El tour

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Aziraphale pensaba que los cambios eran buenos. Es decir, si no lo pensara ni siquiera estaría aquí en este momento. Pero una cosa era pensar que los cambios eran buenos y, otra muy grande, adaptarse a ellos.

En definitiva, lo que más le costaba a Aziraphale era aceptar el hecho de que a alguien pudiera agradarle su personalidad: Toda nerviosa e insegura. Incluso que le agradara el simple hecho de verlo por ahí. No es que luciera extremadamente atractivo o la clase persona que quiere hacer muchos amigos.

Aziraphale odiaba eso de él. Odiaba ser inseguro. Por que creía fervientemente en que jamás vas a tener a nadie contento y que nadie debería decirte que hacer con tu vida. Mucho aparte de que, no debía importarle lo que los demás le dijeran. Pero en realidad, era muy complicado. En especial cuando durante toda su vida muchas personas le repitieron que "estaba gordo", que "no debería de comer más azúcar o reventaría", o en especial aquella de, "nadie te va a querer si no luces bien físicamente".

En realidad, ¿qué quiere decir "lucir bien físicamente"? Hay muchas personas y todas son distintas y, a ninguna parece importarle lo que los demás piensen, pero a él, a Aziraphale Fell, sí que le importaba y se sentía un asco por eso.

Había personas extremadamente delgadas, que se sentía bien con su cuerpo y eso era maravilloso, porque lucían maravillosas (al menos eso pensaba, Aziraphale). Había personas "promedio", no tan delgadas, no tan suaves. Un punto medio, tal vez el punto perfecto. Pero bueno, muchas de esas personas también querían ser un poco más delgadas. Y claro, luego estaba Aziraphale; no estaba taaaan suave, pero tampoco era puro hueso. El entraba en el grupo de personas que "querían ser mucho más delgadas". La cosa era que, por alguna razón, fuera como fuera una persona físicamente siempre se veía super bien. Todos. Todos excepto él.

A decir verdad, y si se piensa correctamente, una persona nunca está a gusto completamente con su cuerpo y las características físicas de este. Los que son chinos, quieren ser lacios. Los de piernas gruesas, quieren tener piernas delgadas. Los que tienen manos o pies grandes, quieren tener manos o pies pequeños. Los que tiene ojos azules, quieren tener ojos cafés, azules, grises, violeta, arcoíris, etc. Y todo eso anterior, viceversa también.

El secreto estaba en "aceptarte tal y como eres". Una verdadera tontería si le preguntaran a Ezra.

Definitivamente estaba jodido. Súper jodido.

Y bueno, por supuesto, esa era la razón por la que Aziraphale no quería volverse a topar con el profesor Crowley. Ese tipo era todo lo que él no era. Y el simple hecho de haberse acercado a él, no quitarse las gafas, apretarlo duro y luego, sin decir nada más, darse la vuelta y salir por la puerta; lo hacían sentir inseguro. Le daba miedo.

Posiblemente lo había juzgado mal. "Nunca hay que juzgar un libro por su portada", se repetía (Frase totalmente cierta. Ezra había leído varias obras de la literatura clásica sin esperanza alguna y al final, no sabía cómo continuar su vida). Pero la inseguridad seguía ahí.

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Poco después de que el profesor Crowley y los demás maestros salieran por la puerta. El subdirector le indicó el camino a su salón. El profesor Fell le daría clase de literatura a primero A y C, segundo B, E y F, y, por último, tercero A, E y D.

Y así, el subdirector salió de la sala de maestros, no sin antes desearle un buen inició de semana y recordarle, que al finalizar sus clases (a las 12 pm) del lunes; debía dirigirse a la oficina de coordinación para que la coordinadora de maestros le diera un recorrido por toda la escuela, su horario, algunas reglas, ubicaciones importantes y demás.

Until We're readyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora