Prólogo

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El paso del tiempo se volvió tan indiferente que se sentía como un par de horas en la vida de cierto individuo. Lo que una persona es capaz de hacer para recuperar lo perdido puede llegar a ser aterrador. ¿Qué estás dispuesto a sacrificar para obtener lo que deseas? El egoísmo y la desesperación pueden volverse un veneno mortal para todo aquel que rodee a esa persona. Todo va a perecer a su alrededor, y no parece interesado en eso.

Duxo, un ser que alcanzó un poder inconmensurable que se compraba con un Dios estaba desesperado por detener las manecillas del destino con el único objetivo de mantener a su mejor amigo con él por la eternidad. Sus intentos fueron tantos que se perdió la cuenta de las veces que conjuro un hechizo para frenar el destino. Su deseo lo orillo a utilizar su capacidad y poder para transportarse a diferentes universos donde su compañero estuviera vivo. La primera vez que lo vió de nuevo después de tanto tiempo lloró de la alegría, incluso sonrió; había perdido sus emociones cuando él se fué. Su felicidad fue tanta que decidió tomar el lugar del Duxo de esa dimensión. Él se mató a si mismo sin ningún tipo de piedad.

Había pasado por tanto; tuvo que sacrificar su alma y ser consumido por sus demonios para tener a Aquino con él. Y valió completamente la pena cuando lo tuvo frente a frente. Vivió un largo tiempo a su lado, pasando por aventuras y enfrentándose a los enemigos que se les ponían delante. Solo ellos dos... Por siempre.

Hasta que...

Aquino murió, otra vez. En sus brazos su mejor amigo volvió a perecer, presenciando como sus ojos perdían su brillo y se despedía con una sonrisa. No pudo evitarlo, incluso con todo su poder no detuvo su destino y aquél se desvaneció frente a sus ojos. De nuevo él lo perdió. Su dolor se incrementó y volvió a repetir el proceso: Buscar una dimensión, tomar el lugar de su versión en ese mundo y vivir sus días con su mejor amigo. Sin embargo, no importaba cuantas vidas tomase, cuánto poder tuviera ni los universos que destruía, no podía hacer que Aquino siguiera vivo. Ya no sabía cuántos Aquinos vió morir en sus manos, y todos se despedían con una sonrisa, sin importar que personalidad tuvieran o en que contexto vivieran; su sonrisa siempre era lo último que Duxo veía.

La locura empezó a consumirlo y su ambición por tener el poder suficiente lo orillo a actos atroces y despiadados. Creó mundos, destruyó mundos, tomó universos, desapareció universos. Asesinó a sus amigos, revivió a sus amigos. Nada funcionaba.

Ahogado en su agonía aquél dejó de intentarlo; se rindió. Decidió pasar la eternidad en un lugar oscuro, vacío y flotando a la deriva en un universo sin luz. Acompañado únicamente de su maldad y tristeza. Debido a su gran poder él no podía morir, sin importar lo que intentase no era capaz de irse al más allá con su amigo. Estaría solo hasta el fin de los tiempos.

Y así continúo la vida de un hombre desdichado. Dejó de tomar universos y acabar con vidas inocentes, observando únicamente a la distancia desde su pequeño "reino" de las tinieblas. Viendo a su mejor amigo en sus respectivos mundos, siendo feliz hasta su día final. Los años pasaron como el agua; fluyendo sin control y con una rapidez impresionante. ¿Cuándo había perdido el sentido de su existencia?

Al menos todo siguió igual, hasta que cierto día apareció frente a sus ojos un Aquino un tanto inusual. Ese Aquino no era como los demás, él se parecía tanto a su mejor amigo. ¿No es algo estúpido considerando que todos tenían el mismo aspecto (Con algunas excepciones)? Probablemente, solo que aquél desprendía una luz similar a la de aquél que perdió, una luz igual a la de su verdadero Aquino. Ese Aquino tenía flores en sus cabellos y parecía interesado en la magia «Era como él, era literalmente él.» En todo ese tiempo no se encontró con alguien con esa luz idéntica. ¡Era su verdadero amigo! ¡No había dudas!

Con la noción de la realidad alterada Duxo decidió quedarse con ese Aquino. Sentía que con él las cosas podían ser diferentes, quizás a él si podría salvarlo. ¡NECESITABA SALVARLO!

Sin dudarlo abandonó su mundo y se transportó al de ese Aquino. Estaba dispuesto a matar a su Duxo cuando se topó con algo peculiar. En ese universo no existía un Duxo... De hecho, nadie parecía conocerlo. Habían versiones de sus amigos que vivían sus vidas sin tener conciencia de que existía alguien llamado Duxo, de hecho parecían muy felices a comparación de otros mundos... Todo en ese lugar era perfecto, sin él.

Pese a que la felicidad abundaba sin su presencia Duxo se negó a abandonar el lugar. Su egoísmo era más fuerte que la idea de que sin él, todo estaba bien. Aferrándose a la última esperanza de conservar a Aquino ignoró la paz y armonía de ese universo, creyendo que no sucedería lo mismo otra vez.

Lamentablemente que él haya interferido solo provocará una oleada de desgracias. Desgracias que todos desconocían en ese momento... Hasta entonces. ¿Por qué no disfrutarlo? El futuro siempre será incierto...

En Contra Del Destino - |Duxino| [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora