. Pero en serio, NADA fácil. Y lo era mucho menos cuando el juego favorito de tus hijos era jugar a las carreras de bicicletas en el patio trasero y al regresar, llenaban todo de lodo.

Se bañaban y dejaban todo tirado.
Se peleaban por saber quién vería la televisión primero.
Se quejaban porque uno quería comer pizza y el otro hamburguesas.
Discutían porque a uno le gustaban los takis azules y a otro los takis rojos. (Crowley siempre había sido de la opinión de que los azules picaban más que los rojos).
Se burlaban porque, a uno le gustaba leer comics de ciencia, y al otro le gustaba leer libros de ciencia.

En conclusión, no era NADA fácil cuando tus dos hijos discutían por qué lado la mosca había pasado primero.

En este momento Crowley se encontraba corriendo de un lado para otro por toda su casa porque se les hacía tarde para ir a la escuela. Warlock se había levantado tarde. Adán no quería bañarse. Y Crowley no había impreso las copias para sus alumnos de la escuela.

— ¡NIÑOS! ¿¡Cuántas veces les he dicho que dejen sus cosas arregladas para la mañana!? ¡Ahora tengo que estar buscando las malditas loncheras y sacando los trastes porque a mis hijos les pareció buena idea no sacar los malditos tuppers! — Decía Crowley mientras destapaba los trastes, los echaba al fregadero y terminaba de cortar la manzana en rodajas para Warlock y el sándwich sin orillas para Adán. — ¡Ya está su comida! Agarren sus cosas y súbanse al carro. Y ¡YO NO ME REGRESO POR CARTULINAS OLVIDADAS! — Continuaba gritando mientras buscaba sus llaves.

Una vez en el carro, se puso el cinturón y apretó el acelerador tanto que Warlock juraría que un poco más y el pie de su papá tocaría el pavimento de abajo. Adán solo creía que, si sacaba una mano, posiblemente se le doblaría hasta perder el brazo completo.

— Okeeeey, niños, a ver. Sé que lo repito cada inicio de año, pero en su caso, me parece importante recordárselos de nuevo — Crowley meneaba las manos y observaba a sus dos criaturas por el retrovisor — Es un nuevo año. Están en segundo de secundaria y sé que creen que son grandes, pero en realidad aún cometen muchas tonterías. Dicho esto, les pido que se comporten, hagan las actividades, y, por lo que más quieran, NO se peleen. Adán, tu- —.

Fue interrumpido por su hijo anteriormente mencionado — Lo sé, papá. No prender fuego en el laboratorio de química. No grabar al profesor Bastian NI ningún otro maestro mientras se equivocan al hablar. No correr por la escuela como caballo desbocado. Y — Continuó antes de que su papá lo interrumpiera — No seguir las ideas locas de Brian, las ideas políticas de Wensleydale y las huelgas de Pepper. En sí, no meterme en problemas —. Finalizó con un dedo señalando a su padre como si él fuera el mayor en ese carro.

— Ngh. Bien, que bueno que lo entiendas. Ahora, Warlock... —.

— Perfectamente claro, querido padre. No iniciar peleas. No perseguir a Adán por toda la escuela. No molestar a los niños por no saber que contestar en la clase; ya entendí que no todo tenemos las mismas capacidades. No encender la alarma de incendios. No poner música que asuste a mis compañeros y, de nuevo, no molestar a Adán por andar con un grupo de ñoños. ¡HEY! —. Gritó tras recibir un golpe de Adán en el brazo.

Crowley solo podía reírse de sus dos hijos. Ambos eran sumamente inteligentes, creativos y bastante divertidos. Ser papá era difícil, claro que lo era, y ser papá soltero era aún más complicado; pero, sin duda alguna, Crowley no cambiaría nada de su pequeña familia ni de su historia, porque gracias a todo lo que habían vivido años atrás cuando Warlock y Adán tenían 2 añitos, ahorita se encontraban en este momento.

No es que lo dijera siempre, pero Anthony estaba orgulloso de sus dos pequeños hijos.

Anthony impartía la materia de biología en la escuela St. George Times School. Había llegado apenas unos meses atrás cuando decidieron que lo mejor era mudarse y experimentar cosas nuevas. Como si todo lo hubiera escuchado una entidad superior, una oferta de trabajo llegó a sus vidas unas semanas después.

Until We're readyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora